Después de pasar una noche divertida con Julia, donde rieron y compartieron anécdotas, Oliver sintió que el peso de sus preocupaciones había disminuido un poco. La cena había sido agradable; se habían sentado en su restaurante favorito, donde la comida era tan reconfortante como la compañía. Cada bocado lo hizo sentir un poco más normal, un poco más en paz.
Cuando finalmente llegaron a su apartamento, la luna iluminaba el camino, y las estrellas brillaban en el cielo. Se detuvieron frente a la puerta y Julia lo miró con una sonrisa.
—Bueno, aquí estamos —dijo, ajustándose la mochila en su hombro—. Espero que no te quedes despierto pensando en cosas raras de nuevo.
Oliver rió suavemente. —Lo intentaré. Gracias por distraerme, de verdad.
—Siempre estoy aquí para eso. Cuídate, Oli —dijo Julia, dándole un abrazo rápido antes de alejarse
Él le devolvió el abrazo, sintiéndose agradecido. La conexión que tenían siempre lo hacía sentir un poco más ligero. Una vez que ella se fue, Oliver se giró para caminar hacia su apartamento, sintiendo una agradable ligereza en el pecho. Las luces de la ciudad brillaban a su alrededor, y el murmullo de la vida nocturna lo envolvía como una suave manta, subió en el ascensor y cuando llego abrió la puerta de su apartamento, dejando entrar el aire fresco de la noche.
El interior estaba en calma, y a pesar de que era un espacio pequeño, se sentía acogedor. Las luces estaban apagadas, y la única iluminación provenía de la luna que entraba por la ventana. Se tomó un momento para apreciar la tranquilidad antes de dejar que la puerta se cerrara detrás de él.
dejó caer su mochila en el sofá. Se pasó la mano por el cabello, sintiendo la satisfacción de un día lleno de risas y diversión. Caminó hacia la cocina, sintiendo la necesidad de beber un poco de agua para calmar la sed que le había dejado la cena. Se sirvió un vaso de agua y se acomodó en el sofá, disfrutando del silencio. No había necesidad de pensar en nada complicado; esa noche era para relajarse.
Mientras tomaba sorbos de agua, miró por la ventana, observando cómo las estrellas brillaban en el cielo despejado. Decidió que se merecía un descanso, así que encendió su computadora portátil y se puso a ver una serie que le gustaba. La trama lo absorbia rápidamente.
Oliver se dejó caer en su cama, agotado por el día. El suave zumbido de su computadora portátil en el escritorio indicaba que la había apagado después de ver algunos episodios de su serie favorita. El cansancio finalmente lo alcanzó. Sentía sus párpados pesados, y cada vez que parpadeaba, le costaba más volver a abrir los ojos. Decidió que era hora de darse un baño relajante antes de irse a dormir.
Arrastrando los pies, caminó hasta el baño, encendió la luz y dejó correr el agua caliente en la ducha. El vapor pronto comenzó a llenar el cuarto, empañando el espejo y envolviéndolo en una cálida niebla. El agua sobre su piel era reconfortante, como si le estuviera lavando el estrés del día. Después de unos minutos, salió, se envolvió en una toalla y caminó de regreso a su habitación, sus pies hundiéndose en la alfombra. Se vistió con ropa cómoda, se dejó caer en la cama y, antes de darse cuenta, el sueño lo envolvió por completo.
Horas después, mientras el mundo seguía en silencio y oscuro, Oliver fue abruptamente sacado de su descanso. Un sonido constante, sordo, como un golpe en la puerta. Entre el sueño, escuchó el sonido de la puerta siendo tocada repetido y molesto. Frunció el ceño, estiró la mano hacia su teléfono y miró la hora en la pantalla: las 4:00 a.m.
—¿Quien en su sano juicio toca a esta horas a una maldita puerta ? —murmuró con fastidio, mientras sentía cómo la rabia por haber sido despertado a esas horas se acumulaba en su pecho.
ESTÁS LEYENDO
Dulce Melodía
De Todoun cambio drástico en su vida lo lleva a abandonar todo lo que ha hecho,Oliver un chico normal se ve interrumpido por la presencia de dos seres que pondrá su mundo de cabeza