6. Juntos

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Algo que nota Carrera a medida que empiezan a construir lo básico en su lista es que Spreen se excedió con la suya. Es decir, el total de los tesoros básicos, intermedios y extremos que ha recopilado ya lo habilitan para pasar a la siguiente instancia, y no sólo eso, sino que fue agregando otros más allá de los requeridos, de manera aleatoria, como si no hubiera reparado en ese hecho.

No puede evitar que eso lo cohíba un poco. Hace que lo mire de reojo mientras Spreen organiza los materiales y habla vagamente de lo que está haciendo. Lo ve manipular las herramientas ágilmente y hablar con confianza y seguridad, volteando la cara para mirar a Carre de vez en cuando para asegurarse de que lo esté escuchando, de que lo entienda. Carre le sonríe y asiente a pesar de lo que está sintiendo, que es un poco de inseguridad.

Se encuentra a sí mismo pensando también en cómo se conocieron, hace tan poco. En cómo Carre corrió con todas sus fuerzas pero Spreen lo alcanzó, en cómo dio el más fuerte de sus golpes y Spreen lo esquivó como si fuera nada. Entonces se pregunta... ¿Qué hace este tipo que es extremadamente talentoso, probablemente un prodigio, armando las herramientas de Carre, que empezó la competencia tarde y fracasó aunque se estuvo entrenando para ello?

Quizás encuentra la respuesta en la sonrisa risueña que Spreen le devuelve cada vez que conectan miradas. En esa que le está dando ahora, y la que le regaló cuando Carre preguntó si lo había estado esperando. Recuerda el brillo de sus ojos cuando Carre le dijo su nombre por primera vez, la emoción en su voz cuando Carre aceptó jugar con él. Y la respuesta es simple: Spreen está ahí porque quiere. Quiere estar con Carre.

Para cuando terminan de construir lo básico en la lista de Carrera, ambos tienen hambre. Justo cuando Carre empieza a preguntarse qué podrían hacer, Spreen le revela la idea original que lo trajo al río, que es por lo que se deciden: pescar.

Pero Spreen no saca ninguna caña cuando se acercan a la orilla del río, y eso es porque van a hacerlo a su manera, según él, la manera de los osos. Y Carre sin querer descubre que es bueno para pescar como un oso, porque no lo ha hecho nunca antes pero sólo le bastan un par de indicaciones de Spreen para comenzar. Piensa que debe ser por sus reflejos innatos, su rapidez, su naturaleza felina en acción. Lo guía la adrenalina que le genera perseguir a los peces con los ojos, sin despegar la mirada de ellos hasta atraparlos en el aire cuando los eleva la corriente, incluso a veces impacientándose y sumergiendo las garras para hacerlos salir a la fuerza.

Al rato empieza a salpicarse y mojarse por lo brusco de sus movimientos, y sonríe jocosamente hacia Spreen, divertido. Aunque el Alfa tiene más práctica y más paciencia, descubre con deleite que él también se salpicó gran parte de la ropa.

Se miran por un segundo, lado a lado, y la sonrisa que le devuelve Spreen sólo significa una cosa: reto aceptado.

Entonces la pesca se convierte en una competencia entre los dos, ambos riendo a carcajadas y divirtiéndose en lugar de realmente concentrarse en ganar. No faltan las provocaciones, los comentarios de superioridad y las sonrisas socarronas. Le recuerda tanto a aquella tarde en la que corretearon juntos por el bosque, aquella vez que Spreen lo rastreó por su aroma tras verlo una sola vez, y lo encontró. Ciertamente el sentimiento que aflora en él es el mismo, y la está pasando igual de bien.

Tal y como aquella vez, no hay un ganador claro. Lo cierto es que han pescado más de lo que pueden comer, por lo se ven en la obligación de devolver algunos peces al río.

Luego comen juntos. Y allí Carre descubre que hay otra cosa que se les da muy bien a los dos además de la competencia: la charla. Se encuentran hablando constantemente, de nada en particular, haciéndose chistes. A veces parten por algún comentario de Spreen, una anécdota que Carre relaciona, por la que ambos terminan riendo. Pero lo que más se escucha es la risa de Spreen. Es un sonido armonioso, abierto y genuino que hace feliz a Carre, y que quisiera seguir escuchando más y más.

Bloom | happybearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora