Capítulo 3
El sonido de la lluvia seguía cayendo sobre las calles desiertas de Edge, un eco constante que llenaba el aire de melancolía. Cloud caminaba sin rumbo, aún con la mente envuelta en los recuerdos del callejón, el reflejo de Sephiroth en el charco, y esa sensación persistente de amenaza inminente. Pero ahora, la lluvia parecía actuar como una cortina que lo separaba del mundo real, sumergiéndolo más y más en una niebla de confusión y emociones mezcladas.
A medida que avanzaba, su entorno comenzó a desdibujarse. El frío del agua que empapaba su ropa ya no lo afectaba. Los edificios a su alrededor se difuminaban, y, antes de darse cuenta, se encontró de nuevo solo, pero esta vez, no era un callejón cualquiera. Todo parecía… diferente, extraño. Como si hubiera cruzado un umbral invisible entre la realidad y algo más profundo. Algo que no controlaba.
El aire se volvió más denso, cargado de una energía que Cloud reconocía de inmediato. Una energía oscura y envolvente. La presencia de Sephiroth estaba ahí, en cada rincón, acechando entre las sombras. Y, de pronto, lo sintió: no solo una sensación, sino una fuerza palpable.
—Cloud... —la voz suave de Sephiroth rompió el silencio, el mismo tono seductor que había escuchado antes. Pero esta vez, no venía de un charco ni de las profundidades de su mente. Estaba ahí, cerca. Demasiado cerca.
Antes de que pudiera reaccionar, sintió un agarre en su brazo, firme pero inusualmente… delicado. Cloud se giró con rapidez, su corazón latiendo con fuerza, y allí estaba él. Sephiroth.
El rostro de su enemigo era tan familiar como aterrador: el cabello plateado cayendo como una cascada de luz en medio de la oscuridad, los ojos verde-mako que lo perforaban con intensidad. Pero algo era diferente. No era el guerrero brutal que recordaba, no el ser que lo había manipulado con el odio y el poder. No, esta vez había algo más en la forma en que lo miraba.
—Te he estado esperando, Cloud. —La voz de Sephiroth era suave, casi susurrante. Su tono era extraño, carente de la violencia que Cloud siempre había sentido en él. No había odio, no esta vez. En su lugar, había algo... seductor.
Antes de que pudiera responder, Sephiroth lo empujó contra la pared del callejón que de alguna manera había vuelto a aparecer a su alrededor. El contacto fue frío, pero no doloroso. La lluvia seguía cayendo sobre ellos, pero todo lo que Cloud podía sentir era la cercanía de Sephiroth, el calor extraño de su cuerpo, la forma en que su mano se deslizó por su brazo, firme, controladora.
—¿Qué estás haciendo...? —Cloud intentó hablar, su voz se sentía ahogada. Pero no había respuesta. O mejor dicho, la respuesta fue el leve roce de la mano de Sephiroth deslizándose hasta su cuello, sosteniéndolo con una mezcla de poder y cuidado. El gesto era tan confuso, tan fuera de lugar, que Cloud no supo cómo reaccionar.
Sus instintos le decían que peleara, que levantara su espada y pusiera fin a esto. Pero su cuerpo no respondía. Todo en la atmósfera, en la forma en que Sephiroth lo tocaba, era desconcertante. El guerrero oscuro inclinó ligeramente la cabeza, sus labios rozando el oído de Cloud, enviando un escalofrío por toda su columna.
—¿Por qué sigues resistiéndote? —susurró Sephiroth, con una voz que mezclaba el control con una extraña suavidad. "Sabes que no puedes huir de mí. Nunca lo has hecho..."
El tono no era una amenaza violenta, sino algo más profundo. Algo que penetraba más allá de las defensas de Cloud, más allá de la superficie de su odio por él. Sephiroth no estaba atacándolo físicamente, sino de una manera diferente, más íntima, como si supiera que el verdadero poder sobre Cloud no estaba en la fuerza, sino en la manipulación emocional, en esa ambigüedad que lo dejaba paralizado.
—¡Basta! —exclamó Cloud finalmente, con la poca fuerza de voluntad que pudo reunir, empujando a Sephiroth lejos de él. Pero incluso mientras lo hacía, el contacto de sus manos le dejaba una sensación extraña, algo entre repulsión y... otra cosa que no podía definir. Algo que no quería definir.
Sephiroth retrocedió un paso, pero no se veía sorprendido. De hecho, una leve sonrisa se dibujó en sus labios, esa sonrisa cruel y condescendiente que siempre lo había acompañado. Pero esta vez, había algo más en sus ojos, algo que Cloud no podía identificar. Algo que lo hacía sentir aún más vulnerable.
—Cloud... —la voz de Sephiroth seguía siendo suave, seductora—. ¿Cuánto tiempo más vas a pelear contra ti mismo? Sabes que no puedes resistirte. Somos parte del mismo destino. No importa cuántas veces trates de huir, siempre estaré aquí, dentro de ti. Siempre estaré contigo.
El aire se volvió más pesado, casi sofocante. Cloud apretó los dientes, tratando de resistir la sensación de que las palabras de Sephiroth se estaban enroscando en su mente, infiltrándose en sus pensamientos más profundos. No era real, esto no podía ser real. Era solo otra ilusión, otra forma de manipulación. Pero, ¿por qué se sentía tan tangible? ¿Por qué sentía que su propia voluntad flaqueaba?
—Nunca estaré contigo, Sephiroth —logró decir, aunque su voz sonaba más débil de lo que esperaba.
Sephiroth dio un paso más hacia él, su presencia dominando todo a su alrededor.
—Eso no es lo que tu corazón dice. —Levantó una mano y, por un momento, Cloud sintió que el mundo a su alrededor se desvanecía. El toque de Sephiroth era frío, pero al mismo tiempo, su cercanía le transmitía una calidez extraña, un control absoluto. "Sabes que tarde o temprano, volverás a mí. No importa cuánto te resistas. Siempre estarás bajo mi sombra."
Cloud cerró los ojos, tratando de despejar su mente. No podía dejar que Sephiroth lo controlara, no otra vez. Pero la batalla no era física, no esta vez. Era interna, una lucha contra algo mucho más oscuro y seductor: la tentación de ceder, de aceptar que tal vez, solo tal vez, nunca podría escapar de ese lazo que Sephiroth había atado sobre su alma.
Cuando volvió a abrir los ojos, el callejón estaba vacío. Sephiroth se había desvanecido en la lluvia, como si nunca hubiera estado allí. Pero Cloud sabía que no era tan simple. La ilusión, aunque había desaparecido, había dejado una marca profunda, una cicatriz invisible que le recordaba que la batalla con Sephiroth no era solo física.
La lluvia seguía cayendo, pero esta vez, Cloud se sentía más frío, más vulnerable. Las palabras de Sephiroth seguían resonando en su mente. "Siempre estaré contigo."
Y por primera vez en mucho tiempo, Cloud no estaba seguro de poder escapar.
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Tratado (sefixc)
FantasyHistoria alterna de un universo paralelo donde sephiroth vuelve en busca venganza.