Wonwoo tiene un vecino muy ruidoso. Irónicamente, todas sus quejas han caído en oídos sordos. Un día, un golpe desde arriba es demasiado. Wonwoo estalla y finalmente se encuentra cara a cara con la pesadilla de su existencia.
No tiene idea de lo ado...
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Según el viejo refrán, las buenas vallas hacen buenos vecinos. Wonwoo siempre ha sido un firme defensor de esa creencia. Mientras crecía, fue testigo de la desafortunada suerte que sus padres tuvieron cuando se trataba de los vecinos. En ambos lados de su casa, las familias eran muy entrometidas, les encantaba chismorrear y crear drama de la nada. La señora Park asomaba la cabeza por encima de los setos y criticaba el césped por no ser lo suficientemente verde. ¡Qué farsa que los dientes de león crecieran entre las briznas de hierba! Por el otro lado, el señor Cha, la mayoría de las veces, tomaba ventaja de los arbustos para robar agua de la manguera de los Jeon y así lavar su coche.
Desde que tratar de hablar con ellos no había surtido efecto (en realidad no tenía sentido razonar con gente tan desconsiderada), el padre de Wonwoo había decidido levantar vallas resistentes en ambos lados, para así poder mantener las plagas fuera de su propiedad. Funcionó de maravilla. Hasta ese día, sus padres habían disfrutado tranquilamente de sus vidas, libres del ruido y vecinos entrometidos.
Ahora, regresando a la situación actual de Wonwoo.
¿cómo se suponía que fuera a construir una valla cuando vivía en un apartamento en uno de los edificios de la ciudad? Claro, el dicho funcionó muy bien para sus padres en los suburbios, pero no para él. Por un lado, no había nadie a quien quisiera mantener fuera de su casa, fuera de Sooonyoung, pero eso era un tema aparte.
Como si fuera una broma que venía de arriba, el techo de su apartamento se estremeció justo en ese momento. Ah, ahí estaba. La pesadilla de su existencia había aparecido. En otras palabras, su vecino del piso de arriba, comenzó a pisotear por todo el apartamento tan pronto llegó a casa. No hacía falta decir que Wonwoo siempre se daba cuenta de su llegada y su salida, probablemente todo el edificio lo sabía.
Wonwoo suspiró en frustración y se dejó caer en la silla, con los ojos brillosos mientras observaba el techo blanco. Sus sienes palpitaban rítmicamente al compás de los pasos. Como un reloj, continuó por un par de minutos y luego se detuvo. El sonido distante del agua corriendo a través de las tuberías le dio una idea de lo que su vecino se encontraba haciendo. El alboroto incesante se detuvo un momento porque la persona se estaba duchando. Un respiro breve pero bienvenido.
No era que Wonwoo no había tratado de arreglar la situación. Había tratado de golpear el techo con una escoba, pero no tuvo ningún efecto. Le preguntó a Seungcheol (el encargado del edificio), que hablara con esa persona, pero no tuvo ningún efecto duradero. Envió una queja formal por el ruido, ¡nada!. Wonwoo sospechaba que Seungcheol mostraba nepotismo, o por lo menos, un trato especial y diferencial. La única razón por la que Wonwoo no ha subido las escaleras y golpeado la puerta por él mismo, era por el drama que eso conllevaría.
Era claro que Seungcheol tenía debilidad por el inquilino del 526. ¿y si después de que Wonwoo hablara con él, iba a quejarse con Seungcheol y ambos lograba que lo echaran? Claro que Seungcheol era su amigo también, pero quien sabe cuanta influencia tenía ese vecino ruidoso sobre él. Demasiados problemas, demasiadas molestias. Además, Wonwoo realmente no se quería mudar. Ese edificio se encontraba a muy poca distancia a pie de donde se encontraba su oficina y había muchas tiendas en la zona. Incluso había un parque a pocas cuadras, al que amaba frecuentar durante los fines de semana. Si fuera forzado a mudarse, sería una verdadera pérdida.
Así que, por el momento, todo lo que Wonwoo podía hacer era soportar la frustración latente.
Los pisotones se reanudaron; gruñendo, tomó sus auriculares con cancelación de ruido y se los colocó sobre sus orejas.