Sounds Like Love || Wonhui

V

Sin la molestia de aparcar el carro, Wonwoo consigue llegar al Centro de Artes Escénicas bastante temprano. Y, sin embargo, parece que no es lo suficientemente temprano. Wonwoo localiza al chico al instante; entre los padres que esperan, solo cabe una persona de su edad. Además, está apoyado en la pared justo al lado de la puerta, sus ojos enfocados intensamente en la clase que todavía está en marcha. No hace falta ser un genio para darse cuenta de quien es su objetivo.

La irritación hierve bajo la piel de Wonwoo, la sensación va más allá de los simples celos. Este bastardo no entiende el concepto de rechazo y ahora estaba usando a su propia hermana para obligar a Junhui a hacer lo que él quiere. Pequeña mierda manipulativa. Si Wonwoo pudiera salirse con la suya, le soltaría los dientes y lo arrojaría a una celda. Para evitar que el tipo sufra daños irreparables en la cara, Wonwoo se sienta cerca y espera. Si no puede causar daño físico, hará todo lo posible para infligir tanta incomodidad y cicatrices emociones como le sea posible. Si no puede aplastarle el corazón con sus propias manos, tendrá que recurrir a romperlo en sentido figurado.

Puede que el resultado sea más excesivo de lo que espera Junhui, pero Wonwoo es muy meticuloso. Hay que cortar de raíz ese tipo de comportamiento tóxico.

Wonwoo aprovecha el tiempo de espera para evaluar a su oponente y calcula que debe tener unos veinte años, estatura y peso promedio. Aparte de su retorcido sentido del pensamiento, no hay nada en él que destaque. Wonwoo está tan enfocado en él, que no se da cuenta que la clase ha terminado hasta que el chico comienza a moverse directo a las puertas abiertas. Los niños salen corriendo hacia sus padres. El hermano de Emi se abre paso fácilmente entre la pequeña multitud y Wonwoo le pisa los talones.

El editor mira hacia adelante para ver a Junhui recogiendo su bote de agua y su sudadera con capucha de la esquina de la habitación. Les hace un gesto de despedida a los alumnos restantes, deseándoles un buen fin de semana. Comparte unas palabras sobre el horario del lunes con su colega antes de que éste se marche primero. En tiempo de nada, Junhui se encuentra solo.

Voltea alrededor y pega un salto, con un pequeño grito atorado en su garganta. Coloca su sudadera enfrente de su pecho agitado.

–Ho... hola, Kyungho –dice Junhui con una sonrisa tensa. Traga saliva y su mano vacía inmediatamente busca por su teléfono, mismo que se encuentra sobre la mesita –, me asustaste –.

–Lo siento, Junhui –no parecía arrepentido en absoluto –, ¿listo para irnos? –.

–Emi aún está en el baño –resalta Junhui, frunciendo el ceño.

–Oh –solo en ese momento, Kyungho nota la ausencia de su hermana –, cierto. No veo a tu... ¿tu amigo decidió no unirse a nosotros después de todo? –.

Junhui se sobresalta y palidece, mira a la pantalla de su teléfono –. N...no, quiero decir, si... él debería... –.

–Gatito –.

La cabeza de Junhui se gira de golpe en dirección a su voz. Sus ojos iluminándose como árbol de navidad, su sonrisa tan radiante como el sol –. ¡Wonwon! –es como si una pintura en blanco y negro se renovara con colores. Una flor marchita que florece con la primera gota de agua.

Wonwoo apenas se ha movido, pero ya está sin aliento.

Casi se cae al suelo cuando Junhui se arroja a sus brazos. Wonwoo lo sostiene por la cintura, con una mano colocada en su espalda baja y la otra apoyando su cabeza contra su propio hombro. Siente que Junhui se relaja, una cálida respiración recorriéndole el cuello mientras Junhui exhala aliviado.

Esa no es la primera vez que abrazaba a Junhui, tampoco es la primera vez que su corazón se acelera. Las palpitaciones y falta de aire no deberían de traerle ningún tipo de alegría. De hecho, la mayoría de las personas programaría una cita inmediata con su médico. Pero Wonwoo ama la sensación, casi tanto como ama sostener a Junnie entre sus brazos.