december 23

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23 de diciembre de 2027....

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La noche del 23 de diciembre de 2027 estaba tranquila, pero dentro de la casa de la pareja todo era una explosión de emociones. Las luces de las velas danzaban suavemente en la mesa del comedor, proyectando sombras cálidas en las paredes mientras el aroma de una cena casera flotaba en el aire. Pedro, su perrito, descansaba cerca de la chimenea de la casa a la que hacia pocos meses se habian mudado, con la cabeza apoyada en sus patas, observando con curiosidad los movimientos nerviosos de su dueño.

El maño, con las manos temblorosas, revisaba los últimos detalles de la mesa. Había pasado toda la tarde cocinando y asegurándose de que todo fuera perfecto para esta noche. Esta no era una celebración cualquiera: cumplían cuatro años juntos, y Juanjo había decidido que era el momento de dar el siguiente paso. Tenía el anillo guardado en el bolsillo de su bata y, con cada segundo que pasaba, sentía cómo el corazón le latía más rápido.

El reloj marcaba las ocho y media, y su nlvio no había llegado aún. Sabía que seguía en medio de la grabación de la serie en la que estaba trabajando, pero eso no hacía que la espera fuera más fácil. Estaba ansioso, nervioso, con un sinfín de pensamientos corriendo por su cabeza.

—Pedro, ¿crees que saldrá bien? —preguntó, acariciando la cabeza del perro, buscando una calma que no lograba encontrar. El animal lo miró con sus grandes ojos marrones, meneando la cola en un intento de animarlo, como si entendiera la importancia de esa noche.

Juanjo se acercó a la ventana, apartando ligeramente la cortina para mirar la calle vacía. Las luces navideñas adornaban los balcones y las aceras de la capital, y aunque el frío se sentía incluso desde dentro de la casa, la calidez de la cena preparada y la expectativa de lo que estaba por venir lo mantenían en una mezcla de emociones.

Quería que esta noche fuera perfecta, un recuerdo imborrable para ambos. Mientras esperaba, su mente lo llevó de vuelta al inicio de todo. A ese octubre de hace poco más de cuatro años, cuando ambos estaban en el casting final de la que seria una de las experiencias más emocionantes y inolvidables de su vida, pero también la que cambió todo para siempre.

Era un día de verano cuando Juanjo hizo el casting de Operación Triunfo 23. Estaba nervioso, pero lleno de esperanza y emoción. Nunca había imaginado que terminaría siendo seleccionado para el programa, pero después de semanas de audiciones y nervios, ahí estaba, en uno de los realities musicales más famosos de España. Aún recordaba cómo su corazón latía con fuerza el día que anunciaron su nombre entre los finalistas. Y ahí, entre los otros concursantes, conoció a Martin.

Su Martin, el chico no pasó desapercibido desde el primer momento. Era carismático, talentoso y tenía una energía que hacía que todos a su alrededor se sintieran atraídos por su presencia. A diferencia de Juanjo, que había entrado al programa con dudas y miedos, Martin parecía tener una seguridad que irradiaba en cada paso que daba. Sus primeros encuentros fueron breves, casi insignificantes. Se cruzaban en los ensayos, intercambiaban sonrisas y algunas palabras de ánimo. Pero la magia no tardó en surgir. La primera vez que realmente hablaron fue durante una de esas noches largas de ensayo, cuando ambos se quedaron hasta tarde practicando sus canciones.

—Vaya, parece que no soy el único que esta nervioso —dijo Martin, con una sonrisa cómplice, mientras dejaba su guitarra a un lado.

Juanjo, que estaba sentado en una esquina del hotel, con la letra en las manos, lo miró con una mezcla de alivio y sorpresa.

—Pensaba que era el único —respondió Juanjo, dejando escapar una risa nerviosa. El vasco se sentó a su lado, ofreciéndole una botella de agua, y esa fue la primera vez que hablaron de verdad. Lo que comenzó como una conversación sobre música y técnica vocal, rápidamente se convirtió en algo más personal. Se dieron cuenta de que compartían miedos similares, que ambos sentían una presión constante por sobresalir y que, a pesar de las cámaras y la atención mediática, se sentían solos en algunos momentos, los dos finalmente entraron al programa.

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