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kiss me darling

Donde Chiara y Violeta tienden una trampa a sus amigos volviendo una noche de pelis casual en una cita doble.

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Chiara y Violeta estaban en su apartamento, cómodamente sentadas en el sofá. Estaban en pleno proceso de planificación, tramando lo que ellas creían sería la cita secreta del siglo. Sobre la mesa había restos de pizza, palomitas y una libreta rosa llena de garabatos.

—Esto es un gran favor, nos lo van a agradecer —dijo la chica, con una seriedad que contrastaba con lo disparatado del plan—. ¡No pueden seguir teniendo citas tan desastrosas! Si los dejamos solos, terminaran enamorándose, lo sé.

Violeta soltó una carcajada tan fuerte que casi tira el vaso de refresco.

—¡Exacto! Martin necesita una cita decente. Ya no puedo escuchar más historias de cómo sus pretendientes le hablan de filosofía durante horas  —dijo Violeta entre risas—. Y Juanjo… El pobre ha tenido peor suerte aún. El mes pasado lo dejaron plantado porque su cita prefirió ir al cine con su ex. ¿Quién demonios hace eso?

—Es nuestra responsabilidad como amigas hacer algo al respecto —afirmó Chiara, golpeando la mesa suavemente, como si estuviera en una junta de ejecutivas—. Tienen que conocerse. Juanjo y Martin son perfectos el uno para el otro. Los dos tienen sentido del humor, son torpes, y hasta tienen el mismo color de ojos, eso tiene que ser una señal.

—Pero si les decimos de sopeton que es una cita, nos mandan a volar —comentó Violeta, frunciendo el ceño—. Ya los conozco, se asustarán como niños en su primer día de cole. ¡Tenemos que tenderles una trampa!

Chiara sonrió como si hubiera descubierto algo increíble. Su mente ya estaba trabajando a toda velocidad.

—Organizamos una "noche de pelis entre amigos". Nada sospechoso. Los cuatro juntos, todo tranquilo. Entonces, cuando las cosas estén en marcha… —hizo una pausa dramática—. ¡Nos inventamos una emergencia y los dejamos solos!

Violeta la miró por un segundo y luego chocaron las manos en señal de victoria. El plan estaba en marcha.

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Los días previos a la gran noche fueron caóticos. Chiara y Violeta, pese a sus buenas intenciones, estuvieron a punto de arruinar el plan varias veces. Una tarde, Chiara casi manda por error un mensaje a Juanjo diciendo: "Espero que Martin no sospeche de la cita". Se dio cuenta justo a tiempo, borrando el mensaje y escribiendo en su lugar: "Este sábado peli en casa, ¿te apuntas?"

Juanjo respondió rápidamente: “Claro, hace tiempo que no veo pelis con vosotros”. Para él, era solo una noche de relax con sus amigas. Sin embargo, un par de horas después, revisando los mensajes, no pudo evitar notar que había un espacio vacío donde, sospechosamente, faltaban palabras en uno de los mensajes. Algo raro estaba pasando.

Violeta, por su parte, casi arruina todo cuando intentó enviarle a Martin una foto del menú de la pizzería, pero accidentalmente le escribió: “Perfecto para la cita secreta del sábado.” Se quedó helada al darse cuenta.

—¡¿Qué he hecho?! —gritó en voz baja, como si Martin estuviera en la habitación y pudiera oírla. De inmediato intentó corregir el error—. Quiero decir, ¡la peli del sábado! ¡Nada raro, solo peli!

Martin, que estaba acariciando a su perrita Ellie, leyó el mensaje con una ceja levantada. "Cita doble"... ¿con quién? ¿Sería alguna broma de las suyas? Decidió no darle muchas vueltas. Al fin y al cabo, había pizza y pelis.

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El gran día llegó, y Chiara y Violeta estaban listas para poner en marcha su plan. Habían transformado el salón en el escenario perfecto: mantas cómodas, una mesa llena de snacks y una selección de películas que iba desde comedias románticas hasta documentales inofensivos sobre animales en peligro de extinción. Todo estaba diseñado para facilitar la charla... o la huida.