XVIII

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Emma, a pesar de todo amaba a Ivan, sí, y debía aceptarlo antes que sea demasiado tarde. Lo que le dijo su mamá le dio igual, la verdad es que ella es muy impulsiva y debería priorizar sus sentimientos—pensó. 

—Claro boludo, primero es mi felicidad, segundo las consecuencias. ¿Sabes que? Si Ivan termino su relación con Camila, para él no fue fácil, y mucho menos para mi con Nicolas. Pero lo único que yo hice fue ¿huir? —se habló así misma, Emma.

Su estadía no había durado mucho en San Francisco, sabía que tal vez su futuro, debía decidirlo ella, no otras personas, como su mamá, pero claro los consejos está bien escucharlos, pero sus decisiones son de ella.

Se levantó, y empezó a organizar su maleta, de nuevo. Sí, DE NUEVO. Ella deseaba empezar de cero, pero con Ivan, claro. Todo lo que dijo él tenia un poco más de sentido, si lo pensábamos bien, ¿Porque hice todo eso?—se reprocho, Emma. —Si yo lo amo, ¿Por qué hice todo esto?

Ella tampoco logra entender, el por qué, si tanto lo amaba, ¿Por qué lo hizo sufrir?

Emma no sabia si sorprenderlo, o avisarle, claro difícil esta, luego de haberse comportado como una completa tonta. Emma en su interior desearía que la tierra se la trague.

Emma empezó a buscar el boleto más rápido hacia Argentina, y sobre todo uno que este económico. No importa como iría, solo quiere estar junto a él, Ivan.

Para Ivan en estos momentos, no se le cruzaría esa idea de que Emma, volvería, ya que la fémina, estuvo un poco mala desde que se fue.

Ivan, lucharía sí.  Pero desde San Francisco, no es tan fácil que digamos. Él haría de cambiar de opinión a los demás, y a su mamá de Emma.

Emma logro encontrar el viaje más económico, sin importar lo demás, tomo un taxi y se dirigió hacia el aeropuerto.

Ella estaba emocionada y su decisión fue que sea sorpresa, tal vez no salga tan bien. Pero ella anhelaba un reencuentro, no una videollamada, y lo que los separe sea una pantalla.

Pero claro, ella no sabe si lo que está haciendo que haga esto sea su corazón o su cerebro. La fémina estaba nerviosa, su corazón estaba que latía más rápido de lo normal, sin importar qué. Se sentó en el asiento correspondiente del avión, y sujeto el celular.

Tenía mensajes de Ivan como siempre, la pelirroja no sabía si responderle diciendo un —Ya estoy en camino Ivan! — o solo ignorarlo y completar las horas de viaje.

Llego a Argentina, faltaba poco para lograr estar cara a cara con Ivan. Ivan el chico de sus sueños que logro encontrarlo de casualidad luego de que se hayan cruzado en un camino de miradas, en esas miradas se encontraban sus corazones, un lazo fuerte que aún que estuvo por romperse, ella quiso pegarlo, unirlo e impedir que se rompa.

Si hablaríamos de lo moral, sabemos que no esta bien, pero se aman ¿verdad?

El amor lo puede todo, y para ella, él es su todo.

Dio unos pasos más, y lo vio, a él. Saliendo de su casa, cerrando la puerta de su hogar. —Esta igual de lindo cuando lo deje, por tonta— pensó en si misma.

Siguio caminando, y espero que Ivan voltease su cabeza y la viera a ella.

Cuando noto que el camino de miradas había vuelto a ocurrir, ella estaba confundida al ver a Ivan rascándose los ojos haciendo parecer que fuera un sueño.

Al terminar esa acción, noto que era la realidad, noto que era ella, Emma. Su Emma.

Solo le basto correr de la emoción, y abrazarla con todo su amor.

—Me vas a lastimar, mi Ivan —¿Mi Ivan?, sí, la fémina había dicho eso, y para Ivan  se sentía como si el mismito cupido hubiera clavado una flecha en su corazón.

—No sabes cuanto te extrañe Emma. Me encantó esta sorpresa ¿Verdad que era para mi? —dijo Ivan.

—No, ni modo que sea para otro, boludito. —carcajeando, habló Emma.

Ivan la cargo, y le dio giros, expresando su emoción. Sí para Ivan el amor entre ellos, nunca sería capaz de terminar.

Él y ella eran como el Ying y el Yang.

Aun que estén separados, aun que se hayan conocido en tan poco tiempo, ellos sabían que eran sus mitades.

A pesar de que hubo dificultades, Spreen solo se limito a dejarle un beso en la frente. Y agradeció su regreso.

FIN

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ONLY YOU | IVAN BUHAJERUKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora