Tim Drake, exhausto después de una larga noche de patrullaje, se dejó caer en el sofá de la Batcueva. Los monitores alrededor seguían encendidos, mostrando los últimos informes de crímenes en Gotham, pero su mente estaba demasiado agotada para procesar cualquier cosa. Se pasó una mano por el cabello empapado en sudor y cerró los ojos por un segundo, tratando de ignorar la sensación de vacío que últimamente lo perseguía.-¿Estás durmiendo en el trabajo, reemplazo?-La voz profunda de Jason Todd resonó a sus espaldas.
Tim abrió un ojo y suspiró. No tenía energía para discutir.
-No me llames así, Todd. Estoy demasiado cansado para pelear.
Jason se acercó, con esa sonrisa burlona que siempre lo acompañaba, aunque había algo diferente esta vez. Algo más intenso en su mirada, algo que Tim no pudo identificar al principio. Jason se sentó a su lado en el sofá, dejándose caer sin mucho cuidado. El peso del mayor hizo que el sofá crujiera ligeramente.
-Ya te lo he dicho, es con cariño-dijo Jason, aunque sus palabras estaban teñidas de sarcasmo. Luego lo miró de reojo-¿Qué haces aquí abajo? ¿Bruce te dejó encargado otra vez?
Tim se enderezó, con el ceño fruncido.
-Bruce está en Metrópolis con Dick. Alguien tiene que mantener las cosas en orden aquí. No todos tienen el lujo de escaparse cada vez que se les antoja.
-Oh, claro-respondió Jason, cruzando los brazos sobre el pecho-Porque tú eres el modelo de responsabilidad. ¿Cuántos días llevas sin dormir?
Tim apretó los labios, sin querer darle la razón, pero sabiendo que no podía ocultar las ojeras bajo sus ojos.
-No es tu asunto, Jason.
El silencio se instaló entre los dos por un momento. Las luces tenues de los monitores lanzaban sombras suaves sobre sus rostros, y Tim sintió que la tensión entre ellos, esa tensión siempre latente, se hacía más palpable. Jason lo miraba con una mezcla de exasperación y algo más… algo que hacía que Tim se sintiera incómodo en su propia piel.
Finalmente, Jason rompió el silencio, pero esta vez su tono era más suave, casi íntimo.
-Mira, Tim…-Se inclinó hacia él, y por un segundo, Tim pensó que estaba a punto de decir algo realmente significativo. Algo que cambiaría la dinámica de su relación. Pero, en lugar de eso, Jason sonrió con esa sonrisa socarrona que tanto lo exasperaba-Te ves como una mierda.
Tim rodó los ojos y le dio un empujón en el hombro, aunque no con fuerza suficiente para moverlo, quien apenas se inmutó.
-Eres un imbécil-murmuró Tim, pero no había verdadero enojo en su voz. Estaba acostumbrado a esa clase de comentarios de Jason, aunque no podía negar que a veces lo afectaban más de lo que le gustaría admitir.
Jason, sin embargo, no se movió. En lugar de responder, simplemente se quedó allí, observándolo, y Tim comenzó a sentirse incómodo bajo su mirada fija.