El cielo nocturno sobre Gotham estaba cubierto de nubes oscuras que apenas dejaban ver las estrellas.
Tim y Jason patrullaban los tejados, moviéndose con agilidad entre las sombras mientras la ciudad dormía, o al menos, intentaba hacerlo. La noche parecía tranquila, pero ambos sabían que en Gotham la calma nunca duraba mucho.
-¿Hace cuánto que no tenemos una noche sin incidentes?-preguntó Tim, rompiendo el silencio mientras saltaba al siguiente tejado.
Jason, que lo seguía de cerca, soltó una risa corta.
-En Gotham, una noche sin incidentes es una señal de que algo peor se está cocinando-respondió con su típico tono sarcástico.
Tim sonrió disfrutando del momento de tranquilidad mientras avanzaban por los edificios, escaneando la ciudad en busca de cualquier señal de problemas.
De repente, el sonido lejano de un trueno retumbó en el horizonte, haciendo que ambos alzaran la vista al cielo.
-Parece que lloverá-
murmuró Jason, mientras una ráfaga de viento frío soplaba sobre ellos, llevando el olor de la tormenta que se avecinaba.Tim, sin perder el ritmo, se ajustó la capucha de su traje con un movimiento ágil y, con una sonrisa burlona, le lanzó una mirada a Jason.
-Mal día para no tener capucha-bromeó, su tono lleno de diversión.
Jason soltó una risita, claramente disfrutando de la burla. Estaba acostumbrado a las bromas de Tim, y aunque nunca lo admitía en voz alta, siempre lograban arrancarle una sonrisa.
-Ja, ja, muy gracioso-
respondió, mientras echaba una mirada al cielo, preguntándose cuánto tiempo más tendrían antes de que la lluvia empezara a caer.Justo cuando estaban por continuar su recorrido, el sonido ensordecedor de una explosión los interrumpió. El estallido resonó por toda la ciudad, seguido de una onda expansiva que sacudió los tejados y dejó una columna de humo levantándose detrás de ellos. Ambos se giraron de inmediato, alerta.
-¡joder!-exclamó Jason, ya en movimiento.
-¡Vamos!-gritó Tim, quien ya había comenzado a correr hacia la fuente de la explosión.
Saltaron desde el tejado hacia las calles, descendiendo con rapidez mientras la adrenalina se apoderaba de ellos. La calma que había precedido el momento había desaparecido por completo, y ahora todo lo que quedaba era el caos.
Mientras corrían, la lluvia comenzó a caer en gotas gruesas, golpeando el asfalto con fuerza. A medida que se acercaban al lugar de la explosión, el humo se hacía más denso, y las sirenas de la policía y los bomberos se mezclaban con los sonidos de la ciudad despertando al desastre.
-Parece que vamos a tener acción-murmuró Tim mientras aterrizaba en el suelo, la capucha protegiéndolo de la lluvia que ya comenzaba a empapar la ciudad.