El sistema de autosalvación del villano escoria|| 人渣反派自救系统。LIBRO 2

Capítulo 28

La Conferencia de la Alianza Inmortal esta vez fue la ocasión más trágica y cargada
de lesiones desde su inicio.
Los nuevos cultivadores de todas las sectas participantes sumaron un total de
1.313 personas. Entre ellos, el Palacio Huan Hua perdió 140 personas y el Mirador Tian Yi perdió 90 personas. Aparte de las personas que no participaron en la Conferencia, el diligente Templo Zhao Hua que mantenía el encantamiento se salvó. Entre las tres grandes sectas, la Secta de la Montaña Cang Qiong sufrió las bajas más

ligeras: solo 39 personas.
En cuanto a las otras sectas misceláneas, aquellos nuevos cultivadores que tenían
poderes y técnicas marciales mediocres, casi todos hicieron la mayoría. Eran las verdaderas víctimas que sentían las pérdidas más profundamente.
Originalmente, estar en el ranking de oro era algo jubiloso. Pero otra mirada reveló que casi una cuarta parte de los nombres en la lista de oro habían todos perecido en la Garganta Jue Di. En particular, había un nombre que colgaba muy alto en el primer lugar: Secta de la Montaña Cang Qiong, perteneciente a la Cumbre Qing Jing, el amado discípulo de Shen Qingqiu, Luo Binghe. Su espada fue rota y su persona falleció; ¿cómo podría su corazón no doler?
Y estas cosas ni siquiera tomaron en cuenta a los cultivadores que entraron después de que todo había ocurrido y se perdieron por dentro.
Después de esta batalla, podría ser dicho que cada secta fue profundamente herida.
A la Cumbre Qing Jing se le fue enviada una lista de proclamación carmesí.
En ese papel carmesí, el primer nombre en la parte superior era "Luo Binghe", dorado y llamativo.
Ming Fan entró, e informó: —Shizun, hay tres mil piedras espirituales que han sido entregadas aquí. ¿Cómo deberían ser colocadas?
¿Tres mil piedras espirituales? ¿De dónde vienen esas? Shen Qingqiu dijo en tono inexpresivo: —¿Por qué razón de repente hay tantas piedras espirituales entregadas aquí?
Ming Fan dijo con cuidado: —Shizun, ¿lo olvidaste? Durante la Conferencia de la Alianza Inmortal, Shizun apostó mil piedras espirituales a...
Shen Qingqiu lo recordó. Fue la apuesta que le hizo a Luo Binghe. Luo Binghe realmente demostró ser digno, mostrando su mano en espadas durante la invasión demoníaca y saltando directamente sobre el primer lugar Gongyi Xiao y el segundo lugar Liu Mingyan. En ese tablero de alto rango, cambió las cosas y recuperó su lugar dos veces.
Pero él no sabía porqué; en ese momento se había aferrado a la mentalidad de "ganar una fortuna por el trazo de un lápiz[1]", pero ahora, en realidad estaba de alguna manera un poco abrumado.
En el pasado, todas estas cosas que daba a Luo Binghe para manejar, cosas que deberían ir al almacén, o las cosas usadas para hacer otras cosas. Con las cosas terminadas así, no había necesidad de que él se preocupara por ellas. Ahora venía Ming Fan a preguntarle cómo estás cosas deberían ser manejadas.
Shen Qingqiu pensó por un momento, y dijo: —Primero recíbelas, entonces.
—... —Ming Fan realmente quería preguntar con más detalle sobre cómo recibirlas, pero la expresión de Shizun era realmente lejos de ser buena así que no se atrevió a preguntar más. Él juzgó que era una buena decisión rellenar su corazón en el almacén y rápidamente se retiró.

Durante varios días, los discípulos de la Cumbre Qing Jing fueron muy cautelosos, como si evitaran el golpe de un trueno, temerosos de tocar el hilo más doloroso en el corazón de Shizun. Todos pensaron que, después de algunos días, habría un cambio gradual. Quién sabría que, después de que más de medio mes había pasado y Shen Qingqiu parecía estar volviendo a la normalidad, un día cerca de la casa, por un momento, de repente escucharían a Shen Qingqiu en la casa de bambú llamando dos veces al nombre de Luo Binghe.
Ning Yingying se movió rápidamente en deng deng deng[2], asustando a Shen Qingqiu: —¿Qué estás haciendo, de repente corriendo aquí? Una señorita tan enérgica, ¿qué tipo de apariencia es esta?
Los ojos de Ning Yingying estaban rojos como un conejito: —Shizun, tú... ¿qué quieres comer? Lo haré para ti.
Shen Qingqiu tosió secamente: —No es necesario. Ve a jugar afuera.
Ning Yingying estampó sus pies y dijo: —¡Shizun! Incluso si no tienes a Ah Luo, tú todavía... todavía nos tienes a nosotros, otros discípulos. Tú, así... tan distraído como si hubieses perdido tu alma, discípulos, ¡todos nosotros, discípulos, estamos todos a punto de estar preocupados a muerte!
Que esta frase "distraído como si hubieses perdido tu alma" fuera usada en él, Shen Qingqiu no lo había pensado ni siquiera en su vida pasada. A decir verdad, al nivel de cultivación de Shen Qingqiu, ya sea comiera o no, no importaba. Solo tenía un antojo y de repente quería comer un refrigerio. Además, solo pasó a no tener cuidado y olvidó que Luo Binghe ya había sido pateado por él al Abismo Sin Fin. ¡¿Cómo podría esto cambiar a "distraído como si hubieses perdido tu alma"?!
Shen Qingqiu abrió la boca, perplejo en cómo justificarse, cuando vio a Ning Yingying tan ansiosa que estaba casi llorando. Apresurándose para consolarla, ella solo comenzó a detenerse cuando él prometió sinceramente que acababa de ser un resbalón de boca antes.
Después de convencerla, Shen Qingqiu dejó escapar un profundo suspiro. De repente, sintió que esta pequeña niña que siempre fue mimada y caprichosa en la novela, arrastrándose detrás de las patas traseras de otras, de hecho creció demasiado.
Ya sabes, ella era parte del harem de Luo Binghe. Se suponía que era la más llorona y traviesa, sin embargo, en realidad sabía venir y consolar a su shifu.
¿Esto contaba como sus métodos de enseñanza produciendo resultados? En resumen, ¡esto no podía continuar!
Obviamente, él fue quien arrastró y golpeó a la pequeña oveja blanca de
protagonista masculino, pero cómo es que ahora era como si el protagonista masculino lo hubiese cautivado. Habían pasado solo unos días desde que no lo había visto y estaba mostrando una cara como si fuera una viuda cuyo marido había muerto, ¡aterrador quién!
No está correcto, ¡pei! Shen Qingqiu se dio una bofetada en el corazón. ¡Quién tenía cara de viuda! ¡esposo de quién murió! ¡A decir estas malditas