𝐋𝐀 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐈Ó𝐍 𝐃𝐄𝐋 𝐌𝐀𝐅𝐈𝐎𝐒𝐎//𝐇𝐘𝐔𝐍𝐋𝐈𝐗

21

Dos años habían pasado desde que Hyunjin fue arrestado, y la vida de Felix había cambiado drásticamente. A pesar de la distancia y los desafíos, ella había encontrado la fuerza para seguir adelante, criando a Eunchae y haciendo lo posible por brindarles una vida lo más normal posible. Sin embargo, la sombra del pasado nunca se había desvanecido por completo.

Era un día soleado cuando, de repente, el sonido de un motor poderoso resonó en el aire. Felix estaba en la cocina, preparando la merienda de Eunchae, cuando el rugido de un Lamborghini negro la sacó de su concentración. Curiosa y un poco inquieta, se asomó por la ventana. Al ver el auto elegante y reluciente estacionarse frente a su mansión, una punzada de ansiedad la atravesó.

Con el corazón latiendo con fuerza, Felix decidió salir y averiguar qué estaba sucediendo. Sus pasos la llevaron a la entrada principal, donde la puerta del Lamborghini se abrió, y de él salió Hyunjin, con su porte distintivo y una mirada decidida.

—¿Hyunjin? —preguntó, sintiendo que su voz se quebraba ante la sorpresa.

Él se giró hacia ella, su expresión era una mezcla de alivio y felicidad. Había pasado tanto tiempo, pero sus ojos seguían siendo tan intensos como siempre.

—Felix —dijo, su voz llena de emoción—. He vuelto.

El mundo a su alrededor pareció desvanecerse mientras se acercaba. Felix lo observó con cautela, recordando todos los momentos que habían compartido y los dolorosos recuerdos de su arresto. Sin embargo, había algo en su mirada que la hacía sentir esperanzada y, al mismo tiempo, incómoda.

—¿Qué está pasando? —preguntó, incapaz de ocultar su confusión. La pregunta flotaba en el aire, pesada con la incertidumbre de lo que había pasado en esos dos años.

—Los cargos en mi contra fueron retirados. Los crímenes que me imputaron no ocurrieron aquí en Corea, sino en Rusia. Estuve atrapado en ese lío, pero ahora estoy libre —explicó Hyunjin, sus ojos buscando los de ella con sinceridad.

Felix sintió una mezcla de alivio y desconcierto.

—¿Libre? —repitió, asimilando sus palabras. Su mente corría en círculos mientras pensaba en lo que significaba su regreso.

—Sí. He estado trabajando para resolver todo esto y por fin estoy aquí, para ti y para Eunchae —dijo, su voz temblando con una emoción contenida.

Antes de que Felix pudiera responder, una figura pequeña apareció detrás de ella. Eunchae, que había estado jugando en el jardín, al ver a su padre se iluminó con una sonrisa.

—¡Papá! —gritó, corriendo hacia él con los brazos abiertos.

Hyunjin se agachó y la abrazó con fuerza, dejando escapar un suspiro de alivio. Felix observó la escena, sintiendo una mezcla de felicidad y temor. La alegría de su hija al reencontrarse con su padre era palpable, pero el temor de lo que su regreso significaba para ella y su propia vida la mantenía en suspenso.

—Eunchae, he estado esperando mucho tiempo para verte —dijo Hyunjin, acariciando el cabello de su hija mientras la miraba con ternura.

Felix, sin embargo, no podía dejar de sentirse incómoda. ¿Cómo podía Hyunjin pensar que su relación había terminado? El deseo de que él la abrazara y no la soltara nunca se agolpaba en su pecho, pero no sabía cómo expresar esos sentimientos. Se sentía atrapada entre el amor que aún tenía por él y el dolor de la traición y la separación.

—¿Y ahora qué? —preguntó Felix, su voz llena de incertidumbre.

Hyunjin se enderezó y la miró con seriedad.