𝐋𝐀 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐈Ó𝐍 𝐃𝐄𝐋 𝐌𝐀𝐅𝐈𝐎𝐒𝐎//𝐇𝐘𝐔𝐍𝐋𝐈𝐗

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Nuevos Comienzos

Con el paso de las semanas, la familia Hwang comenzó a encontrar un nuevo equilibrio. Las risas de Ahyeon y Eunchae se escuchaban más a menudo, y la casa se llenaba de pequeños momentos que hablaban de sanación y amor. Felix y Hyunjin trabajaban juntos, no solo como pareja, sino como un equipo, para construir un entorno donde sus hijas pudieran florecer sin miedo.

Una tarde de otoño, mientras las hojas caían suavemente al suelo, Hyunjin llevó a las niñas al parque cercano. El aire fresco y los colores vibrantes del paisaje parecían ser un reflejo del renacimiento emocional que todos estaban experimentando. Eunchae, con una bufanda rosa alrededor de su cuello, corría detrás de su hermana pequeña, quien reía con su risa contagiosa.

Felix observaba desde un banco, envuelta en un abrigo cálido y con una sonrisa en los labios. Ver a sus hijas felices y saludables le daba fuerzas, y notaba cómo Hyunjin las cuidaba con una dedicación inquebrantable. La culpa que había sentido por la discusión se había disipado poco a poco, reemplazada por la certeza de que estaban trabajando juntos para sanar.

Hyunjin se acercó a Felix, llevándole una taza de chocolate caliente que había comprado en el pequeño puesto del parque.

-¿En qué piensas? -preguntó, entregándole la bebida y sentándose a su lado.

Felix lo miró, agradecida por el gesto y por la simpleza del momento.

-En cómo hemos cambiado. En todo lo que hemos pasado y en lo fuerte que se han vuelto nuestras niñas. A veces siento que, a pesar de todo, hemos hecho un buen trabajo.

Hyunjin entrelazó su mano con la de Felix, sus dedos encontrando calidez en el contacto.

-Lo hemos hecho. Y seguiremos haciéndolo. Cada día es una oportunidad para ser mejores, para ellas y para nosotros.

Ambos observaron a Eunchae y Ahyeon, que ahora estaban sentadas en el césped, riendo mientras intentaban atrapar hojas que caían del cielo. Las risas de las niñas se mezclaban con el sonido de las hojas crujientes y el murmullo del viento.

-Papá, mamá, ¡miren cuántas hojas atrapamos! -gritó Ahyeon, mostrando un puñado de hojas de colores con orgullo.

Felix y Hyunjin rieron, sus corazones llenos de amor al ver la alegría de sus hijas. El momento, aunque sencillo, era un recordatorio de lo que realmente importaba: estar juntos y apoyarse mutuamente, sin importar los desafíos.

En ese parque, rodeados por los tonos cálidos del otoño, la familia Hwang supo que, aunque el camino podía ser incierto, tenían todo lo necesario para enfrentarlo juntos.

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El Peso de la Verdad

El aire de la habitación estaba cargado de una tensión que se podía cortar con un cuchillo. Habían pasado semanas desde la noche de la discusión que había desencadenado la ansiedad de Eunchae, y Hyunjin aún no podía sacudirse la culpa de la mente. La imagen de su hija en posición fetal, convulsionando, y el llanto incontrolable de Felix seguían persiguiéndolo en cada momento de silencio.

Felix estaba en la sala, mirando la vista de la ciudad desde la ventana, mientras Ahyeon jugaba con bloques de colores a sus pies. La pequeña de cuatro años reía sin preocupaciones, ajena a la sombra de tensiones que empañaba el hogar. Eunchae, aunque más tranquila, se había vuelto más reservada y buscaba la compañía de su padre cada vez más. La niña de seis años había regresado a la escuela, pero cada vez que sentía el más mínimo ruido elevado, sus manos temblaban ligeramente, un recuerdo persistente de aquella noche.