𝐋𝐀 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐈Ó𝐍 𝐃𝐄𝐋 𝐌𝐀𝐅𝐈𝐎𝐒𝐎//𝐇𝐘𝐔𝐍𝐋𝐈𝐗

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Los Vínculos Inquebrantables

El día siguiente al paseo en el parque, la casa de los Hwang seguía respirando tranquilidad. Sin embargo, la calma no era signo de que la vida fuera a ser fácil o sin pruebas. En su interior, todos sabían que las batallas que enfrentaron, especialmente con el bienestar emocional de Eunchae, no desaparecerían por completo de la noche a la mañana. Aún quedaba trabajo por hacer.

Eunchae se despertó temprano esa mañana, corriendo hacia la cocina para sorprender a Felix, quien preparaba el desayuno. Taeyang, el bebé de cuatro meses, estaba en su cuna, dormido plácidamente, mientras Ahyeon, la niña de seis años, jugaba con sus muñecas cerca de la ventana.

—¡Mamá, mamá! —gritó Eunchae con una sonrisa radiante—. ¡Hoy quiero ayudar!

Felix sonrió mientras le entregaba una pequeña taza para que ayudara a preparar los cereales.

—Claro, cariño, ven aquí —dijo Felix, recibiendo a su hija con los brazos abiertos.

El acto de Eunchae queriendo ayudar, aunque en pequeñas cosas, era otro indicio del progreso que había logrado. Ya no se sentía como antes, perdida en su propia ansiedad y temores. Cada día que pasaba, su relación con Felix y Hyunjin se fortalecía aún más, y esos pequeños gestos de cariño y disposición a colaborar en familia lo demostraban.

Mientras Felix y Eunchae preparaban el desayuno, Hyunjin salió del baño, aún con la toalla sobre los hombros, con el cabello mojado. La imagen de su esposa e hija trabajando juntas, compartiendo ese espacio tan cotidiano, le produjo una sensación indescriptible de felicidad.

—Buenos días —dijo Hyunjin, acercándose a Felix y dándole un beso en la mejilla. Luego, acarició la cabeza de Eunchae, que estaba concentrada en vaciar un paquete de cereales en un tazón.

—Buenos días, cariño —respondió Felix con una sonrisa.

Al fondo, Ahyeon se acercó y le mostró una de sus muñecas a su madre, esperando su aprobación. Taeyang, aunque todavía demasiado pequeño, comenzaba a mover sus manitas como si intentara alcanzar a su hermana mayor.

—Ahyeon, ¿quieres ayudar con los platos? —le preguntó Felix, mientras le sonreía.

La niña asintió con entusiasmo, y ambos se dirigieron a la mesa. Los niños de la casa, aunque pequeños, comenzaban a entender la importancia de compartir tareas y participar en las rutinas del hogar, y Felix estaba feliz de ver cómo cada uno contribuía a su manera.

Después de un desayuno lleno de risas y charlas, decidieron pasar el día en casa. Eunchae, Ahyeon y Taeyang estaban tan conectados con sus padres, compartiendo momentos simples pero significativos. Eunchae pasó la mayor parte del día jugando con su hermano pequeño, mientras Felix y Hyunjin se encargaban de algunos pendientes.

A lo largo del día, Felix y Hyunjin se tomaron un momento para hablar entre ellos, sin las distracciones de los niños.

—Creo que hoy fue un día perfecto —dijo Hyunjin mientras la miraba. Ambos estaban sentados en el sofá, viendo a sus hijos jugar juntos en el suelo.

Felix asintió, mirando a los niños con ternura. Ella se sentía agradecida por todo lo que tenían.

—Sí, y sé que no siempre será fácil. Pero como familia, podemos superar cualquier cosa —respondió ella, tomando la mano de Hyunjin.

Una sensación de calma y esperanza llenó la habitación, como un recordatorio de que a pesar de los desafíos que pudieron haber enfrentado en el pasado, siempre había un camino hacia la curación y el crecimiento. La familia Hwang había crecido más fuerte, y aunque la vida seguía presentando obstáculos, sabían que su amor y unidad les permitirían enfrentarlos juntos.