Nuestra vida puede cambiar con el mínimo detalle.
Donde Jacob black se convierte en mujer misteriosamente y descubre que trás la muerte de su amiga Bella swan,dando a luz a su hija Renesmee
descubre que su impronta es Edward Cullen.
Amanecer 2.
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Jacob se sintió atrapado en un torbellino de emociones mientras se dirigía hacia el baño. A medida que sus pasos resonaban en el pasillo, la incertidumbre y el desasosiego se apoderaban de él. Nunca había imaginado que se sentiría así en su propia casa, como un extraño en su propio cuerpo.
Al llegar a la puerta del baño, se detuvo. La luz suave y cálida del ambiente le ofreció un poco de consuelo, pero el espejo que lo aguardaba era un recordatorio brutal de lo que había sucedido. Se tomó un momento para respirar, sintiendo el aire fresco contra su piel antes de empujar la puerta.
Al encender la luz, la claridad lo deslumbró momentáneamente. Con un gesto automático, desvió la mirada, sin querer enfrentar su reflejo. Pero al final, no pudo evitarlo. Se obligó a mirarse en el espejo, y lo que vio lo dejó sin aliento.
Frente a él, una mujer lo miraba, y aunque sabía que era él mismo, la imagen parecía sacada de una pesadilla. Sus ojos, que solían ser oscuros y llenos de confianza, ahora eran grandes y vulnerables. El pelo largo caía en ondas suaves sobre sus hombros, y su piel, antes bronceada por el sol, lucía pálida y delicada. Se sentía extraño en su propia piel, como si la esencia de Jacob se hubiera desvanecido, dejando solo un caparazón.
⸺No puedo seguir así⸺murmuró para sí mismo, sintiendo que las lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos.
Tenía que hacer algo, y bañarse parecía un primer paso. La idea de sumergirse en el agua lo calmaba un poco, así que giró la perilla de la ducha y dejó que el agua caliente fluyera.
Mientras el vapor comenzaba a llenar la habitación, Jacob se despojó de la ropa que había estado usando. Las prendas caían al suelo, y con cada una, sentía que dejaba atrás un poco de su antigua identidad. La sensación del aire fresco en su piel nueva era desconcertante, y temió que el reflejo de su cuerpo desnudo lo llevara a la locura.
Al entrar bajo la ducha, el agua caliente abrazó su piel, y por un momento, sintió que la tensión comenzaba a disolverse. Se permitió cerrar los ojos y concentrarse en la sensación del agua. La calidez del líquido deslizándose sobre su cuerpo era reconfortante, y durante unos instantes, logró olvidar su nueva realidad.
Mientras el agua caía, comenzó a frotar su piel con el gel de baño, tratando de limpiar no solo su cuerpo, sino también sus pensamientos. Las burbujas eran un pequeño refugio, un escape temporal de la confusión que lo rodeaba. Pero incluso en este momento de tranquilidad, su mente regresaba a las palabras de su padre sobre la impronta. La idea de ser padre y de ser una mujer lo atormentaba.
⸺¿Por qué tuvo que ser así?⸺ preguntó, sintiendo el nudo en su estómago apretarse más⸺No entiendo por qué no puedo volver a ser yo mismo. No elegí esto. No puedo ser quien se espera que sea.
Con cada movimiento de sus manos, el agua parecía arrastrar sus pensamientos oscuros, pero no podía dejar de sentir la injusticia de su situación. Se lavó el cabello, sintiendo las hebras largas y suaves deslizarse entre sus dedos, un recordatorio más de su nueva realidad. Las lágrimas comenzaron a caer, mezclándose con el agua.
⸺Es como si me hubieran robado⸺soltó en un susurro, sintiéndose perdido y despojado de su esencia⸺No sé cómo enfrentar esto. No sé cómo ser lo que esperan que sea.
Después de un tiempo que pareció interminable, Jacob finalmente se enjuagó y salió de la ducha. El aire frío del baño lo recibió, haciéndolo estremecer. Se envolvió en una toalla, y aunque era un gesto habitual, se sintió extraño al hacerlo con su nuevo cuerpo. Se miró nuevamente en el espejo, y esta vez, se vio un poco más sereno, aunque la confusión aún estaba presente.
“Solo tengo que vestirme”, se dijo a sí mismo. “Solo eso.”
Se dirigió a su armario, pero al abrirlo, se detuvo. La ropa que solía usar parecía un recuerdo distante. La idea de vestirse con prendas que no le quedaban o que no representaban quién era ahora lo llenaba de ansiedad. ¿Qué se suponía que debía usar? ¿Ropa de hombre, de mujer? La elección parecía abrumadora.
Finalmente, se decidió por una blusa de manga larga, suave al tacto, y un pantalón que solía ser holgado, pero que ahora le quedaba de manera diferente. Mientras se vestía, sentía cada prenda como una segunda piel, un recordatorio constante de su transformación. Los botones de la blusa eran más difíciles de abrochar de lo que recordaba, y tuvo que respirar hondo para mantener la calma.
Mirándose en el espejo, se dio cuenta de que aunque no podía cambiar lo que había sucedido, sí podía intentar sentirse un poco más cómodo en su nueva piel. “Tal vez esto sea un paso hacia la aceptación”, pensó, aunque la idea parecía lejana.
Al terminar de vestirse, se pasó una mano por el cabello, sintiéndose un poco más como una persona. “Esto es solo el principio”, se dijo, y aunque su corazón seguía pesado, había un ligero destello de determinación en su interior. “No puedo seguir sintiéndome así. Necesito enfrentar esto. No puedo dejar que la rabia y la confusión me consuman.”
Con una respiración profunda, se dio la vuelta y salió del baño, dispuesto a enfrentar al resto de la manada y encontrar la manera de lidiar con su nueva realidad. Aunque el camino sería largo y difícil, Jacob sabía que no podía rendirse. Tenía que ser fuerte, no solo por él, sino también por aquellos que lo amaban y lo apoyaban.
Al abrir la puerta, sintió que la luz del día lo abrazaba, y aunque el futuro era incierto, estaba decidido a dar el primer paso hacia la aceptación.
