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Maddie no podía más. Había llegado al límite de lo soportable, y su mente había tomado una decisión que su cuerpo ansiaba ejecutar.

Necesitaba calmar sus deseos lascivos con Rick Grimes.

El jodido padre de su amigo, que situación tan jodida ¿no?

Maddie siempre había sido una chica impulsiva y apasionada, y desde pequeña, admiró a las figuras fuertes y protectoras.

Las figuras paternas en su vida habían sido ausentes o distantes, y Rick parecía llenar ese vacío, no solo con su físico imponente, sino con la calma que irradiaba en cada situación difícil. No era solo deseo lo que la consumía, era una mezcla de admiración y necesidad de algo más profundo.

Rick era el tipo de hombre que emanaba una fuerza silenciosa, una presencia dominante que capturaba la atención de todos en la habitación. Maddie se dio cuenta de que, más allá de su apariencia, lo que realmente le atraía de Rick era la forma en que él parecía poseer un control total.

Maddie había conocido a Rick hace un año gracias a Carl, su compañero en la universidad y en casi todos sus proyectos, por lo que ha tenido múltiples oportunidades de ver a Rick cuando se juntaban en su casa a trabajar o en visitas casuales de amigos.

A Maddie realmente le agradaba tener a Carl a su lado, ya que su presencia le permitía evitar casi cualquier esfuerzo; Carl siempre se ofrecía a hacer todo por ella.

Desde el primer día, Carl había desarrollado una obsesión evidente por Maddie; la miraba con una devoción casi patética, babeando por ella todo el tiempo. Maddie no podía ignorarlo, era obvio, pero Carl nunca hizo nada al respecto. Era un cobarde, limitado a ser solo su amigo, tal vez esperando el momento adecuado para confesarle su amor. Sin embargo, Maddie solo deseaba que ese momento nunca llegara, pues sabía que la respuesta de ella sería un rotundo no. Carl lucía físicamente bien, la genética Grimes había hecho su parte, pero definitivamente no era su tipo; si acaso, su padre sí lo era.

Por el momento, Maddie tenía la balanza a su favor, pues, por lo que Carl le había contado, el matrimonio de Rick y Lori se estaba desmoronando, como un viejo edificio que ya no merecía ser reparado. Su oportunidad estaba ahí, y, a la mierda, no quería desperdiciarla.

Maddie sabía que él iba a ser difícil, Rick Grimes no parecía ser del tipo inmoral que engañaría a su esposa con cualquier jovencita que se le atravesara por el camino, aun teniendo serios problemas con su esposa, tampoco defraudaría a sus hijos así de facil, pero aun así tenía esperanzas. Al final del día, él solo era un hombre, con deseos y debilidades.

A fin de cuentas, Maddie entendía que la moralidad de un hombre y sus deseos más carnales no siempre seguían la misma lógica. Nunca había puesto sus expectativas de lealtad en un pedestal inalcanzable para nadie, ni siquiera para él.

Rick debía estar frustrado, debía sentirse atrapado en esa monotonía, necesitado de contacto físico. Maddie se preguntaba si él recordaba la última vez que el calor del deseo había tocado su piel, y sin dudar por un segundo, se ofrecía como su distracción, para sacar esa amargura que su esposa causaba en él, y joder, ella estaba segura de que si él le diera la oportunidad, ella hará el mejor trabajo del mundo. La sola idea de ser quien rompiera esa barrera la hacía estremecerse.

Maddie sabía que lo que estaba sugiriendo era arriesgado, incluso imprudente. Cada vez que pensaba en él de esa forma, un nudo de ansiedad se formaba en su estómago. Sabía que lo que sentía era incorrecto, ni si quiera podía imaginar lo que Carl pensaría de ella, o en lo mucho que lo rompería, a demás, cruzar esa línea no solo lastimaría a Carl, sino que la pondría en una situación de la que quizá no podría salir.

Pero el deseo la corroía, y cada día que pasaba, la línea entre lo correcto y lo prohibido se desdibujaba más. Ella lo necesitaba, necesitaba de Rick cómo necesitaba respirar.

¿Acaso existe alguien que conoció a Rick Grimes y no fantaseó con él ni si quiera una sola vez?

Pues Rick Grimes había llegado a los cuarenta de manera impecable, como si el tiempo hubiera trabajado a su favor en lugar de en su contra, Maddie había visto fotos de él siendo más joven y no era ni la mitad de atractivo de lo que era en ese momento. No dudaba que muchas mujeres se le insinuaban constantemente en el trabajo o en el supermercado, y solo la exitaba más el hecho de que él parecía del tipo que ignoraría eso como si fuera un pedazo de basura en la calle.

Y ahí estaba ella, simplemente una chica común. No le hacía daño a nadie al fantasear un poco.

•••

¡Aquí terminó el primer capítulo, espero que les haya gustado!
💗💗💗

Maddie... estás jugando con fuego, y todos sabemos que Rick no es precisamente el tipo que se quema fácil... ¿o sí?
👀

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Forbidden | Rick Grimes +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora