Rick se sentó, quedándose inmóvil por un instante, con la respiración entrecortada y el corazón acelerado, sintiendo el eco del placer que aún latía en su interior. La euforia de lo que acababan de compartir se desvanecía lentamente, dando paso a la realidad de lo que había hecho.
Comenzaba a arrepentirse.
Se levantó, recogiendo su ropa y la de Maddie del suelo. Con un gesto ágil, le pasó a ella su blusa y su pantalón corto. Luego, se giró y comenzó vestirse, haciendo que ella se sintiera un poco más aliviada al tener un momento de privacidad.
Maddie hizo lo mismo, dándose prisa para ponerse su ropa mientras su mente corría a mil por hora, tratando de procesar lo que acababa de suceder.
La tela de su blusa semi húmeda; debido a las gotas de la lluvia, se sentía fresca contra su piel, vistió su short, quedando completamente vestida de nuevo.
Rick, dio una media vuelta, luego de vestirse por completo. La observó, sentada en el sofá.
La habitación estaba en penumbras, y el silencio que los envolvía después del encuentro era espeso, casi opresivo. Maddie, aún vulnerable, buscó con la mirada algún signo de ternura en Rick, algún rastro de calidez. Pero en cuanto ella se dio cuenta de su mirada, una barrera invisible pareció levantarse entre ellos.
—Rick...
Rick se reincorporó y volvió a tomar asiento en el sofá, esta vez bastante alejado de ella. Sin mirarla, habló con un tono bajo.
—No debió suceder —dijo finalmente, llevando su mano a su rostro hasta pasar por su cabello.
El impacto de esas palabras fue inmediato. Había algo en su tono, en la distancia que ahora mantenía, que la dejaba sin respuestas. Cuando intentó acercarse, Rick levantó ligeramente una mano, sin mirarla directamente, como una señal silenciosa de que no avanzara.
—No vamos a hablar de esto. Ni hoy, ni mañana, ni nunca. Lo que pasó aquí... se queda aquí —su voz era fría y definitiva, no dejaba espacio a protestas.
Ella titubeó, pero no consiguió palabras para expresarse. Ella se acercó a él, tomando su brazo, buscando su mirada. Lo obtuvo, pero no fue la mirada que ella deseaba.
—No... Maddie —él movió sus brazos suavemente, evitando el contacto con ella.
Ella sintió un nudo en la garganta, pero él ni siquiera parecía percibirlo. O si lo hacía, no mostraba el menor atisbo de compasión. Rick bajó la mirada, sus ojos evitando los de ella como si fuera una presencia que prefería ignorar.
—No debí permitir que esto pasara. Tengo... responsabilidades, Maddie. Y una familia. Todo esto... —exhaló lentamente, sacudiendo la cabeza como si buscara librarse de algún peso—. Fue un error.
El peso de sus palabras caía sobre ella con una fuerza innegable. Rick había vuelto a la frialdad de siempre. Maddie quiso protestar, acercarse, pero él se mantuvo firme, con una barrera impenetrable a su alrededor.
Finalmente, Rick lanzó una última mirada, breve.
—Adiós, Maddie.
El dolor que sentía era tan inesperado como agudo, un eco que vibraba en su pecho de una forma que no había anticipado.
Después de todo, solo había querido sexo, ¿verdad? Había sido clara en su mente: algo físico, sin complicaciones, sin ataduras. Era una simple conquista, nada más. Debería estar satisfecha, incluso victoriosa, por haber conseguido exactamente lo que buscaba. Pero la realidad la golpeaba con fuerza, y lo último que sentía era triunfo.
Maddie miraba a Rick. No había nada en su rostro que reflejara la tormenta que se desataba en ella. Quizás eso era lo que más le dolía: la indiferencia implícita en sus gestos, como si nada de lo que acababa de suceder realmente le afectara.
El vacío en su pecho crecía, tragándose todo. Por mucho que intentara convencerse de que esto no era más que un impulso satisfecho, la sensación de que algo dentro de ella se había roto la abrumaba. Tal vez era su orgullo herido, o tal vez, en el fondo, había esperado que este encuentro significara algo más, aunque no quisiera admitirlo.
—Adiós, Rick —murmuró.
Maddie se levantó del sofá. Con cada paso hacia la puerta, sentía el peso de las palabras de Rick, su frialdad, su rechazo. Extendió la mano hacia la manija, lista para salir y no mirar atrás. Pero entonces, su voz rompió el silencio.
—Maddie.
Ella se detuvo, volviéndose lentamente.
Sus ojos, todavía esperanzados, buscaban en él algo que no encontraban: tal vez una disculpa, tal vez una razón para no irse. Rick la observó, pero su expresión seguía siendo impenetrable, y cuando habló, lo hizo en un tono bajo y cortante, como si las palabras fueran un muro que erigía entre ellos.
—No vuelvas aquí —dijo, cada sílaba impregnada de una certeza que helaba—. Y asegúrate de no buscar esto de nuevo.
La despedida resonó en el aire como una sentencia final. Maddie asintió en silencio, sin responder, sin luchar. Se giró y abrió la puerta. Al cruzar el umbral, cerró la puerta tras de sí y sintió el peso de un adiós que dolía en lo más profundo.
•••
💔
¿Opiniones?
ESTÁS LEYENDO
Forbidden | Rick Grimes +18
FanfictionMaddie nunca imaginó que una simple visita a la casa de su amigo Carl cambiaría su vida. Desde el primer momento en que vio a Rick Grimes, el padre de Carl, algo en ella despertó: una fascinación inquietante, casi incontrolable. Rick, un hombre madu...