Aquella noche Maddie no podía dormir, el insomnio la tenía atrapada. No había podido sacarse a Rick de la cabeza los últimos días... y esa noche en particular parecía imposible.
Estaba ovulando.
Acostada en su cama, abrió los ojos, y la oscuridad de la habitación la envolvió. Solo un tenue rayo de luz se filtraba desde los bordes de la cortina, proyectando una franja pálida que apenas iluminaba el suelo. A pesar de la calma aparente, su mente estaba lejos de ser silenciosa.
Pensó en la última vez que lo vio, hacía ya unos días.
Nunca antes había tenido una interacción con él, solo ese breve pero intenso intercambio de miradas en su cocina. Pequeño, sí, pero significativo.
Normalmente, sus interacciones se reducían a un saludo cordial, una cortesía vacía y neutral.
Ella no podía dejar de preguntarse qué carajos había pasado por la mente de Rick en ese breve momento, cuando su mirada se deslizó sobre ella. ¿Acaso había sentido algo? ¿O tal vez para él había sido tan insignificante que ni siquiera lo recordaba?
Una sola maldita mirada, apenas unos segundos.
Debía reconocer que estaba siendo completamente tonta e ilusa, pero sus esperanzas habían crecido desmesuradamente, alimentadas por la posibilidad de que Rick compartiera algún tipo de interés. Era una fantasía que nunca había experimentado antes, y la idea de que él pudiera desearla era intoxicante.
Rick, Rick, Rick.
Su nombre resonaba en su mente como un mantra.
Rick Grimes, ¿Que me has hecho?
Maddie no podía contenerse más. Nunca antes había sentido una necesidad tan intensa por un hombre, estaba tan malditamente desesperada, como jamás en su vida. La idea de haber llegado a ese punto la sorprendía, pero ahí estaba, enfrentando su propia vulnerabilidad.
La desesperación la llevó a contemplar incluso la posibilidad de humillarse si eso era lo que se requería, se humillaría, una y otra vez, con tal de tener el mínimo contacto de su parte, joder, si tan solo su mirada estaba sobre ella ya podía saciarse.
Sus manos inevitablemente viajaron sobre su abdomen, un escalofrío recorriendo su cuerpo caliente, lentamente llegando hasta la goma de sus shorts, con sus dedos se abrió paso, abriendo sus piernas, sintiendo su piel lisa hasta llegar a su propia vulnerabilidad, su punto más débil, tan hinchado y tan mojado, como el jefe de policía Rick Grimes siempre la tenía.
Comenzó a estimularse ella misma, mientras por su mente pasaba la imagen del Sr. Grimes.
Imaginaba sus dedos, callosos y adornados con un anillo plateado, que se movían sobre su piel, provocando un estremecimiento en cada toque. La mezcla de su dominio y control increíblemente excitante. Sus rizos cayendo sobre su frente húmeda, sus hombros anchos y desnudos, y la figura imponente que emanaba una atracción indiscutible. La línea de su nariz, y la mandibula oculta entre una barba que solo acentuaba su atractivo.
¡Era jodidamente hermoso!
Un ligero gemido escapó de su boca, acompañando sus movimientos. A medida que sus dedos se movían, las imágenes en su mente se volvían más vívidas, más intensas. La idea de Rick poseyéndola se convirtió en un deseo ardiente. La combinación de su dominio y control se volvió cada vez más excitante, y su respiración se volvió errática.
Maddie soltó un largo gemido, susurrando el nombre de Rick cuando llegó al clímax, sintiendo su propio fluido sobre sus dedos, su pecho bajaba y subía con rapidez, mientras intentaba estabilizarse.
Se relajó, sintiendo sus ansias calmarse un poco más. Se sonrió a sí misma, ligeramente avergonzada por lo que acabó de hacer, no tuvo otra solución, de lo contrario explotaría.
Se volvió a acomodar de un lado de la cama, cerrando sus ojos, sintiendo como el sueño ya comenzaba a invadirla, sabía que luego de eso dormiría como una bebé.
•••
Si pensabas que las noches de insomnio eran solo para contar ovejas, es que no has conocido a Rick Grimes.
¡Nos vemos en el próximo capítulo! 💗
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Forbidden | Rick Grimes +18
FanfictionMaddie nunca imaginó que una simple visita a la casa de su amigo Carl cambiaría su vida. Desde el primer momento en que vio a Rick Grimes, el padre de Carl, algo en ella despertó: una fascinación inquietante, casi incontrolable. Rick, un hombre madu...