¡Maldito Idiota!
Maddie quería gritar.
¿De verdad acababa de hacer eso?
¿Coquetearla de manera tan descarada, envolverla con su toque firme en la cintura, encender cada nervio de su cuerpo con promesas implícitas? La había dejado atrapada en el abismo de la anticipación, casi saboreando un beso que nunca llegó, solo para luego apartarse con la misma facilidad con la que había cruzado la línea entre lo prohibido y lo tentador.
La frustración la quemaba por dentro.
¿Qué clase de juego era ese?
Nadie podía hacer eso con ella. Su ego no lo permitía.
Rick no solo la había desarmado con su cercanía, sino que también la había dejado varada en un torbellino de emociones y deseos insatisfechos. Como si fuera una simple broma para él, algo que podía encender y apagar a su conveniencia.
Exhaló un suspiro de frustración.
Con un ligero temblor en las manos, se dirigió al baño de mujeres. Permaneció allí un tiempo prudente, lo suficiente para evitar cualquier sospecha. Finalmente, tras asegurarse de que su semblante reflejaba calma, regresó a la mesa, retomando su lugar como si nada hubiera pasado.
Maddie se dejó caer en su asiento, observando cómo Rick ahora conversaba con Matthew. Cómo si absolutamente nada fuera de lo común acabara de suceder.
La frustración latía en su interior.
Adoptó una postura aparentemente relajada, cruzando las piernas y recargándose en el respaldo, aunque en realidad estaba haciendo un esfuerzo consciente por actuar normal. Notarlo tan despreocupado encendió cada fibra de su ser con una mezcla de enojo y deseo reprimido.
Sin pensarlo mucho, levantó la mano para llamar la atención del mesero.
—Otro cóctel, por favor —pidió.
Sabía que necesitaba algo que la ayudara a sobrevivir el resto de la noche.
Para su suerte, el cóctel no tardó en llegar.
Cuando llevó el vaso a sus labios, sus manos temblaban apenas perceptiblemente. Se detuvo, fingiendo que observaba el líquido ámbar, pero en realidad estaba intentando calmarse.
"¿Por qué tiene tanto efecto en mi?" Pensó Maddie, sollozando en su mente "¿Es eso siquiera posible?"
Los demás en la mesa continuaban conversando, Rick con una serenidad casi insultante, su voz grave y pausada atravesando el bullicio como un faro en la noche.
Maddie contuvo el impulso de rodar los ojos. Sentía que estaba atrapada en un juego, y ella estaba perdiendo. Pero no iba a permitir que él tuviera la última palabra, no esta vez. La frustración hervía en su interior, empujándola a actuar. Si él creía que podía dejarla así, confundida y vulnerable, estaba muy equivocado.
Debía hacer algo, algo que le devolviera el control, aunque fuera por un momento. Su mente trabajaba rápido, buscando la mejor forma de equilibrar la balanza. Rick no iba a salirse con la suya tan fácilmente.
Bebió un sorbo de su bebida.
—No sé —habló Matt. —Creo que en este punto el equipo necesita un cambio de estrategia.
Maddie se deshizo lentamente de sus tacones. Sin apartar la vista de Rick, deslizó su pierna suavemente bajo la mesa, avanzando con cuidado hasta que sus dedos rozaron sus pies. El contacto fue sutil, casi imperceptible, pero lo suficientemente cercano para enviar una corriente eléctrica de desafío a través de su cuerpo.
Observaba su reacción, buscando cualquier signo de sorpresa, incomodidad o, mejor aún, interés. Estaba decidida a devolverle el juego, a hacerle saber que ella también podía jugar con fuego.
Rick se reincorporó, su cuerpo se tensó, causando un movimiento pequeño, imperceptible para alguien que desconocía lo que Maddie acabó de hacer. Enseguida recuperó su estabilidad, y se mantuvo ajeno por un momento al gesto de Maddie, seguía, o al menos intentaba, continuar presente en la conversación con Matthew y su hijo.
—Puedes tener a los mejores jugadores, pero si no sabes cómo mover las piezas... estás perdido. —continuó Matt.
La respiración de Rick se volvió más lenta, mantenía su mirada fija en el vaso, pero su mente estaba a kilómetros de distancia. Sentía el roce apenas perceptible de Maddie bajo la mesa, y un torbellino de emociones amenazaba con arrollarlo. No era un hombre impulsivo, o al menos eso solía decirse. Pero ahora, con ella jugando un peligroso juego bajo la mesa, cada fibra de su autocontrol se tensaba. Era una locura, y él lo sabía. Sin embargo, la tentación tenía un peso casi físico, una fuerza que lo empujaba a cruzar líneas que había prometido no volver a romper.
Rick intentó alejarse, pero no tenía mucho lugar donde moverse sin parecer inquieto.
Maddie se permitió una pequeña sonrisa. Sabía que lo había tocado, tanto en sentido literal como figurado. Sus ojos brillaban con una mezcla de desafío y satisfacción, sin dejar de observarlo, esperando que algo en su expresión cambiara, aunque fuera un leve indicio de lo que estaba ocurriendo en su mente.
El momento se alargó en un silencio tenso, mientras la conversación entre los demás continuaba sin detenerse.
Maddie avanzó un poco más, acariciándolo, deslizando su pie sobre su pierna. Lo vio tensarse por el rabillo del ojo, un pequeño cambio en su postura que le bastó para saber que no era inmune. Era un juego arriesgado, pero ella estaba dispuesta a jugarlo, a forzar a Rick.
Rick había dejado de participar en aquella aburrida conversación de deportes, y los otros presentes en la mesa ni se habían dado cuenta. Maddie no entendía cómo es que esos dos podían entretenerse tanto.
El ambiente en la mesa ya era más pesado. Los murmullos del restaurante se difuminaban, quedando en un segundo plano. Cada palabra que salía de la boca de Matthew sonaba distante, irrelevante. Todo lo que importaba era ese juego de voluntades bajo la mesa.
Finalmente, Rick tomó un sorbo de su bebida, girándose un poco hacia ella.
La cena llegó.
Maldita sea.
Maddie enderezó la espalda, adoptando una postura que irradiaba confianza. Si él iba a jugar con sus emociones, ella haría lo mismo. No iba a ser la única que perdiera el control. No importaba cuánto tuviera que empujar los límites; quería verlo tambalearse, quería comprobar si bajo esa fachada de calma inquebrantable había un hombre tan vulnerable como ella lo estaba en ese momento.
•••
Amo cuando Maddie se pone atrevida 😭
No se olviden de votar 💗
ESTÁS LEYENDO
Forbidden | Rick Grimes +18
FanfictionMaddie nunca imaginó que una simple visita a la casa de su amigo Carl cambiaría su vida. Desde el primer momento en que vio a Rick Grimes, el padre de Carl, algo en ella despertó: una fascinación inquietante, casi incontrolable. Rick, un hombre madu...