Capitulo Diez.

221 29 2
                                    

Alyssa abrió lentamente los ojos. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, llenando la habitación con un suave resplandor dorado. Se incorporó con pesadez, sentándose en el borde de la cama mientras observaba el espacio a su alrededor. Todavía no se acostumbraba a estar allí, en esa imponente mansión, tan lejos de la familiaridad de su pequeño departamento.

Suspiró y se dio un par de suaves palmadas en las mejillas, intentando despejarse. "Tienes que espabilar", se dijo. Debía concentrarse en terminar el trabajo cuanto antes y regresar a casa. Además, Damian probablemente estaría comenzando a preocuparse por su falta de contacto.

Se estiró lentamente, liberando la tensión de su cuerpo antes de apartar las sábanas y ponerse de pie. Caminó hacia la ventana y, al mirar hacia afuera, una pequeña sonrisa curvó sus labios. Ahí estaba Caesar, saliendo de la mansión con su paso confiado, dirigiéndose hacia el auto.

"Este es el momento", pensó Alyssa, y su corazón latió con anticipación.

Sin perder tiempo, se giró y corrió hacia el armario, buscando rápidamente algo adecuado para cambiarse.

¤°¤

—¿Nos vamos? —preguntó el chófer, mirando al Zar a través del retrovisor. Caesar soltó un largo bostezo, lo que retrasó su respuesta.

Justo en ese momento, la puerta del otro lado del auto se abrió de golpe. Alyssa apareció, tomando asiento junto a él con una expresión decidida. Caesar la observó, algo confundido por su repentina entrada.

—Déjame en el camino —dijo ella mientras cerraba la puerta con firmeza.

Caesar la miró en silencio, sin decir nada por un momento, intentando descifrar sus intenciones.

—Haré unas cosas, luego volveré aquí para terminar el trabajo —añadió Alyssa, cruzando los brazos. No entendía por qué sentía la necesidad de darle explicaciones. Frunció el ceño—. ¿Qué esperas? Vamos.

—Ajam... —murmuró Caesar, aún algo desconcertado.

El viaje transcurrió de manera sorprendentemente tranquila. No hubo silencios incómodos ni tensiones en el ambiente, algo que Alyssa agradecía. Había esperado sentirse incómoda, pero la calma que envolvía el auto la relajaba más de lo que esperaba.

—Bajaré aquí, gracias —dijo cuando el coche se detuvo. Alyssa salió del auto y cerró la puerta detrás de ella. —Achu... —Un estornudo escapó de sus labios. Suspiró, había olvidado su bufanda en la mansión, y con el frío que hacía, su nariz empezaba a ponerse rojiza.

Antes de que pudiera reaccionar, escuchó la voz de Caesar.

—Espera... —Alyssa se giró y lo encontró justo frente a ella, con una sonrisa dibujada en su rostro.

—¿Qué...? —comenzó a decir, pero no tuvo tiempo de terminar la frase.

—No puedes ir por ahí con este frío sin bufanda ni gorro —dijo Caesar mientras, en un gesto rápido pero gentil, le colocaba ambos accesorios. La forma en que lo hizo, casi como si fuera lo más natural del mundo, la tomó por sorpresa.—Es peligroso —añadió él con una seriedad que casi la hizo reír.

Alyssa soltó una pequeña risa, más relajada de lo que esperaba estar en su presencia.

—Gracias, te los devolveré cuando regrese —dijo, realmente agradecida por el gesto. Aunque Caesar solía irritarla, en ese momento le parecía... amable.

—¿A qué estación vas? —preguntó Caesar mientras se acercaba para ajustarle el gorro un poco mejor.

Alyssa lo miró con cierta incredulidad, pero cuando sintió sus dedos en su cabello, tomó su mano suavemente y la apartó de su cabeza.

LIKE THAT .-Caesar Alexandrovich y tu. -Rosas y Champaña-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora