Capítulo 1.

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Un mes antes.

14 de agosto.

—No tengo ganas, de verdad. Prefiero quedarme en casa.

Malena me mira un poco desanimada pero termina accediendo.

Salgo de la escuela y mamá me está esperando. Me acerco a ella.

—Hola, ¿cómo te fue?

—Bien, hoy me llamaron a preceptoría para preguntarme sobre las chicas, si me siguen molestando.

Antes de que mamá pueda llegar a responder una camioneta estaciona junto a nosotras.

Me acerco y papá se estira para abrirme la puerta a mí y a mamá.

—¿Cómo te fue? —le pregunto cuando vuelve a arrancar.

—Bien, cansado, les traje facturas que me mandó el hombre—me mira por es espejo retrovisor mientras sube y baja las cejas. 

Papá trabaja de albañil, ahora está trabajando en la casa de un panadero así que casi siempre trae facturas que el hombre le regala.

—Yo me saqué un 10 en la prueba de historia.

—Genial hermosa.

—Quiero un helado por recompensa.

—¿Con este frío? —pregunta mamá y yo asiento con la cabeza—. Te va a doler la garganta.

—Por favor —miro a papá que es más fácil de convencer—. Un heladito y no te molesto más.

Me vuelve a mirar por el espejo retrovisor y después mira a mamá.

—No sé, después me fijo.

Sonrío porque ya sé que cuando mamá no esté me lo va a terminar comprando. No dice que sí ahora porque le tiene miedo a mamá, cosa que me causa gracia porque él parece un hombre todo canchero y da miedo cuando te lo cruzas en la calle pero en casa se hace lo que mamá dice. 

Papá parece un hombre malo y siempre esta con una cara de serio, pero en realidad es un amor y mi cómplice en casi todo. Si te lo cruzas en la calle no pensarían que es él el que le tiene miedo a mamá y que aveces soy yo la que lo tengo que cubrir.

Llegamos a casa y yo subo a mi habitación para dejar mis cosas. Cuando vuelvo al comedor están tomando mate cómo siempre. Estoy acostumbrada a bajar y que ellos estén sentados hablando de cosas que no entiendo así que me dirijo a la cocina para prepararme algo para tomar.

—¿Te siguen molestando tus compañeras? —pregunta papá cuando me siento en la mesa y agarro una medialuna.

—Maso menos, ahora solo me miran mal.

—Yo voy a hablar con el papá, le voy a preguntar porque su hija te molesta. Y si la chica esa te llega a tocar un pelo voy a la escuela y se va a joder todo, ya sabes.

Mamá le golpea el hombro y le dice que no exagere. 

—No estoy exagerando, solo digo que cómo le hagan algo voy a buscarlo al papá, a la escuela y se va a joder todo. Solo le estoy avisando.

—Ay ya, ya les hice un acta, mamá también, no me van a seguir molestando.

—Más les vale.

Suspiro y espero que no me sigan molestando, porque a pesar de que papá sea muy bueno y todo, como me lleguen a tocar un pelo se va a armar un tremendo quilombo. Y no tengo ganas de que vaya a hablar a la escuela, no quiero meterme en más problemas. Me gusta que me defienda pero aveces se pasa.

Mi nueva estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora