Ecos en la Niebla (parte 2)

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El Eco de los Pasos

Jaehyun no podía dejar de mirar las huellas en el suelo. Eran demasiado reales para ser producto de su imaginación. Tomó un respiro profundo, tratando de calmar el pánico que comenzaba a apoderarse de él. "Es solo una coincidencia", se dijo en un susurro, aunque en su mente sabía que algo iba mal.

Se levantó con cuidado, evitando pisar las huellas, y fue hacia la puerta. Necesitaba salir, alejarse de esa sensación de que algo lo acechaba. Pero cuando su mano tocó el pomo, un frío intenso recorrió su brazo. Jaehyun retrocedió de inmediato, frotándose la piel, como si algo invisible lo hubiera tocado. Respiró hondo, reuniendo el valor para volver a intentar abrir la puerta, y esta vez lo consiguió.

El pasillo estaba en completa oscuridad. Miró su reloj, pero no funcionaba; la pantalla estaba en blanco. El tiempo parecía haberse detenido. Al avanzar unos pasos, notó que las luces no respondían. Ni los interruptores, ni la linterna de su celular. Todo estaba sumido en una oscuridad opresiva que lo envolvía. Pero los susurros estaban ahí, como una sombra invisible que se arrastraba detrás de él.

De repente, un ruido seco resonó a sus espaldas. Jaehyun se giró de inmediato, encontrándose con nada más que el vacío del pasillo. Aceleró el paso, tratando de salir de allí cuanto antes, pero a medida que avanzaba, el eco de unos pasos detrás de él lo seguía, como si algo caminara al unísono con él. Paró. Los pasos también.

Se atrevió a voltear lentamente y, en la distancia, vio algo que lo hizo contener el aliento: la figura de Doyoung, nuevamente. Pero esta vez no estaba quieto. Caminaba hacia él, pero sus movimientos eran rígidos, torpes, como si no fuera del todo humano. Algo estaba mal. Lo sabía. Lo sentía.

"Doyoung", susurró, casi sin poder articular las palabras. La figura se detuvo a unos metros de él, y los susurros cesaron. El silencio que lo envolvió fue ensordecedor. Durante unos segundos interminables, ninguno de los dos se movió.

De repente, Doyoung levantó la cabeza, mostrando su rostro cubierto de sombras. Su boca se movió, pero no era una sonrisa. Era una mueca, una parodia de humanidad que hacía que Jaehyun sintiera náuseas.

"Jaehyun...", la voz de Doyoung resonó, distorsionada, como si proviniera de lo más profundo de un túnel. "Te advertí..."

Jaehyun sintió cómo el suelo bajo sus pies comenzaba a tambalearse. Todo el pasillo parecía moverse, ondulando como una pesadilla que no podía controlar. "¿Qué quieres?", gritó, pero su voz apenas fue un susurro, ahogado por el peso de la oscuridad.

Doyoung dio un paso más hacia él, y con ese simple gesto, el pánico de Jaehyun se desató por completo. Retrocedió, tropezando y cayendo al suelo, mientras sentía que las paredes a su alrededor se cerraban. Intentó levantarse, pero sus piernas no respondían. El terror lo tenía paralizado.

"Jaehyun, no debiste seguirme...", la voz de Doyoung resonó nuevamente, pero esta vez más cerca, como si estuviera justo a su lado.

Jaehyun alzó la vista y lo vio, a solo un paso de distancia. El rostro de Doyoung estaba completamente cubierto de sombras, sus ojos ahora dos pozos negros que lo observaban con una intensidad inhumana. Estaba atrapado. No había escape.

"Por favor...", susurró Jaehyun, su voz quebrándose mientras lágrimas de puro terror llenaban sus ojos.

Doyoung se agachó lentamente, acercando su rostro al de Jaehyun. "Nunca estuvo en tus manos", murmuró con una voz fría y vacía. "Esto... siempre fue tu destino".

Antes de que pudiera reaccionar, Jaehyun sintió cómo la oscuridad lo envolvía por completo. Su visión se volvió borrosa, su respiración dificultosa, y en medio del caos, lo último que escuchó fue ese susurro, constante, implacable, arrastrándose en su mente.

Cuando despertó, estaba de vuelta en su cama. El reloj funcionaba. Las cortinas se movían ligeramente. Todo parecía en orden. Excepto por una cosa. Las huellas seguían allí. Y esta vez, no solo eran de pies descalzos. Eran de manos también, como si alguien o algo hubiera gateado desde el umbral de la puerta hasta su cama.

Jaehyun se quedó inmóvil, incapaz de procesar lo que había ocurrido. Miró hacia el reloj: las 3:15 AM. Pero, algo más llamaba su atención. Sobre el espejo en la pared, escrito con lo que parecía ser una sustancia oscura, había una frase, repetida una y otra vez:

"No debiste seguirlo".

Happy JaeDoween 🎃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora