Ecos en la Niebla (parte final)

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El Rostro en el Espejo

Jaehyun se quedó congelado, observando la frase repetida en el espejo, la cual parecía pulsar con vida propia. La oscuridad de las palabras impregnaba el aire, llenándolo de un olor a humedad y algo metálico que le revolvía el estómago. "No debiste seguirlo". El eco de la advertencia resonaba en su cabeza, mientras su mente trataba de comprender lo que estaba ocurriendo.

Sabía que algo estaba profundamente mal, pero cada vez que trataba de racionalizarlo, sentía una fuerza invisible, como una presión que empujaba su mente al borde de la locura. Esa sensación de estar atrapado, de no poder escapar, lo sofocaba lentamente.

Con las manos temblorosas, se levantó de la cama, decidido a enfrentarlo. No podía seguir así. Alargó la mano hacia el espejo, como si tocándolo pudiera desvanecer las palabras, pero justo antes de hacerlo, algo cambió en la superficie.

Su reflejo... no era solo él. Detrás de su figura en el espejo, vio la silueta de Doyoung, de pie en el rincón más oscuro de la habitación. Los ojos de Jaehyun se abrieron de par en par, su respiración se volvió irregular. Se giró bruscamente, pero no había nadie allí. Solo la soledad de su habitación lo rodeaba.

Cuando volvió a mirar al espejo, Doyoung seguía allí. Solo que ahora... estaba más cerca.

Jaehyun retrocedió un paso, incapaz de apartar la vista del reflejo. "¿Qué quieres de mí?", preguntó en voz baja, casi como una súplica.

El reflejo de Doyoung sonrió, pero esa sonrisa no era la suya. Era algo antinatural, retorcido. Y entonces, lentamente, Doyoung levantó su mano en el espejo, señalando algo detrás de Jaehyun.

Jaehyun sintió un frío inhumano recorrer su espalda. El aire en la habitación pareció congelarse, y, con el corazón latiendo a mil por hora, se giró lentamente para mirar lo que Doyoung señalaba.

En la pared, justo al lado de su cama, las sombras habían tomado forma. Era como si algo estuviera saliendo de la oscuridad misma, una figura apenas distinguible, pero lo suficientemente palpable como para que Jaehyun sintiera su presencia. Unos ojos brillaban en medio de la negrura, observándolo con una intensidad que lo dejó paralizado.

De repente, el sonido de pasos resonó por el pasillo. Jaehyun giró la cabeza hacia la puerta, y allí, de pie en el umbral, estaba Doyoung. No el reflejo, sino Doyoung en carne y hueso... o al menos, eso parecía.

"Doyoung...", susurró Jaehyun, la confusión y el terror apoderándose de cada fibra de su ser. Pero algo estaba mal. Muy mal. Doyoung se veía exactamente igual que antes, pero su mirada... no era humana. Era vacía, fría, como si fuera un espectro de lo que alguna vez había sido.

"Jaehyun", respondió Doyoung, su voz baja, casi un murmullo. Dio un paso hacia él, y Jaehyun retrocedió instintivamente.

"No estás aquí...", murmuró Jaehyun, su mente tambaleándose entre lo real y lo irreal. "Esto no es real".

Doyoung sonrió de nuevo, esa misma sonrisa torcida, y avanzó otro paso. "¿Y qué es real para ti?", preguntó con un tono burlón, casi mecánico. "¿Crees que puedes escapar de esto?"

Jaehyun sintió cómo el pánico lo inundaba. Todo en la habitación parecía distorsionarse, como si la realidad misma estuviera colapsando. El suelo se tambaleaba, las paredes parecían derretirse a su alrededor, y el eco de las palabras de Doyoung se repetía una y otra vez en su mente. "No puedes escapar..."

Desesperado, Jaehyun corrió hacia la puerta, pero cuando intentó abrirla, no pudo. La manija estaba fría como el hielo, inmóvil, como si estuviera atrapado en una prisión invisible. Golpeó la puerta, gritó por ayuda, pero su voz parecía ahogada por la atmósfera opresiva que lo rodeaba.

"Esto no puede estar pasando", pensó, su respiración cada vez más entrecortada. "No es real..."

Entonces, sintió una mano fría en su hombro.

Jaehyun se giró bruscamente, y allí estaba Doyoung, a solo centímetros de distancia. Su rostro, distorsionado por las sombras, lo miraba con una mezcla de compasión y crueldad. "No debiste seguirme", dijo, con la misma voz vacía que había escuchado antes.

Jaehyun intentó gritar, pero ningún sonido salió de su boca. Doyoung lo observó un momento más, y entonces, con un movimiento lento y calculado, alzó una mano y la puso sobre su pecho. Jaehyun sintió cómo el frío se expandía desde ese punto, como si el hielo estuviera llenando su cuerpo, congelando cada célula, cada pensamiento, cada grito que quería salir.

Las luces en la habitación parpadearon violentamente, y luego, todo quedó en completa oscuridad.

El silencio que siguió fue absoluto. Solo se escuchaba el latido acelerado de su corazón, cada vez más lento, cada vez más distante, hasta que finalmente... cesó.

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Cuando los primeros rayos de sol entraron por la ventana, Jaehyun yacía en el suelo de su habitación. Todo parecía en orden. Las cortinas se movían con la brisa de la mañana, el reloj marcaba las 7:00 AM, y el ambiente era cálido y acogedor. Sin embargo, algo había cambiado. En el espejo, no había reflejo alguno.

Solo un vacío.

Y en la pared, donde una vez estuvieron las huellas, solo quedaba una frase escrita con la misma sustancia oscura: "Nunca estuvo en tus manos".





Muchas gracias por leer 💗 hasta otro fin de semana 👻👀

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