MEDUSA ➖ TOM RIDDLE

06 ➖ Con solo una dosis de ti, supe que nunca más seré la misma...

LA BODA HABÍA SIDO UN ÉXITO Y EL COMIENZO DE UNA NUEVA ERA PARA EL LADO OSCURO. Todos habían sido conscientes del vínculo que Lord y Lady Slytherin compartían ahora, podían sentir que los cambios estaban en el aire y que finalmente venía la victoria para su lado en la guerra.

Marvolo y Harriette habían pasado unas semanas maravillosas juntos, disfrutando de una luna de miel muy merecida. Su vuelta trajo varios cambios para el panorama general, ambos habían hablado extensamente sobre los pasos a seguir, construyendo su castillo de naipes con una base fuerte y sólida para que nunca se derrumbara, y podían sentir que su dinastía alcanzaría la gloria.

Se pusieron a trabajar tan pronto como ambos pisaron su hogar en Slytherin Mannor, derribando con precisión y crueldad la extensa red de mentiras, manipulaciones y dolor que Albus Dumbledore, junto a sus seguidores, habían tejido alrededor del mundo mágico.

Difundieron sus creencias, sus objetivos y sus metas finales para que la magia dejara de estancarse y alcanzara el estado de magnificencia que una vez había tenido. Convocaron reuniones, donde tanto Marvolo como Harriette hablaron sobre sus experiencias, formaron pequeñas guerrillas para luchar contra el Lado de la Luz, atrajeron nuevos seguidores de todos los estados de sangre, enseñándoles a todos los verdaderos caminos de la magia, e hicieron florecer las alianzas entre criaturas.

Su camino no estuvo libre de obstáculos, no cuando los enemigos los rodeaban y los traidores acechaban entre las sombras, listos para clavarles un puñal entre las espaldas. Harry había tenido que mancharse las manos de sangre muchas veces, defender su lugar como parte de la Secta Oscura había sido su pan de todos los días desde que su lugar al lado de Marvolo había quedado claro, pero incluso esos ataques habían ido disminuyendo en cuanto vieron de lo que ella era capaz.

Se ganó su lugar como la Señora de la Secta Oscura, y lo defendió con uñas y dientes. Ella no permitiría que nadie la hiciera sentir pequeña e indefensa nuevamente, nunca volvería a permitir que alguien la hiciera sentir como si no valiese nada, y muchos lo aprendieron a costa de sus vidas.

Fue en medio de los acontecimientos cercanos al fin de la guerra y el comienzo de la toma de poder por parte de Marvolo que una noticia llegó para reformar sus planes.

- ¿Estás seguro, papá? - preguntó ella, con los ojos abiertos y su voz entrecortada por la sorpresa.

Severus asintió con la cabeza, una pequeña sonrisa adornaba su rostro, haciendo que sus ojos brillaran con deleite, cariño y algo de sorpresa.

- Cien por ciento, estás pruebas nunca fallan, mi pequeño corazón.

Harriette se sentó en la cama de la habitación que compartía junto a Marvolo, sus manos acunaron su vientre con temor y sensibilidad, recordando los acontecimientos de su adolescencia, que ahora parecía tan lejana.

Estaba embarazada, un pequeño brote del amor que su esposo y ella se tenían estaba creciendo en su vientre, listo para florecer en nueves meses si todo salía bien... Ella estaba atemorizada.

Había sentido eso una vez, hace años, cuando era joven, asustadiza y frágil. Ese pequeño brote no había llegado a ver la luz del sol antes de que su tío lo matara con saña en su vientre, dejándola sola y vacía, tan vacía que había querido morir.

Ahora estaba sucediendo nuevamente, ya no del fruto de un momento terrible, sino del acto más puro que dos personas pueden sentir. El amor que sentía por Marvolo se había transformado en un pequeño hilo de magia que ahora crecería dentro suyo, y estaba condenada si dejaba que algo le sucediera.

Sus ojos se encontraron con los de Severus, compartiendo la nostalgia y la alegría del momento. Derramó lágrimas de felicidad y dejó que sus padres, los tres, la felicitaran antes de salir corriendo en busca de su esposo.