Cap. 5 (corregido)

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Michikatsu estaba sentado solo en su camerino, el eco de las luces del set y el bullicio de fondo apenas llegaban a sus oídos. La jornada había sido extenuante, pero nada comparado con la batalla que libraba cada noche cuando las pesadillas lo visitaban. Se tumbó en el pequeño sofá, cerrando los ojos, esperando un poco de paz.

Pero la paz no llegó. En su lugar, su mente lo arrastró a un recuerdo enterrado profundamente, uno que nunca quiso revivir.

Era un niño de apenas 9 años. Estaba en su cuarto, jugando con dos muñecas que tanto adoraba, vistiéndolas y peinándolas con dedicación. Su pequeño rostro irradiaba felicidad, completamente absorto en su mundo de fantasía. Pero todo eso se desmoronó cuando la puerta se abrió de golpe, y su padre entró.

—¿Qué haces con eso? —gruñó su padre, sus ojos inyectados de rabia.

Michikatsu miró hacia él, confundido. —Estoy jugando con mis muñecas, papi...

Con un movimiento brusco, su padre le arrebató las muñecas de las manos. —¡Esto no es para niños como tú, Michikatsu! —exclamó, sus palabras llenas de desprecio.

El niño frunció el ceño. —Pero... mami me dijo que podía jugar con lo que quisiera —murmuró, tratando de entender por qué su padre estaba tan enojado.

—¡Lo que tu madre te dice es falso! —gritó el hombre, con las muñecas en sus manos—. Los niños juegan con carros, las niñas con muñecas. ¡Esto va a la basura!

Con un movimiento brusco, el hombre rompió ambas muñecas en dos. Los ojos de Michikatsu se llenaron de lágrimas al ver los fragmentos caer al suelo.

—¡Pero no tiene nada de malo jugar con muñecas! —dijo Michikatsu, al borde de las lágrimas.

Antes de que pudiera decir más, sintió una bofetada quemar su mejilla. —¡Los niños no lloran! —le gritó su padre, su voz resonando en la habitación como un trueno.

Michikatsu sollozaba silenciosamente, su pequeño cuerpo temblando de miedo. Su padre continuaba gritándole, pero antes de que pudiera seguir, su madre apareció corriendo.

—¡Déjalo en paz! —exclamó ella, interponiéndose entre Michikatsu y su padre. Lo abrazó con fuerza, apartándolo de la furia de su progenitor.

—¡Esto es tu culpa! —gritó su padre, apuntando un dedo acusador hacia su madre—. ¡Lo estás educando mal! ¡Ya se comporta como una niñita!

—¿Mi culpa? —respondió su madre con furia—. ¡Es solo un niño, y si quiere jugar con muñecas, que lo haga! ¡Es su vida!

—¡No voy a permitir que críes a un maricón en esta casa! —gritó su padre con odio en los ojos.

—¡Y si lo fuera! —replicó su madre, sin ceder—. ¡Seguiría siendo tu hijo!

—¡NO TENGO UN HIJO GAY! —bramó su padre.

Michikatsu no entendía lo que estaba pasando. ¿Qué era "gay"? ¿Por qué su padre odiaba tanto esa palabra? ¿Qué había hecho mal? Confundido y asustado, el pequeño Michikatsu se escapó de la habitación, corriendo hacia su cuarto mientras las voces de sus padres continuaban resonando, gritándose con más intensidad.

—¡QUIERO EL DIVORCIO!, ¡ERES UN MALDITO LOCO!—escuchó a su madre gritar.

Michikatsu se tapó los oídos, llorando desconsoladamente en su cama. Todo era su culpa. No quería ser "gay", ni siquiera sabía lo que eso significaba. Solo quería que las peleas se detuvieran. Solo quería jugar...

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El siguiente recuerdo era igual de doloroso. Durante la audiencia para la custodia, los gritos continuaron. Sus padres ya no se dirigían palabras de amor, solo odio. Y, entre todo, Michikatsu escuchó lo peor.

★¡𝙋𝙊𝙍𝙉𝙎𝙏𝘼𝙍!★ [𝙆𝙣𝙮]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora