Prólogo: Aquella mañana tormentosa

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Una mujer estaba sentada en su coche, aparcado en frente de una pequeña cafetería con un gran cartel en el que ponía The Coffee Hut mientras llovía a mares en el exterior. Miraba la cafetería con melancolía y cierta nostalgia. Ya había estado ahí, hace muchos años.

La mujer se miró en el retrovisor, intentando arreglarse el pelo mojado como pudo. Parecía muy nerviosa, y el sonido de la lluvia chocando contra la chapa del coche no hacía otra cosa más que empeorarle los nervios.

En el asiento del copiloto había una carpeta negra con varios papeles en su interior. La mujer los miraba con duda.

Después de unos minutos, soltó un gran suspiro y salió del coche con la carpeta en sus manos, corriendo hacia el interior de la cafetería.

Al entrar, la calidez del establecimiento chocó en contraste con el frio del exterior. La mujer empezó a buscar con la mirada entre las pocas personas que había en el lugar, hasta que identificó a quien buscaba en una pequeña mesa al final del local, junto a una de las ventanas.

Un hombre con uniforme de policía estaba sentado en aquella mesa, mirando la lluvia caer. La mujer se fue acercando poco a poco, sintiendo como se le aceleraba el corazón con cada paso.

Una vez estuvo lo suficientemente cerca, el hombre giró la cabeza y sus miradas se cruzaron. La mujer mostró una sonrisa nerviosa, mientras que el policía apenas enseñó alguna emoción al verla.

-Mujer: Monty...

-Hombre: hola, Audrey.

El hombre se levantó y los dos se dieron un pequeño abrazo, que no se sintió para nada sincero. Al separarse, el hombre se volvió a sentar y la mujer se sentó en el lado opuesto de la mesa.

-Mujer: bueno... ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, ¿verdad?

-Hombre: si, mucho tiempo.

Mientras que el tono de la mujer sonaba más alegre por volver a verse, el del hombre se mantenía distante y tenso.

-Mujer: ¿c-cómo está Gloria y vuestra niña?

-Hombre: están bien.

-Mujer: me alegro...

El hombre cruzó sus brazos, manteniéndose distante de la mujer.

-Mujer: buff... este sitio ha cambiado mucho desde la última vez que estuve aquí. I-incluso han cambiado el-

-Hombre: ¿qué estás haciendo aquí, Audrey?

La mujer miró al hombre con sorpresa. Parecía no esperarse que la confrontara de esa manera. Antes de que pudiera decir nada, la camarera se acercó a la mesa con un café en la mano.

-Camarera: aquí tiene, Sheriff Williams.

-Hombre: gracias guapa.

-Camarera: ¿usted quiere algo?

La camarera se dirigió directamente a la mujer.

-Mujer: umm... Un café solo, sin azucar.

-Camarera: marchando.

La chica se alejó de la mesa. El hombre continuaba mirando a la mujer con la misma desconfianza y duda.

-Hombre: aún te sigue gustando el café sin nada, ¿eh?

-Mujer: las cosas buenas nunca cambian.

Por primera vez en toda la conversación, el hombre dejó mostrar una pequeña sonrisa, la cual se fue tan rápido como vino.

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