¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El sol se filtraba por las cortinas de la casa de los Midoriya, iluminando suavemente la habitación. En medio de una cuna, el pequeño Daisuke Midoriya dormía profundamente, ajeno a la agitación que ocurría a su alrededor. A pesar de que sus padres se habían enfrentado a incontables desafíos como héroes, ninguno de ellos se había preparado para lo que significaba ser padres.
Izuku Midoriya, ahora conocido como el símbolo de la esperanza, caminaba de un lado a otro en la sala de estar, revisando mentalmente una lista interminable de tareas. Momo, a su lado, ajustaba los controles del monitor de bebé mientras lo miraba con una mezcla de cansancio y ternura.
-¿Crees que lo estamos haciendo bien?- preguntó Izuku, deteniéndose por un momento y lanzando una mirada preocupada a Momo.
Momo sonrió levemente. Desde que nació Daisuke, habían tenido estas conversaciones casi a diario. -Izuku, es normal tener dudas. Estamos aprendiendo a ser padres, al igual que aprendimos a ser héroes. No hay un manual perfecto para esto.-
Izuku suspiró y se dejó caer en el sofá. -Es solo que… cada día siento que estoy fallando en algo. Con los villanos, al menos sé qué esperar. Pero con Daisuke… cada llanto, cada gesto, me tiene preocupado. Quiero ser el mejor padre para él.-
Momo se acercó y tomó la mano de Izuku con suavidad. -Y lo estás haciendo. Eres un gran padre, Izuku. Solo porque no llevemos el traje de héroe, no significa que no podamos ser buenos en esto. Es un nuevo tipo de desafío, y lo enfrentaremos juntos, como siempre.-
El sonido de Daisuke moviéndose en su cuna los hizo voltear. Sus pequeños ojos verdes se abrieron lentamente, y al ver a sus padres, esbozó una sonrisa dulce que derretía cualquier temor o inseguridad.
Momo fue la primera en acercarse, levantando con cuidado al bebé en sus brazos. -Hola, pequeño,- murmuró con una voz suave. -¿Has descansado bien?-
Izuku se levantó para unirse a ella, mirando a su hijo con admiración. -Cada vez que lo veo, me parece increíble que esté aquí. Es tan pequeño, pero tan lleno de vida.-
-Lo sé,- respondió Momo, sosteniendo a Daisuke mientras el bebé se acurrucaba en su pecho. -Es una responsabilidad enorme, pero también es una bendición.-
Ambos se miraron, y en ese momento, compartieron un entendimiento profundo: este era el desafío más importante de sus vidas. Ser héroes les había enseñado a proteger y salvar, pero ahora debían aprender a criar, a guiar, a amar incondicionalmente a su hijo.
---
Los días siguientes fueron una mezcla de caos y ternura. Izuku se esforzaba por equilibrar su trabajo como héroe y su vida como padre. Había noches en las que apenas dormía, especialmente cuando Daisuke lloraba y necesitaba consuelo. Pero Izuku, con su inagotable perseverancia, se levantaba una y otra vez, balanceando al bebé en sus brazos, susurrándole palabras tranquilizadoras.
Momo, por su parte, también enfrentaba sus propios desafíos. Entre las misiones y las reuniones de la Agencia de Héroes, siempre encontraba tiempo para estar con Daisuke, para nutrirlo, para asegurarse de que se sintiera amado y seguro. A pesar de ser una estratega nata, ser madre la desafiaba de maneras que jamás había imaginado.
Un día, después de un largo día de trabajo, ambos se encontraron agotados en la sala de estar mientras Daisuke dormía en su cuna. Izuku se dejó caer en el sofá, y Momo lo siguió, apoyando su cabeza en su hombro.
-Esto es mucho más difícil de lo que esperaba,- confesó Izuku, su voz teñida de cansancio.
Momo rió suavemente. -Definitivamente no es lo que pensábamos, pero míralo de esta forma. Hemos superado cosas mucho peores. Si pudimos con esos villanos, podremos con esto.-
Izuku sonrió, aunque su agotamiento era evidente. -Tienes razón. Además, cuando lo miro a él… me doy cuenta de que todo vale la pena.-
Momo lo miró con ternura. -Es cierto. Cada pequeño momento, cada sonrisa suya, nos recuerda por qué hacemos todo esto.-
Izuku tomó la mano de Momo y la apretó suavemente. -Prometimos enfrentar cada desafío juntos. Este es solo otro de esos desafíos. Seremos los mejores padres que podamos ser, y Daisuke crecerá sabiendo que siempre estaremos aquí para él.-
Momo asintió, sintiendo la misma determinación en su corazón. -Y lo haremos con amor, paciencia y mucha dedicación, como siempre lo hemos hecho.-
Mientras el silencio de la noche envolvía su hogar, y Daisuke dormía tranquilamente, Izuku y Momo se dieron cuenta de que, aunque el camino sería largo y a veces difícil, no había nada más importante que el amor y la familia que estaban construyendo juntos.
Ser padres era un desafío, sí, pero también era el más grande de todos los regalos. Y como héroes, sabían que estaban destinados a superarlo, uno al lado del otro.
Fin.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.