Capítulo 6: Kyler

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Aquel viernes a la noche, el tercero después de haber comenzado las clases, Yoko sintió una sensación extraña después de haber tomado dos vasos de cerveza y discutido con Kyler, en realidad, cuando había alcohol de por medio, nunca terminaban de buena manera.

Después de haber acabado el horario escolar, se dirigieron al bar de siempre y, de allí, ella salió en compañía de Henry, Kyler y Oliver. En la puerta, la brisa helada del viento azotó contra sus brazos y acabaron por su columna de manera violenta, se arrepintió de no haber llevado aquella campera que su padre siempre le dejaba tras la puerta de su cuarto y que siempre cubría sus necesidades básicas para la temperatura baja.

Se arrepintió aún más cuando Kyler se acercó a ella, se quitó su chaqueta, la colocó sobre sus hombros y la abrazó en un intento de mantener calor propio y  el de ella. Después de eso, el chico bajó su rostro y le robó un beso fugaz.

—Nosotros mejor nos vamos —dijo Oliver señalando la calle con una mano y tomando el brazo de Henry con la otra— Hasta mañana, chicos.

—Dile a Bert que enseguida voy —escuchó a Kayler a su lado. Ella se aclaró la garganta antes de volver a verlo— ¿Quieres que te acompañe a casa?

—Sabes que no somos novios, ¿verdad, Kyler? —le preguntó ella tratando de mantener una postura amigable.

—Sí, pero me gustas, y yo a ti.

—Bien —dijo ella con irritación quitándose la chaqueta del chico y golpeándola contra su pecho— Tú, Kyler, abre los oídos porque no lo repetiré, no me gustas, eres mi amigo.

—No, tus amigos son Henry, Oliver o Gary, yo quiero ser algo más que eso.

—Pero... Kyler —volvió a frenarlo cuando él insistía con otro beso— No, lo siento pero estás cansándome siempre con lo mismo, necesito que entiendas que te quiero, pero como amigo.

—Pero...

—Y si insistes en lo mismo —lo interrumpió ella cuando él la miró confundido— Ni siquiera amigos seguiremos siendo. Hasta mañana —fue lo último que dijo antes de mirar hacia los lados de la calle y cruzarla al ver que ningún auto se acercaba.

—¡Yoko! —Kyler corrió tras ella. Yoko se abrazó a sí misma y continuó caminando a paso rápido— Yoko, espera —la tomó del brazo y la volteó. Ella se mordió el labio cuando sintió el cuerpo del chico pegarse al suyo— Lo siento, no debí haberte besado, prometo actuar con límites, ¿puedo acompañarte a tu casa? —a juzgar por la hora y el frío que su cuerpo le entregaba, Yoko no pudo hacer otra cosa que soltar un "claro" demasiado débil y permitir que el chico se abrazará a ella todo el camino.

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Cuando se encontraron frente a la puerta de su casa, Kyler le besó la mejilla cerca de la comisura de sus labios y desapareció de su vista lo suficientemente rápido para no escuchar reclamos. Ella sonrió, no por el hecho de gustarle la actitud, pero Kyler era tan tonto y dulce a la vez que no sabía cómo detener a veces sus actos.

—¿Por qué llegas a está hora, hija? —apenas abrió, del otro lado Brycen se despegaba de la ventana que daba a la vereda y le cuestionaba con seriedad.

—¿Estabas espiándome? —preguntó ella con una risa. Sus padres nunca cambiarían.

—¿Es Kyler? —preguntó haciendo referencia al chico que observó llegar junto a su hija, pero no pudo verle la cara.

—Sí, se ofreció acompañarme —respondió mientras caminaba al calefactor y colocaba un momento sus manos arriba del pequeño foco que lanzaba aire caliente.

Lenguaje del amor - FayeYokoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora