La espera de un nuevo comienzó

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Me desperte como de costumbre, el sol apenas comenzaba a asomarse por la ventana del orfanato, iluminando los muros desgastados por el tiempo. A mis 17 años, la vida en el orfanato había sido una gran mierda. Mientras me vestía,   la proximidad de mi cumpleaños 18. Finalmente, podría tomar las riendas de mi vida, dejar atrás la infancia y, con suerte, el bullying que había sufrido durante todos estos años.

Baje al comedor, donde un desayuno escaso me esperaba. Como siempre me sente sola en una esquina, intentando ignorar las miradas despectivas de algunos chicos y chicas que me rodeaban. ¿Por qué siempre soy el blanco?, me preguntó mientras revolvía su tazón de avena. A veces, las palabras de mis compañeros me resonaban en la cabeza"Rara", "invisible", "siempre sola". Con cada comentario, una parte de mi se apagaba un poco más.

Después de las clases, me dirigió al jardín del orfanato, un lugar que había hecho suyo. Allí, rodeada de flores marchitas y un par de árboles, podía sentir una pizca de libertad. Pero esta tarde, mi momentánea paz se vio interrumpida. Un grupo de chicos se acercó, y  senti que mi corazón se aceleraba.

—¿Vas a llorar otra vez, Amy?— se burló uno de ellos, en lugar de responderle, me encogi  de hombros y trató de ignorarlos. Sabía que no valía la pena.

Al caer la noche me fui de allí y fui ah los baños,  me di una ducha rápida, dejando que el agua caliente me envolviera. Era su momento de escape, un pequeño refugio en medio de la tormenta. Después, me puse mi pijama favorito, un conjunto de colores suaves que le recordaba a mi madre. Con una ligera sonrisa, se acomodó en su cama y tome mi movil para leer en Digital en una app llamada Wattpad, el libro me había atrapado

Mientras leía, las palabras me transportaron lejos de aquel orfanato y de las crueles realidades que me rodeaban. Cada vez que deslizaba más para seguir leyendo era un paso más hacia mi sueño de libertad. Finalmente, los párpados me comenzaron a pesar, A medida que los días pasaban . El día de mi cumpleaños se acercaba, y con él, una nueva oportunidad para dejar atrás esta mierda  y ser libre.

Me desperté esta mañana con los rayos del sol filtrándose por la ventana. La luz dorada iluminaba mi habitación, llenando el espacio con una calidez que me reconfortaba. Me estiré, dejando que el suave roce de las sábanas me recordara que, a pesar de todo, aún tenía un poco de paz en este orfanato. Hoy era un día como cualquier otro, pensé, mientras me levantaba de la cama.

Comencé mi rutina diaria. Primero, fui al baño, donde el espejo me devolvió la imagen de que me veia horrible sin duda con tremendisimas ojeras,Después de lavarme la cara, me cepillé los dientes y me peiné rápidamente el cabello, atándolo en un moño desordenado. No es que me importara mucho la apariencia, pero era un pequeño acto de cuidado que me hacía sentir un poco mejor.Me quité del pillama ,me puse un suéter  y unos jeans, decidí ponerme un tanto de base para que no se noten tanto mis ojeras .Bajé al comedor , donde el aroma a café flotaba en el aire. El desayuno consistía en tostadas y un poco de mermelada al parecer se inspiraron y dejaron  la avena a un lado , algo que solía disfrutar, aunque hoy no tenía mucho apetito. Mientras comía, escuché las risas y murmullos de otros chicos. Intenté ignorar las miradas que se centraban en mí, pero era difícil. Cada día  a menudo me sentía sola,pero sabía que tenía que seguir adelante.Asistí a las clases. Pasé la mañana entre libros y tareas, tratando de concentrarme en lo que decía el profesor. Pero mi mente divagaba hacia el futuro, soñando con mi libertad que se aproximaba con mi cumpleaños. Sin embargo, esa ilusión pronto se desvanecería, sentía que algo pasaría me resultaba un tanto inquietante.
Al regresar a mi habitación, la directora del orfanato me llamó. Su rostro era serio, y eso me puso nerviosa.

—Amy, tengo que hablar contigo— me dijo. Mi corazón se hundió. La directora me miró con una mezcla de compasión y autoridad —Un matrimonio ha mostrado interés en adoptarte. Son personas adineradas y están muy emocionados por la posibilidad de llevarte a su hogar...

En ese momento, el mundo se detuvo. ¿Adoptarme? pensé, sintiendo un torbellino de emociones. ¿Significa eso que perderé mi libertad? La idea de dejar atrás el orfanato era emocionante. Sin embargo, la sensación de pánico se apoderó de mí a medida que la directora continuaba.

—Recuerda lo que te hemos enseñado— dijo con firmeza. —Respeto y atención. Si haces siquiera algo que no les guste, podrías volver aquí de nuevo

Sus palabras resonaron en mi mente, como un eco que no podía ignorar. ¿Y si no les gustaba? ¿Y si fracasaba en su hogar?
Salí de su oficina sintiendo un nudo en el estómago. Mientras caminaba por los pasillos, los murmullos de los otros chicos se convirtieron en un ruido ensordecedor. ¿Qué pasaría si me llevaban? ¿Cómo sería mi vida con ellos?

Esa noche, al acostarme, sentí mierda . La libertad que anhelaba se sentía más lejana que nunca, ¿Sería esta la oportunidad que tanto había esperado? , cerré los ojos, tratando de encontrar respuestas en el silencio de la noche, Trate, trate y más trate de dormir algo pero me fue absolutamente inservible

——Pues hoy toca desvelarme
Murmure, luego de horas ví que comenzaba ah amanecer y con ello mis ojos cada vez más se iban cerrando hasta que cai rendida ah la cama

Me desperté  y me encontraba en una habitación gris? Si , tan grande que parecía no tener fin. Las paredes, despojadas de cualquier color o decoración, la envolvían en un ambiente opresivo. A mi alrededor, el eco de risas burlonas y murmullos hirientes resonaba en el aire, como un coro de sombras que la seguía a cada paso. Intente levantarme, pero el suelo era frío y duro, como una losa que la mantenía prisionera.

Mire a mi alrededor y me di cuenta de que no estaba sola. Allí estaban mis padres, aquellos que deberían amarme incondicionalmente , pero sus rostros estaban distorsionados por una mueca de desprecio. A su lado, estaban los amigos de su infancia, aquellos con quienes había compartido risas y juegos, y ahora se les veía con ojos llenos de odio. También estaban las caras conocidas del orfanato, personas que alguna vez le habían dado un poco de esperanza, pero que ahora se unían al coro de insultos.

—Eres una basura —gritó una voz, y el eco de la frase resonó en su cabeza como un martillo golpeando metal. sinti cómo mi corazón se hundía, las palabras atravesaban mi pecho como dagas afiladas.

—Ojalá mueras —añadió otra voz, y las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, pero no quería permitir que los demás vieran su dolor. Sin embargo, cada comentario cruel la hacía sentir más pequeña, más insignificante. Mientras las palabras caían como piedras sobre mi, las figuras comenzaron a acercarse, cada vez más, como si su odio tuviera un peso físico que me aplastaba,intente cubrirme, pero no había dónde esconderme. Con cada paso que daban hacia mi, las ofensas se multiplicaban, como si se alimentaran de su sufrimiento. Comenzaron a lanzarme comida, trozos de algo que no podía identificar. La sustancia desagradable la golpeaba, manchando mi ropa y  piel, y cada impacto era como un recordatorio de su supuesta inferioridad. El olor era nauseabundo, y el frío de la habitación se hacía más intenso a medida que la multitud se cerraba en torno a mi

—¡¡¡¿Por qué?!!!!—  preguntaba, mientras mis pensamientos se volvían un torbellino de confusión y dolor. —¡¡¡¿Por qué me hacen esto?!!!!—

La desesperación ?me invadía , me mantenía paralizada en el suelo, rodeada por aquellos que, en algún momento de mi vida, había deseado que me quisieran. En ese instante, todo lo que había anhelado se convirtió en un tormento, y la habitación gris se volvió su prisión, un lugar donde el odio se manifestaba en cada rincón.

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