Amy siempre había sido una niña curiosa y llena de vida, pero su infancia dio un giro trágico a los 10 años, cuando su mundo se desmoronó en un instante. La noche del crimen, el eco de un grito desgarrador resonó en la casa, seguido por un silencio abrumador que cambió su vida para siempre. Su padre, una figura que había sido su héroe y protector, se convirtió en el villano de su historia. La brutalidad del acto lo convirtió en un monstruo a sus ojos, y Amy se vio atrapada en un torbellino de emociones que la marcarían de por vida. A medida que crecía, el trauma lo acompañaba como una sombra. Quedó huérfana y la mandaron ah un orfanato, sus compañeros notaban su tristeza pero igual se burlaban , Amy se encerraba en un caparazón, evitando toda conexión emocional. La depresión se convirtió en su compañera constante, arrastrándola a un ciclo de soledad y dolor. Los años pasaron, y Amy se convirtió en una adolescente introspectiva y sensible. Comenzó a escribir un diario, donde plasmaba sus pensamientos más oscuros y sus miedos más profundos. En sus páginas, cuestionaba la locura de su padre: ¿qué lo llevó a cometer tal atrocidad? ¿Había señales que había ignorado? Cada palabra era un intento de desentrañar el misterio que había envuelto su vida en un velo de dolor y confusión. ¿Qué sabía realmente su madre sobre su padre? ¿Por qué nunca había hablado de su pasado? ¿podría confiar en los demás? ¿O el dolor de su infancia la aislaría para siempre?
4 parts