49. Señales pecaminosas

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Notas: ¡Feliz domingo! Perdonad mi tardanza, sé que suelo actualizar antes pero he pasado un día muy ocupado y tenía que revisar el capítulo en busca de erratas, correcciones y demás.

Me gustaría compartir que ando motivada porque voy a retomar los estudios, dado que he accedido finalmente a posgrado y me hace muy feliz pensar que eso va a mejorar infinitamente mis condiciones laborales y de vida a la larga.

Tendré menos tiempo para escribir, pero supongo que es un sacrificio necesario.

Una vez compartida esta pequeña parte de mi vida, os dejo con el capítulo y os aviso de que la cosa se va a poner muy caliente ;)

PD: Se me hace muy raro que Sesshomaru vaya a tener el pelo corto a partir de ahora... Amo su melena pero necesitaba que realizase algunos cambios más simbólicos, en fin, ya está , ya dejo de llorar.


Introduje en el ojal de la camisa el último botón antes de remeter el borde inferior de la prenda dentro de mis pantalones de vestir. Después de asegurarme de que se encontrase pulcramente colocada y sin arrugas, alargué el brazo para extraer un bote de perfume de la cajonera de mi dormitorio.

No me entusiasmaba la idea de rociarme con fragancias artificiales aguadas en alcohol, pero nunca estaba de más ocultar mi esencia demoníaca lo más máximo posible por precaución básica. Había comenzado a aplicármelo por costumbre desde que me mudé a Tokyo de forma definitiva, y no me arrepentía de aquella decisión, dado que me había ayudado a pasar desapercibido la mayor parte del tiempo ante otros de mi especie.

Me peiné el cabello con los dedos humedecidos mientras me observaba en el espejo. Aún no lograba hacerme a aquel cambio drástico en mi aspecto, aunque tenía que admitir que no me desagradaba del todo.

El sonido del timbre me hizo suspirar, desganado. Había estado tratando por todos los medios de ignorar la esencia cítrica que había estado rondando mi bloque de edificios, convenciéndome a mí mismo de que no se dirigía a mi puerta.

Pero, por desgracia, me había equivocado.

Decidí ignorar el pitido con la esperanza de que se marchara por donde había venido, aburrido de no recibir atención por mi parte. Sin embargo, una vez más, no estaba en lo cierto.

Quedaba más que claro que ni rociándome una piscina completa de perfume podría esconderme de aquella persona.

El timbre fue pulsado con insistencia, cada vez a intervalos más breves, por lo que no me quedó más remedio que apresurarme a recibir a aquel indeseado invitado.

- Esto es muy poco profesional por tu parte, Kirinmaru. – Bufé, aburrido por haber pronunciado incontables vees aquellas mismas palabras durante los últimos meses.

- Hoy no estamos en consulta. – Replicó con una amplia sonrisa que denotaba lo orgulloso que estaba de su comportamiento.

Normalmente empleaba aquella excusa para seguir comportándose como un crío y poder venir a molestarme hasta mi casa cuando no tenía con quien beber. De hecho, cargaba su habitual botella de vino en la mano, sin molestarse ni un ápice en ocultar sus intenciones.

Antes de que tuviera tiempo de escabullirse por el quicio de la puerta, apoyé el codo sobre el marco para impedirle el paso.

- Me pillas a punto de salir, no tengo tiempo para ti.

El demonio arqueó una ceja, inquisitivo.

- Oh... ¿Una cita? – Preguntó con tono burlón.

Under my skin (Sesshomaru x Rin) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora