7. Tuyo

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*Advertencia: Este capitulo contiene capitulo +18*


El sol brillaba fuerte sobre el cielo despejado. Nami escogió una de sus prendas favoritas para salir; un vestido blanco con estampados de flores azules, el cual combinó con una chaqueta de mezclilla. También dio definición a sus ondas y se maquilló. Una vez satisfecha, salió de casa y se dirigió a la parada de autobús. Sin embargo, los minutos pasaron y nada llegó. Su preocupación creció al notar que el cielo se nublaba. Al parecer la advertencia de su padre no fue tan descabellada. Media hora más tarde, decidió que había esperado suficiente y tomó un taxi. Lo que fue una elección acertada, ya que al poco tiempo de subir a este comenzó a llover. Durante el trayecto, Nami miró con angustia cómo las gotas repiqueteaban contra la ventana.

Cuando llegó a la base, la lluvia se había intensificado, lo que provocó que al salir del taxi se empapara por completo, arruinando todo su cabello y maquillaje. Nami corrió hacia el edificio a refugiarse, y una vez dentro, fue directo a las escaleras de emergencia. Por un segundo, consideró pasar a su habitación a cambiarse de ropa y secar su cabello, pero las luces sobre su cabeza empezaron a parpadear. Así que descartó el desvió, debía encontrar el cuarto de Hoshina antes de que la luz se cortara. Recordaba haber oído que la habitación de él estaba en el último piso, pero no sabía cual era con exactitud. Esperaba poder reconocer su cuarto de alguna manera.

Finalmente, cuando llegó al piso indicado, se encontró ante un largo pasillo de habitaciones. Sin saber cuál podría ser la de Hoshina, decidió caminar junto a las puertas, intentando escuchar algo al interior. Pero mientras lo hacía, la luz se apagó dejándola en la oscuridad absoluta. Ni siquiera llevaba su celular para iluminar el camino.

Nami respiró hondo, indecisa. ¿Debía seguir buscando a tientas en la penumbra o marcharse? Desde que salió de casa, todo había salido mal. Quizás era el destino advirtiéndole que no debía hacerlo.

Dio un paso atrás y luego otro, el miedo comenzó a consumirla. Camino de regreso hacia la salida de emergencia y con manos temblorosas empujó la puerta. Pero algo la detuvo de cruzarla y giró la cabeza hacia el oscuro pasillo una última vez.

Entonces lo vio.

Una débil luz dorada se filtraba por el borde de una puerta al final del corredor. Era pequeña, apenas perceptible, pero suficiente para encender una chispa de esperanza en su interior. Sin pensarlo dos veces, Nami corrió hacia ella. Sus zapatos mojados resbalaron en el piso, y estuvo a punto de caer en varias ocasiones, pero la adrenalina que sentía la impulsó a seguir corriendo.

Al llegar al final del pasillo, Nami golpeó la puerta con desesperación. El sonido sordo de la madera parecía reverberar en la oscuridad, amplificando el silencio que la rodeaba y haciéndola sentir aún más vulnerable. La angustia se instaló en su pecho, pesada y asfixiante, mientras el ardor de las lágrimas comenzaba a acumularse en sus ojos, amenazando con desbordarse en cualquier momento.

De pronto, una luz cálida acarició su rostro.

—¿Nami? —La voz que tanto deseaba escuchar llegó a sus oídos con un tono de incredulidad que nunca antes había escuchado—. ¿Pero qué...? ¡Estás empapada!

Era cierto, su hermoso vestido de flores estaba empapado y las ondas que había peinado con tanto esmero se habían deshecho por la humedad.

—Soshiro... —dijo entrecortadamente, con los labios temblorosos y el pecho subiendo y bajando de manera irregular—. Lo siento... por no responder... por ignorarte todas estas semanas. Yo... estaba aterrada. No sabía qué hacer, pero... ahora...

No estaba siendo tan elocuente como se lo imaginaba. Las palabras se le atoraban en la garganta. Y todo su cuerpo temblaba como si estuviera apunto de romperse. Hoshina la miraba con un desconcierto que ella no sabía cómo interpretar.

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⏰ Última actualización: Oct 31 ⏰

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