Chapter II: The sorrow of the veins

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Maddie salió del granero, aún tembloroso por lo que había sucedido. El cuerpo de Dorian seguía fresco en su mente, como una sombra oscura que no podía sacudirse. Afuera, la brisa fría lo golpeó en la cara, despejando su mente, aunque solo un poco. El Crimson Grimoire, aún en su poder, tenía una pequeña etiqueta en una de sus páginas. Estaba escrita con una caligrafía cuidadosa y detallaba el lugar de entrega: la Municipalidad de Ojtri, junto a un número de contacto y una dirección exacta.


Maddie leyó la etiqueta una y otra vez, incapaz de decidir si debía cumplir con lo que indicaba o dejar el libro y desaparecer de la escena. Si no iba al trabajo probablemente lo pierda, pero algo en su interior, quizás el remordimiento por la muerte de Dorian, lo empujaba a seguir adelante. "Esto debería llegar a donde pertenece", pensó. Si Dorian había dado su vida por proteger este libro, debía tener un valor incalculable.


El camino desde el granero a la estación de tren fue largo. La ciudad de Min se extendía como un laberinto de calles polvorientas, rodeada de los vastos campos donde las olivas amarillas brillaban en la luz del atardecer. Maddie no lo notó por lo rápido que pasó todo la primera vez, pero ahora con este pesar, cada paso se siente diez veces más extenso.


Él caminaba a paso rápido, su mente intentando evitar los recuerdos recientes. Los sonidos del mercado local, los gritos de los vendedores y el bullicio de la gente, pasaban desapercibidos para él. Su mirada estaba fija en el suelo, pero sus pensamientos estaban en el libro que llevaba bajo el brazo.


Su vista comenzó a nublarse y todos los bulliciosos sonidos de su alrededor de tornaron lentamente en estática. El azúcar de su sangre comenzó a bajar a un ritmo desenfrenado. Rápidamente sacó de su bolsillo un dulce de emergencia. Al comerlo sintió como se recuperaba un poco su visión pero no era suficiente.


Maddison corrió hacia la tienda de la estación y compró un refresco gaseoso. El azúcar de esas bebidas es tanto que podría convertir su anemia en diabetes. Aunque luego de un sorbo sin ningún efecto, notó algo raro en la etiqueta. Había comprado una "Secrolo Zero", sin azúcar. Sintiéndose tonto tuvo que comprar otro que si pudo darle el azúcar que nesecitaba. Claramente esta no fue la primera vez que le pasaba algo así, siempre es muy distraído.


Salió rápidamente de la tienda y a lo lejos, divisó el viejo treval ya que se escuchaba acercarse y el chirrido de sus ruedas al tomar las curvas. Sin embargo, algo dentro de él quería detenerse, quería correr en la dirección opuesta. Pero cada paso que daba hacia el tren lo hacía sentir un poco más seguro de su decisión.


Ya en la estación, se sentó en un banco de madera desgastada y miró el Crimson Grimoire. Las palabras de Dorian resonaban en su mente: "Este libro debe protegerse a toda costa". Pero, ¿protegerlo de quién? ¿Y por qué Dorian ni se molestó en explicarle más detalles sobre su contenido? Maddie deseaba no haberlo conocido nunca, pero ahora estaba envuelto en algo mucho más grande que él.


Cuando el treval llegó, Maddie abordó el vagón, sintiendo el peso del libro en su mochila como si fuera un ancla que lo hundiera. El viaje de ida a Ojtri fue tenso, cada minuto era una batalla interna entre entregarlo o no. Finalmente, cuando las luces de la ciudad capital se hicieron visibles, Maddie tomó una decisión. Debía cumplir con el último deseo de Dorian, aunque no sabía qué consecuencias tendría para él.


Al bajar del tren, caminó por las amplias avenidas de Ojtri, una ciudad conocida por sus altos edificios blancos y sus jardines cuidados. Los habitantes de clase alta, con su ropa impecable y sus miradas altivas, le recordaban lo ajeno era a este mundo. El contraste con Loin, su hogar, era notable en cada esquina.


Finalmente, llegó a la Municipalidad. Un edificio imponente de mármol blanco con columnas que se alzaban hacia el cielo, y una gran puerta de metal decorada con grabados de oro puro. Respiró hondo antes de entrar y caminó hacia lo que decidiría su vida.


Al llegar a la recepción, mostró el libro y la etiqueta de entrega. El guardia lo miró con desconfianza, pero después de hacer algunas preguntas, lo dejó pasar. Lo condujeron por pasillos largos y fríos hasta una sala de conferencias donde lo esperaban un grupo de personas vestidas con uniformes del gobierno. La sala estaba vacía, salvo por una mesa larga en el centro, rodeada de sillas negras. Maddie se sentó frente a ellos, sintiendo cómo el aire se volvía más denso con cada segundo que pasaba.


Este sería un momento crusial en su vida, no por el libro, si no porque acababa de cometer un homicidio. Estaba completamente inseguro de si lo llevarían preso, si lo perdonarían, si le pondrían una multa, nada. No tenía idea y cada vez era más evidente que algo estaba apunto de pasar.


Volvió a ver a la mesa y las personas sentadas en ella. Uno de los funcionarios, una mujer de cabello corto y expresión seria, fue la primera en hablar.


"Nos han dicho que recuperaste el Crimson Grimoire," comenzó, su tono autoritario y frío. "¿Cómo lo conseguiste?"


Maddie explicó todo lo sucedido en el granero. Contó cómo había perseguido al ladrón, cómo accidentalmente había matado a Dorian, y cómo había recuperado el libro. A medida que hablaba, las caras de los funcionarios permanecían completamente serías, como si todo lo que describía fuera algo que ya esperaban escuchar o como si ya supieran que pasó.


Finalmente, cuando terminó, la mujer asintió. "Has hecho un gran servicio a nuestro gobierno," dijo, aunque su tono no contenía ni un poco de gratitud. "Este libro contiene secretos antiguos y poderes que no deben caer en las manos equivocadas. Lo que has hecho es recuperar algo que podría haber desestabilizado todo nuestro sistema."


Maddie miró el libro sobre la mesa. "¿Qué va a pasar ahora? ¿Qué contiene exactamente este libro?"


La mujer lo miró por un momento, como si estuviera decidiendo cuánto decir. "El Crimson Grimoire es más que un simple libro. Contiene las claves para las Crimson Arts, una forma de magia basada en la manipulación de la sangre. Los que poseen este conocimiento tienen el poder de controlar la vida y la muerte a un nivel que pocos comprenden."


Maddie tragó saliva. La conversación continuó durante un rato, los funcionarios hicieron más preguntas sobre su interacción con Dorian y el momento de la muerte. Al final, le ofrecieron una compensación financiera y una explicación para su jefe, pero todo lo que Maddie sentía era un peso en su pecho.


Antes de irse, uno de los funcionarios le advirtió: "A partir de ahora, estarás bajo nuestra vigilancia. No lo tomes como una amenaza, sino como una protección. Queremos asegurarnos de que no sepas más de lo necesario."


Maddie dejó la Municipalidad, sintiéndose más vacío que cuando entró. El libro estaba fuera de sus manos, pero el peso de lo que había ocurrido lo acompañaría por mucho tiempo.Maddison miró su guadaña, luego sus pies y por último su vestimenta. Su rostro cambió totalmente al recordar algo de suma importancia. —Me van a despedir de la granja— Pensó él preocupado.


De repente escuchó a alguien correr hacía él. —Olvidamos darte esto— Dijo uno de los funcionarios mientras le daba una carta a Maddie. —Con esto tu jefe debería entender tu situación y que salvaste al planeta. Si no lo cree, llamanos y nos haremos cargo de él—Maddie agradeció y sonrió antes de marcharse. Tenía mucho que hacer y mucho de que pensar. Y lo primero sería, salvar su empleo.

Stars Beyond Silence: Looming in the bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora