⋆♱Epílogo: Un rastro olvidado♱⋆

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Los días pasaron y los padres de los chicos los reportaron como desaparecidos. Hubo búsquedas, preguntas en la escuela y publicaciones en redes sociales pidiendo información. Pero nadie los volvió a ver. Con el tiempo, sus nombres se convirtieron en una noticia olvidada, como tantas otras tragedias.

Con el paso del tiempo, la tierra reclamó los cuerpos. Cubiertos por la maleza y el lodo, sus restos se desintegraron hasta convertirse en polvo, olvidados por los vivos y arrastrados por los vientos del destino. Los rumores sobre su desaparición se diluyeron, pero en el silencio del bosque persistió algo oscuro.

Aún hoy, si alguien se atreve a adentrarse en ese bosque de noche, dicen que puede escuchar susurros flotando en el viento. A veces son gemidos ahogados y gritos desgarradores, otras veces susurros incesantes que llaman por ayuda. Tres voces parecen repetir las mismas súplicas desesperadas, mientras una cuarta clama perdón, como si estuviera atrapada en un ciclo infinito de culpa.

No hay advertencia que pueda preparar a los desprevenidos: el peligro acecha sin previo aviso. Los que deciden burlarse del misterio o jugar a lo desconocido suelen ser recibidos por esas almas perdidas. Primero llegan los susurros... luego, el frío inexplicable... y finalmente, la sensación de que la muerte está más cerca de lo que imaginan.

Cuentan que quienes escuchan el último susurro—"mátalos"—están destinados a unirse a esas almas errantes en la oscuridad eterna, atrapados para siempre en el mismo juego macabro que condenó a aquellos cuatro amigos.


..tic-tac-toe (MODIFICADA) Where stories live. Discover now