Alexander
Forget what I say, 'Cause I'll keep running away
I only live for today
But I'm one day behind
All the love The Outfield
Al salir de mi casa pedí un taxi, le indique al conductor que me dejara 3 calles antes de llegar al Instituto George Sand, al bajar del taxi escuchaba la melodía de All the love sonar por medio de mis auriculares. Al llegar, cuidaba de no toparme con Regina, siendo sincero, no tenia ganas de pelear o de dar explicaciones del porque en todas las vacaciones ni los buenos días le di. Mi relación con ella desde un inicio fue demasiado precipitada, es decir no estaba seguro de querer estar a su lado, pero aun así no me negué a que nos diéramos una oportunidad, quizás podrían cambiar las cosas de ese modo, pero no fue así, ya que, su inseguridad y su necesidad de atención es agotadora y sofocante. Cuando estamos juntos, siento que pierdo mi libertad. La forma en la que ella me ama es posesiva y estranguladora, no puedo respirar sin que ella exija que le de explicaciones de lo que estoy haciendo. Y sin embargo, regresamos. Porque somos dos personas que no saben como estar solas, me hace sentir culpable no amarla como se supone debería hacerlo. Por eso en parte tenia miedo de enfrentarme a ella una vez más. Así que camine por los pasillos del instituto, para mi suerte, me encontré con Edward.
— ¡Ey, Ed! — grité corriendo para alcanzarlo — ¿Cómo haz estado? ¿Qué tal estuvieron las vacaciones?
— Hola Ale, de maravilla aunque la verdad no hice mucho, fui con mi familia a la casa de campo como todos los veranos. ¿Y tu?
— Me quede en la cuidad, salí con los chicos a divertirnos un rato. — mientras metía mis manos en los bolsillos de mi chaqueta — Fue un verano tranquilo, Ed.
— ¿Que hay de Regina? ¿Siguen estando juntos? — empezó a cuestionarme con una sonrisa ladina —
— Sí, sigue siendo un juego interesante, creo que pronto tendré que dejarla ir, pero es divertido mientras dura.
— ¡Al fin! Esa chica te tiene envuelto en un ciclo de locura. — dijo con un tono burlón adornando su voz — Tengo que irme Ale.
— Bien, Ed, nos vemos en unos momentos en el salón de clases — dije viendo como se alejaba —
Seguí caminando con dirección a la cafetería, tenia que esperar hasta que mi primera clase empezará. Me senté al fondo de la cafetería ya que quería aprovechar ese momento para terminar de leer mi lectura semanal, solo me faltaban 50 paginas para terminar Macbeth de William Shakespeare. Esta es la tercera vez que la leo y sigo sorprendiéndome descubriendo las nuevas capas de profundidad. Me fascina como Macbeth se deja consumir por su ambición y ego, y cómo Shakespeare utiliza la ironía y el simbolismo para mostrar su decadencia. Estaba tan concentrado con mi lectura, que no pude darme cuenta de que Regina había entrado a cafetería y que en ese momento se estaba dirigiendo hacia mi.
— Hola — fue lo primero que salió de su boca al estar parada frente a mi — Parece que sigues ocupado, como en todo el verano
— Hola Regina — suspire, mirándola, supongo que no podía esconderme de ella para siempre — Si, lo siento. Estuve ocupado con mi familia.
— Claro, siempre estas ocupado cuando se trata de mi — dijo mientras reía pero difícilmente había diversión en su voz —
— Lo siento ¿Sí? Volví a arruinarlo todo aun cuando prometí que no lo haría de nuevo — estaba evitando su mirada, no quería verla cuando nuevamente volvamos a estar juntos he inevitablemente vuelva a arruinarlo todo, como siempre hago — Sabes que te amo, no quiero perderte, intentemos que esto funcione una vez mas, ¿si cariño? — me acerque a ella, se que debí de ser honesto con ella, con lo que siento yo mismo, ella no se merece un amor incompleto, pero por mas que trata de hacerlo esas palabras salieron de mi boca, las mismas palabras, la misma situación, el mismo desenlace, misma disculpa y yo arruinándolo una vez mas —
— Esta bien Alexander, quiero creer que esta vez será diferente, no me decepciones una vez mas— dijo mientras me abrazaba, pero yo solo podía pensar, en que momento volvería a arruinarlo todo —
Terminamos de hablar, y empezamos a caminar en dirección a nuestros salones, yo la acompañe a su salón como es mi costumbre, nos despedimos con un beso cariñoso. Corrí en dirección a mi salón de clases, al entrar me senté a lado de Ed. Estaba muy concentrado en mi clase de matemáticas analíticas. Al terminar, los chicos y yo salimos del aula, empezando a caminar para ir a la cafetería. Cuando a lo lejos veo a una chica, corriendo hacia donde estamos nosotras, en especifico con dirección a Edward. No estaba seguro de su nombre, pero la conocía porque era amiga de mi hermana Leah, quizás su nombre es Pam, Sam o Cam. No logro escuchar lo que le dice a Ed. Solo logro ver como es que este la sigue. Me da mucha curiosidad saber porque Ed la siguió, así que voy detrás de el. Cuando veo que Leah esta acompañada de todas sus amigas, y Edward esta frente Gracie Cooper, la mejor amiga de mi hermana. Estoy completamente seguro de que es lo que esta por suceder, porque sin querer al escuchar una conversación con mi hermana, supe que a Gracie le gusta Edward.
Me sentí demasiado fuera de lugar, se sentía como algo intimo, o así es como tornaba el ambiente la suavidad, delicadeza y el tono dulce que desprendía Gracie con cada palabra que decía. Gracie, esa chica que siempre he considerado como una molestia, una persona que me saca de quicio con su sola presencia. Estaba parada frente Edward, siendo honesta y valiente, enfrentando lo que siente. Sentí como si estuviese viendo a una persona diferente, alguien que no era la chica a la que consideraba mi enemiga.
Pero también sentí mucha ira y diversión. ¿Cómo podía ella ser tan obvia? ¿Cómo podría pensar que mi amigo caería en su juego?. Al ver como el la rechazaba con una mirada condescendiente y una mirada de lastima, me reí por dentro, pensando en como ella debería de estar sintiéndose en ese momento, rechazada y humillada. Así que la mire con burla, con una sonrisa que decía "te lo dije". La mire como si fuera una niña que no sabia lo que quería, como si fuera un juguete roto que no le interesaba a nadie. La mirada de Gracie choco con la mía, desbordante de arrogancia y diversión. Gracie no espero mas tiempo en salir corriendo fuera del instituto.
Su reacción me tomó desprevenido; nunca había visto a Gracie tan vulnerable, tan expuesta. Por un momento, se sintió culpable, como si mi risa interna hubiera arrojado sombra sobre la valentía que ella había demostrado. Me retiré del lugar con la mente en mil lugares. A pesar de que intenté ignorar lo sucedido, la imagen de Gracie huyendo, con lágrimas a punto de brotar, me siguió durante el resto del día. En cada clase, mi mente divagaba. Encontrarme con su mirada condescendiente no era algo que quisiera recordar, y me sentí cada vez más incómodo al reflexionar sobre su reacción.
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Odio amarte
RomanceGracie y Alex se detestan o eso aseguran, pero una caída inesperada y un abrazo podra cambiarlo todo.