Stargirl ⸻ ❝Riverducción❞

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Samy pov's

—¿Vas a ir a la fiesta?— asentí, sacando algunas cosas del refrigerador, lo necesario que utilizaríamos para cocinar—. Yo aún estoy viendo, creo que no podré hacerlo. Justo mañana que es la fiesta tengo unas grabaciones importantes.

—¿No las pudiste mover?— preguntó Ama, colocándose frente a Ari—. Intenta cambiarlas, para que vayas con todos.

—Voy a tratarlo, pero no creo que acepten eso. Por cualquier cosa ya lo hablé con Osvaldo, lo menos que quiero es hacerle pensar que no quiero asistir a su cumpleaños.

—No pensará eso— me uní a la conversación—. Ya lo conoces, no es así. Igual, trata de cambiarlo, así vamos las tres.

—No les prometo nada, pero voy a tratar— tomó una de las fresas, llevándosela a la boca—. ¿Va a ir Félix?

Asentí, mirándolas ahora con duda y confusión—. Sí, sí va a ir... ¿por qué?

—Sólo me dio curiosidad— me miró de la misma forma que yo a ella—. ¿Estás bien?

Mis cinco sentidos regresaron a mí, dándome cuenta que estaba por volver a sugestionarme respecto a Félix, y no era lo que yo quería, todo eso estaba en mi mente. Había imaginado que las demás personas a mi alrededor conectaban aquellas reacciones con los celos, pero no era así.

—En la noche les confirmo a las dos por el grupo, ¿les parece?— Ari nos miró.

—Cualquier cosa nos dicen ustedes— me dijo Ama—. Así pasamos Filis y yo— asentí, ella misma se había ofrecido de llevarnos a Félix y a mí.

—Gracias. Estaré esperando el mensaje. Las quiero, las veo después.

—Adiós Samy— ambas se despidieron de mí.

Deseaba descansar únicamente en mi cama, pero eso no podía ser si no limpiaba un poco de todo el desorden que se encontraba en la sala. Dejé el celular sobre la mesita de la sala, y empecé a recoger cada una de aquellas cosas que únicamente estorbaban en el paso. Ni yo entendía como esto se había acumulado tan rápido, las bolsas y cajas de algunos regalos o paquetes sin abrir, junto a una de las pesas que Ama me había prestado días atrás. Las coloqué un poco apartadas de la sala, con la intención de guardarlas.

—¿De dónde saqué esto?— me pregunté yo misma, a veces me sorprendía. Bajé la cabeza, mirando el contenido de la caja entreabierta, llenándome de curiosidad al desconocerlo, y una de mis peores decisiones tuvieron sus consecuencias. El estar descalza durante todo el día en mi casa no había sido un inconveniente, hasta ahora.

Mi reacción había sido inmediata, soltando la caja para detener mi caída al suelo, llevando mis manos hacia enfrente, cuidando mi rostro al haber tropezado con una de las pesas mal colocadas. Cerré mis ojos, sintiendo el temblor combinado con el dolor que ejercían mis brazos al haber detenido mi peso. Quedé algunos segundos que parecieron eternos en el piso, esperando volver a recobrar mi fuerza en los brazos. Todo esto tenía lo suficiente para ser un simple caída, pero un ardor inexplicable mezclado con un dolor palpitante tenía un epicentro en mi tobillo.