Luffy... Había dejado de pronunciar su nombre, ni siquiera en su mente, porque cada vez que lo hacía, se le estrujaba el corazón. Y era peor aún cuando lo tenía enfrente; sentía que el calor que desprendían sus mejillas podía delatarlo, por eso se había limitado a llamarlo, como muchos otros, por su apodo: «Mugiwara».Pero, aunque para todos esos otros Luffy no era nadie más allá de un pirata rival, para el capitán de los Piratas Corazón lo era todo. No sabía cómo había pasado, quizás sí el cuándo, pero el hecho era sencillo: Trafalgar D. Law se había enamorado de Monkey D. Luffy.
La «D» es de ¿Destino?
Seguramente no, pero como Law tampoco sabía qué significaba, a veces prefería creer que sí, y que, al ser ambos un «D», estaban destinados a estar juntos. Luego, molesto consigo mismo, pensaba que eran patrañas, y que todo eso no era más que uno de esos deseos de cosas imposibles que tenía con Luffy... como que el chico correspondiera sus sentimientos. Pero, ¿cómo? si, aunque habían compartido ya muchas cosas desde que se conocieron en Sabaody años atrás, no había una comparación con alguno de sus compañeros, como Zoro, su vicecapitán.
—Maldición... —expresó en voz alta, mirando el techo de su habitación, molesto consigo mismo. Porque estaba sintiendo celos, y eso, además de dolerle en el pecho, lo hacía sentirse miserable y compararse inmediatamente con él, o con Sanji, o con quien fuera que pudiera tener el corazón de Luffy. Aunque, para Law, si había ese alguien, ese era el espadachín.
Tratando de espabilarse, se paró de su futón y abrió la puerta corrediza de su habitación, que mostraba la luna preciosa que se cernía sobre el país de Wano en ese momento. La batalla contra los Yonkos había acabado y ahora todos se recuperaban de sus heridas, incluyéndolo a él. Y aunque eso era una gran noticia, lo cierto era que también había puesto a correr el reloj de la cuenta atrás para, de una vez por todas, dejar el Sunny y retomar su rumbo a bordo del Polar Tang, tras varios meses de haber formado su alianza en Punk Hazard. Y eso le dolía más de lo que las heridas de la pelea le habían provocado.
«Alejarse de Luffy... ¿Por cuánto tiempo?»
Suspirando hondo, tomó su katana como de costumbre y salió de su habitación, sin un rumbo fijo. Esperaba no encontrarse con nadie en el camino y, por fortuna, salvo a algunos sirvientes del castillo, no dio con nadie más. Las calles de Wano lucían alegres y en preparativos para un gran festival, por lo que cada quien estaba en lo suyo y no prestaban mucha atención a los demás, menos al extranjero, quien trataba de no pensar mucho en algo tan absurdo como sus sentimientos, teniendo enfrente tantas cosas por hacer y un rumbo que retomar, porque, desde que se alió con Luffy, había dejado de lado muchas de las cosas que él quería, desde saber qué significaba la «D» hasta encontrar el One Piece...
Es como si hubiera perdido su camino cuando conoció a Luffy... O, más bien, como si hubiera encontrado su verdadero camino al conocerlo... Y no solo de vista, sino a él, al joven detrás de ese pirata que todos veían como un gran novato, pero del que él se había enterado, y luego visto, cómo iba por el mundo liberando pueblos y países oprimidos, ayudando a la gente, fueran bebés gigantes, juguetes, hadas o samuráis. Y cuando lo pensaba, venía otro de sus caprichosos deseos: que nadie más se diera cuenta de eso, del gran joven que era él, de ese ser lleno de luz y sonrisas, que no dudaba ni un segundo en arriesgar su vida por los demás.
Eso lo había descubierto el día que tomó la decisión de salvarlo, y que le cambió la vida. Porque, aunque lo había visto por primera vez cuando golpeó a un Tenryūbito por salvar a una gyojin en el archipiélago de Sabaody, todo en él había comenzado cuando le dijo a Buggy que los salvaría, tanto a Jinbe como a Luffy, tras estar a punto de morir por intentar salvar a Ace.
Y mientras se había detenido en lo alto de una vereda, desde donde se veía toda la capital de las flores, preciosa, bañada por la luna y los pétalos de los cerezos al vuelo, todo eso venía a su mente... Y con ello, el recuerdo del día en que se enamoró de Luffy...
Continuará...
Nota de la autora: Parece que shippear a Law se ha convertido en uno de mis hobbies, perooooooo Torao solo tiene dos ships para mí, así que, mientras ya escribí de la primera, aquí está de la segunda, en la que creo me voy a quedar para siempre. Y me encantan esos dos ♥
Este fic planea tener varios capítulos, y pues tener muchos sentimientos Y MÁS. Gracias por leer ♥
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La «D» es de ¿Destino? Lawlu One Piece
أدب الهواةLaw está a punto de enfrentar la batalla más importante de su vida: confesarle su amor a Luffy. Al borde de una despedida que podría separarlos para siempre, revive cada instante de su historia juntos, desde el día que lo salvó hasta el momento en q...