Bailando para un Siciliano © [+18] | [Próximamente en físico]

Epílogo

Dante

Seis meses después

Mantengo la mano sobre el vientre hinchado de Vittoria mientras observamos a Ethan y a su esposa rusa. Vittoria a mi lado se balancea al ritmo de la canción y entonces recuerdo, nunca hicimos nuestro baile oficial como esposos.

La tomo de la mano y beso sus nudillos.

—¿Desea bailar conmigo, señora Santis?

Sus mejillas sonrojadas por el calor de Los Angeles se hinchan cuando me dedica una de esas sonrisas que eran exclusivamente para mí.

—Será un placer, esposo.

Nos guio a la pista de baile y comenzamos a bailar al ritmo de la canción. Su vientre hinchando se aprieta contra el mío y no puedo evitar sonreír. Estábamos esperando a una niña y en dos meses podría tenerla en mis brazos. Ya habíamos arreglado su cierto y tenía más ropa de la que podría llegar a usar. Su madre y su tía tenían la tendencia de siempre que salían llegar con algo para mi hija.

Eloísa sin duda consentiría a mi hija en exceso, pero tal vez eso alejará a todos los posibles hombres que querrán arrebatarme a mi niña. Aún existía la posibilidad de que comenzara a reducir las amenazas de sexo masculino, tal vez debería hacerlo cuando Vittoria durmiera, ya que no estaba de acuerdo con que matara a todos los hombres en Italia.

Podría intentar convencerla de nuevo más tarde.

Hago girar a mi esposa y en el proceso mis ojos se detienen en dos figuras bailando al otro lado de la habitación. Renato y Eloísa. No sabía muy bien como sentirme respecto a su relación, estaban juntos desde hace dos meses, pero no lo comprendía. Había descubierto de que a mi hermana le gustaba un hombre en Alemania, ¿pero qué había pasado con él? ¿No sucedió y fue detrás de uno de mis hombres? Cada vez que intentaba abordar el tema, lo evadía, pero sabía qué había mucho más detrás de esa historia.

La canción termina y volvemos a nuestra mesa. Vittoria se deja caer en la silla pareciendo agotada. El último mes había sido difícil para ella. Sus piernas y pies se hinchaban, lo que dificultaba que caminara la mayoría de las veces. Trate de convencerla de no venir a la boda de Ethan, pero dijo que sería de mal gusto, ya que él la había protegido el día del ataque a nuestra boda.

—Pajarito, pon los pies aquí —digo, golpeándome el regazo.

—Dante, estamos en una boda.

—Me importa una mierda —Giro su silla y le tomo las piernas, le quito sus sandalias planas y comienzo a masajearle la planta de los pies—. ¿Mejor?

Gime audiblemente y asiente.

—Sí.

Continúo masajeando hasta que vuelve a gemir y dos hombres se giran a verla con interés.

—Cara, si no quieres que nadie muera hoy, tendrás que guardar esos soniditos para cuanto te tenga abierta de piernas para en mí en nuestra cama.

Sonríe pícara.

—Puedo morderte la mano de nuevo. La última vez la marca duró varias semanas.

La sangre corre hacia el sur cuando el recuerdo de tener mi polla enterrada en su culo golpea mi mente. Habíamos estado en mi oficina y varios capos estaban esperando fue de esta para una reunión, pero cuando mi esposa necesitada por las hormonas necesitaba ser follada, todos debían esperar.

—Tal vez deberías hacerlo. Disfruto teniendo tus marcas sobre mí.

Su sonrisa se ensancha y gira la atención hacia el público. La observo mientras alivio la hinchazón de sus pies. No importaba cuánto tiempo dedicara a observarla, siempre descubría un detalle nuevo en su rostro y nunca me cansaría de contemplarla, amarla o adorarla.

Después de todo, los buenos finales sí existen para hombres como yo.  

***

Bueno, mis amores. Este es el fin de la historia de Dante y Vittoria.

Personalmente, con esta primera versión no me sentí satisfecha. Siento que no plasmé toda la esencia de lo que Dante siente en realidad por Vi, que sus sentimientos son más profundos de lo que escribí. Por eso mismo, no veo la hora de que puedan leer la nueva versión, en ella se explican muchas cosas de una mejor manera, además de que se vislumbran más los sentimientos de Vi y Dante. 

Con amor, Rosi.