Victoria.
La mano del morocho descansaba en mi muslo mientras su concentración no salía del camino, y a mí solo me tocaba contenerme el oxígeno y hacerme la pelotuda cada vez que llegaba a la parte interna de mis muslos para hacerme poner más nerviosa de lo normal.
Mi cuerpo entero me pedía a gritos que él me haga mierda desde el segundo uno que mis ojos lo vieron por primera vez.
—¿Querés ver a la pola un rato? —preguntó, rompiendo el silencio, observando a mi amiga desde el espejo retrovisor. Ella mantenía su cara de orto intacta desde que salimos.
—Sí, obvio. —murmuró, haciéndome sonreír un poco. Me daba un poco de gracia ver como los dos se podían matar, pero alzaban la banderita blanca cuando se trataba de la más chiquita.
Después de muy cortos minutos de viaje por fin llegamos a destino; un departamento que desconocía, ubicado en la zona más linda del barrio de La Boca.
—¿Querés que baje yo? —ofreció mi mejor amiga, amagando a bajarse del auto. El morocho puso el auto en contacto, y observándola desde el retrovisor, negó con la cabeza.
—Como quieras, yo quiero bajar para saber si estuvo todo bien. —respondió él un poco seco, y fue suficiente para que Ariana abra la puerta del vehículo y lo espere en la puerta del departamento, perdida en el celular.
Yo me acomodé en el asiento con un poco de nerviosismo al sentir que él no tenía muchas intensiones de bajarse, y pasé una áspera bola de saliva en cuanto su mano seguía acariciando mi muslo con cautela.
—¿Me explicas eso de que te vas a lo de Ariana? —indagó, rompiendo el silencio. Su cara de orto me intimidaba como nunca, y mi cuerpo era un remolino de sensaciones al sentir que a pesar de ello se seguía acercando al interior de mis muslos.
No sabía que carajos quería lograr con su tacto.
—Te dije que no voy a hacer nada si está tu hija dando vueltas. —respondí, devolviéndole la mirada.
—Se sube al auto y se duerme, Córdoba...
—Igual. No importa. —negué, decidida. Así le saqué la mirada de encima para esquivar su insistencia, y solté todo el aire contenido en mis pulmones cuando sentí que me sacó la mano de la pierna y por fin se bajó del vehículo.
Ya no sabía como carajos contenerme las ganas.
Mientras los dos esperaban la salida de la más chiquita, yo prendí la pantalla del celular para chequear la hora. Habían pasado más de dos horas de mi llegada a la juntada, y yo ya estaba pensando en que carajos iba a comer cuando llegue a casa.
Extraño vivir con mi familia y no tener que hacerme cargo de las compras para cuando llego tarde y con hambre a casa.
Me desconcentré completamente cuando la puerta de aquel departamento se abrió, y corriendo con emoción salió la más chiquita para abrazar con fuerza a su papá que la esperaba de cuclillas. Automáticamente una sonrisa se formó en mis labios cuando observe detenidamente esa escena, y agradecí que los vidrios sean polarizados para no quedar como una pelotuda.
La segunda afortunada de recibir tal muestra de cariño fue Ariana, que apenas la visualización frente al cuerpo de su papá, formó su más grande sonrisa y a ella corrió con mucha más emoción que antes. Las energías hermosas y la alegría que transmite una criatura de medio metro es completamente inexplicable.
Los dos hombres se quedaron charlando en la puerta mientras Ariana ayudaba a Mateo con las pertenencias de Gaia, y la trajo caminando de la mano hasta el auto mientras hacía malabares con la bolsa de juguetes que se traía y la mochilita colgada al hombro.
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cobarde; trueno.
FanfictionC| "La cobarde fuiste vos por dejarnos solos cuando más te necesitábamos". Donde Mateo tiene que afrontar una nueva etapa de su vida, que lo cambiaría todo por completo. En consecuencia, la mujer a quien más necesita, le soltó la mano en el proceso...