Mateo.
Terminé de agregarle la última cucharada de Nesquik al tazón de Gaia, y mientras revolvía la chocolatada me concentraba en mi reciente barra de notificaciones.
"@vimonti ha aceptado tu solicitud de seguimiento".
"@vimonti ha empezado a seguirte."
Sí. Era la notificación que esperaba.
Si encima de dejarme con las ganas y hacerse la difícil, planeaba dejarme como fan sin devolverme el follow, iba a ser la única y última interacción que íbamos a tener en lo que me restaba de vida.
Ahora mi objetivo de responder mis ciertas preguntas, seguía en marcha.
Bloqueando la pantalla de mi celular para no desconcentrarme de mi labor como buen padre responsable, guardé las cosas que había utilizado para concluir con mi trabajo, y como todas las santas mañanas un buen capítulo de su serie animada favorita se reproducía de fondo. Yo ya me sabía todos los putos diálogos de memoria.
Un poco extrañado por la tardanza de mi hija, volví a mi habitación y busqué una explicación a su ausencia después de mi reiterado llamado previo.
Como era de imaginarse, mi llamado no la había ni siquiera mosqueado, y lo único que había logrado era que se acomode en distinta posición para continuar durmiendo muy placenteramente.
Si mamá se enteraba que aún eran las once de la mañana y ella seguía en la cama, me sacaba la tenencia.
—Hija, te dije que ya es hora de levantarse. —murmuré, sentándome en el borde de la cama y sacudiendo un poco su cuerpito para obtener algo de atención. Tampoco quería prender su malhumor a tan temprana hora del día, sabiendo que es el mismísimo diablo cuando esta enojada.
Sí. Me domina a su gusto una pulga que no llega al medio metro.
—¿Tengo cole? —preguntó, poco entendible, logrando solo que intente seguir durmiendo apenas entreabrió sus ojos y me vio sentado a su lado.
—No, mami. Hoy es sábado. —recordé, riendo un poco. Acto seguido, no me pude contener a depositar unos cuantos besos en su mejilla al verla tan tranquila.
En cuestión de segundos ya empecé a escuchar sus quejidos. Mi hobbie favorito es hacerla enojar.
—¿Me dejas un poquito más? —pidió, quejosa, echando un suspiro.
Sabiendo la debilidad que me provoca, me formó un comprador puchero en sus labios, y me tomó de la cara para buscar mi atención extrema como para no darme mucha escapatoria.
Suspiré.
—No, Gai. Es tardísimo ya, y yo tengo un montón de cosas para hacer.
Ahora la que suspiró fue ella, pero logré que se siente en la cama y trate de despegar sus ojos rascándolos un poco.
—Me dijiste que hoy te quedabas conmigo, papá. —se quejó aguda, comenzando a hacer berrinche.
—Vamos a estar un montón de tiempo juntos, mami, solamente me voy una horita a ensayar y vuelvo. —expliqué, convencido. Me encargué de dejar un fugaz beso en su mejilla y la ayudé a levantarse de la cama tomándola de las manos.
—¿No me mentís? —indagó, desconfiada. Su típica frase cada vez que le digo algún plan que se ve demasiado bueno.
Diariamente me pregunto quien carajos le enseñó a desconfiar tanto de su propio padre.
—Nunca te miento, hija. —suspiré, dándole la espalda en el lugar a la par que palmeaba mis hombros. Ella enseguida entendió mi señal, y no tardó en treparse a mi espalda cual koala para serle un lindo mulo que la lleve a la mesa sin esfuerzo.
![](https://img.wattpad.com/cover/364861280-288-k819223.jpg)
ESTÁS LEYENDO
cobarde; trueno.
Fiksi PenggemarC| "La cobarde fuiste vos por dejarnos solos cuando más te necesitábamos". Donde Mateo tiene que afrontar una nueva etapa de su vida, que lo cambiaría todo por completo. En consecuencia, la mujer a quien más necesita, le soltó la mano en el proceso...