Capítulo 12 (T.2): Cartas

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El nuevo año en la academia había comenzando y cómo siempre, Keigo esperaba a Touya en la entrada junto a recepción. Siempre podía diferenciarlo por su destacado cabello rojo o blanco, ya que casi nadie tenía esos colores, Pero en este caso no lo encontró. Tampoco se le acercó en caso de que no lo haya visto. Media hora después, todos ya habían llegado y algunos se estaban instalando en las habitaciones, pero keigo seguía en recepción a espera de que su amigo llegara.

La recepcionista de ese turno, sabiendo que el pequeño rubio esperaba a Touya, optó por ver los registros descubriendo que Touya Todoroki no estaba en la lista de registrados.

La recepcionista miró de reojo a Keigo. Este estaba sentado en el suelo por la gran espera, mirando hacía las puertas de cristal abrazando a su Endeavor de peluche.

La chica no pudo dejarlo así. Salió de la mesa de recepción, se acercó a Keigo y habló:

―Hawks, lamento decirte esto, pero Touya no va a venir.

―¡No es cierto! ¡Si vendrá!― se quejó.

―Hawks, ya revisé la lista de los registrados. Él no estaba ahí.

―P-pero...― trata de hablar, pero sus sollozos no se lo permitían.

―Hey, no te desanimes, seguramente te mandará alguna carta y te explicará todo. Después de todo, ustedes siempre fueron muy unidos.― la recepcionista vuelve a su escritorio y busca entre todas las cartas una con el nombre de Hakws. Segundos después, la encontró. Se levantó del escritorio rápidamente y volvió con el rubio ―¿Lo vez? Aquí tienes una carta. Seguro será de Touya.

Keigo dejó de sollozar para ver la carta. La agarra con la mano temblorosa y lee detrás de esta su nombre en la casilla del destinatario y el nombre de Touya en la casilla del remitente. Se secó las lágrimas y analizó la carta con curiosidad. Era la primera vez que recibía una carta.

―Ven, te acompañaré a tu habitación para que puedas leer la carta muy cómodo.― La secretaria agarra la pequeña manito del rubio y abandona su puesto de trabajo para llevar al niño a su dormitorio.

Una vez acomodado en su cama, procede a abrir el sobre blanco con los datos necesarios para enviar la carta. Descubre un papel totalmente diferente al aburrido papel del sobre.

Este era de temática Otoñal, tenía los bordes marrón claros decorados por dibujitos de osos y hongos rojos. En el papel había un texto que contenía la perfecta letra de su amigo. Su letra era un asco a comparación a la de él.

Keigo se entristeció al estar claro que ya no se volverían a ver, pero al menos seguirían estando en contacto mediante las cartas

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Keigo se entristeció al estar claro que ya no se volverían a ver, pero al menos seguirían estando en contacto mediante las cartas.

Unos meses habían pasado desde ese entonces. Mucho había cambiado para el pequeño Keigo. Hasta ahora, no se había dado cuenta de lo importante que era Touya para él.

En primer lugar, se había quedado solo en su dormitorio. En segundo lugar, tuya siempre le ayudaba a entrenar y también en sus tareas de la escuela normal. Ahora que no está, se ha atrasado mucho y los altos mandos le pusieron más presión y más tiempo de entrenamiento con pruebas de alto nivel.

No quería preocupar a su amigo, así que nunca le dijo sobre él lo pesado que se había puesto su entrenamiento. Al menos tenía sus cartas como consuelo y las fotos imprimidas de ellos dos, que se habían tomado a lo largo de esos cuatro años de amistad en los que estuvieron juntos.

Los aretes y guantes negros que Toya le dio le recordaba la promesa de convertirse en héroe. Y aunque estaba solo, estaba dispuesto a cumplir su promesa. Además de que todo iba relativamente bien. Solo hablaban mediante cartas, pero ese era mejor que no saber nada del otro.

Estuvieron mandándose cartas el uno al otro constantemente que ni se dieron cuenta que ya habían pasado tres años. Tres años que pese a la falta de presencia, seguían siendo los mismos amigos que fueron siempre desde que se conocieron.

Un día, queigo no recibió la carta que le correspondía ese día. Pero lo ignoró pensando que tal vez los carteros tuvieron algún problema técnico o Touya estuvo muy ocupado el día anterior y no le dio tiempo de escribir la carta. Pero su desilusión fue creciendo día tras día al no tener noticias sobre su amigo.

Estaba preocupado y angustiado. No sabía que le podía haber pasado a su mejor amigo.

―¿Será que ya no me quiere hablar? ¿Ya no me quiere como amigo? ¿Encontró a alguien más en su escuela? ¿Se olvidó de mí? ¿Está enojado por algo que escribí?― esas y muchas más preguntas se hacía Keigo en su cabeza. Tenía miedo de perderle. No dejaba de mandarle cartas disculpándose por cualquier cosa que tal vez él habría escrito por equivocación o preguntándole porque ya no le escribía.

Al no tener respuestas de sus cartas, él dejó de escribir. Lloró por una semana entera semana en la cual los profesores lo dejaron descansar debido a su condición.

Pero justo el domingo de esa misma semana le llegó una carta con la misma dirección. Ese día, recibió la peor noticia de su vida. Una noticia que le cambiaría toda la vida. Una noticia que lo cambiaría por completo.

―Tou...― Llora a mares en la esquina de su cama.― ¿Por que lo hiciste? ― sigue preguntando al aire en un océano de lágrimas sin consuelo alguno. ―¡Me mentiste! ― la carta ya hecha trizas que keigo leyó estaba en el suelo. ―¡TE ODIO!― Keigo en ese momento sentía mil emociones a la vez. No era consciente de lo que decía en ese momento. Ni siquiera el peluche de Endeavor podía tranquilizarlo. Este sin embargo, estaba tirado en la otra esquina opuesta de la habitación. Queigo lo había lanzado para calmar el estrés, pero que desafortunadamente no había funcionado.

Día domingo, a las seis y veintiuno de la tarde. Un niño de trece años destrozado por la información que había en una carta que estaba a nombre de touya.

rehabilitación de Villanos (AU) // dabi es estudiante de la UA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora