Ducha

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Habla Joana

Aquella semana fui dos veces más al gimnasio. La verdad que tenía muchísimas agujetas, hacía tiempo que no practicaba deporte y mi cuerpo no estaba acostumbrado a aquella actividad, así que quería ir poco a poco y sin forzar mucho.

Todos los días que fui me encontré con aquella chica rubia del primer día. Intercambiábamos miradas pero nada más. A veces, cuando estaba entrenando ella y coincidía con un descanso de serie mío, me quedaba mirándola, cómo se marcaban sus músculos cuando levantaba peso, cómo caían las gotas de sudor por su rostro.

El lunes siguiente volví al gimnasio. Volví a ver a aquella chica. La saludé con la cabeza y una sonrisa, me contestó con una sonrisa, esta vez no era forzada, era sincera, y creedme que aquella pequeña sonrisa fue muy bonita. Tenía los ojos azules, preciosos, pero en ellos veía algo de tristeza.
Aquel día hice cardio, bastante, y luego intenté hacer bíceps. Cogí las mancuernas que había libres y comencé a levantarlas. Al cabo de un rato escuché su voz.

- te vas a hacer daño en la espalda así

Me giré y la vi, con una sonrisa muy amable.

- vuelve a hacerlo

Volví a elevar las mancuernas. Se acercó a mí y con sus manos corrigió la postura de mi espalda.

- así, ves? Si te es más fácil apoya la espalda en un banco o en la pared, pero es importante que la tengas recta ☺️

Le sonreí.

J- gracias ☺️ es que hace tanto que no entreno... estoy oxidada 😅
- no pasa nada, lo importante es ponerse y ser constante
J- sí.. esa es mi intención

Se hizo un silencio.

C- me llamo Cristina por cierto :)

Sonreí de nuevo.

J- yo Joana :)

Se volvió a hacer un silencio.

C- bueno, te dejo entrenar! Cualquier cosa estoy por aquí ☺️
J- gracias ☺️

Seguí con mi ejercicio y ella se marchó a una máquina para hacer pectoral. Cuando acabé de entrenar justo me llamó mi madre al móvil. Estuve hablando con ella unos 15 minutos. Después fui al vestuario para ducharme. Me desnudé y cogí la toalla. Fui para la zona de las duchas. Cuando entré vi a Cristina de espaldas, duchándose. La reconocí aunque no le vi la cara. Se estaba aclarando el jabón del pelo. No pude evitar fijarme en sus glúteos. Se giró mientras se duchaba, confirmé que era ella viéndole la cara. Ella no me vio. Me puse en una ducha alejada de la suya y procedí a ducharme yo, pero no podía parar de pensar en su culo, sonará fatal, lo sé, pero es que aquella chica era preciosa. Miré de reojo. Vi su torso desnudo. Estaba un poco delgada, pero musculada, se veía que estaba en forma y se machacaba en el gimnasio. Me quedé embobada mirando cómo se quitaba el jabón del cuerpo. Cogió su toalla y se enrolló en ella. Miré al suelo y me puse roja como un tomate. Seguí duchándome evitando el contacto visual con ella.

Reflejos en el espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora