Coche

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Habla Joana

Cris estaba extremadamente guapísima, bueno, porque lo era, pero de verdad que estaba espectacular con aquel vestido. Tomamos unas copas. Cris se puso a bailar entre la multitud. Tenía muchas miradas de chicos clavadas en ella, miraban cómo se movía, alguno se acercó y se puso a bailar con ella. No os diré que no me molestó aquello, pero intenté no fijarme más. Fui a picar algo, cogí unas patatas y un trozo de pizza. Me puse a hablar con otra gente y desconecté de Cris, aunque bebí bastante. Al cabo de bastante rato la volví a buscar entre la multitud, no la veía, me pareció extraño. Se habría ido? No me había dicho nada...
Entonces la vi salir del baño con un chico, se reían con complicidad mientras él se iba abrochando de nuevo la camisa.

J-...

Me fui fuera a tomar el aire. Hacía bastante frío. Entonces salió una chica a fumar.

- fumas?
J-..no gracias
- hace frío para estar aquí... no? Yo solo salgo por el tabaco.. jj
J- necesitaba tomar el aire

Se giró con actitud más cariñosa hacia mí.

- algo me dice... que no te ha sentado bien algo que has visto o que has oído dentro...

La miré, tenía los ojos marrones pero de un color avellana, intensos, me transmitió algo raro en el estómago que no me desagradó. Tenía los labios pintados de un rojo muy oscuro, tirando a granate.

- te llamas...?
J- Joana
V- Valeria, encantada jj

Me sonrió de una manera que me pareció muy sexy. Tuve un impulso y no me controlé. La cogí de la cintura y la besé. Después me separé despacio.

J-..perdona.. he bebido demasia..(me cortó con un beso)

Nos empezamos a enrollar. Se me fue el frío de golpe, más bien me entró calor.

V-..vamos al baño..?
J-..no, al baño no...
V-..tengo el coche aquí cerca... quieres ir a mi casa?

Asentí mirándole la boca.

Fuimos para su coche, me sentía entre mareada y excitada. Cuando nos subimos no le di tiempo a irnos para su casa. Comencé a besarla otra vez intensamente. Me metió mano sonriendo.

V- me estás poniendo mucho...
J-..no vamos a ir a tu casa

Me sonrió pícaramente. Nos fuimos a los asientos de atrás. Tenía los cristales tintaros de esa parte del coche, así que al menos era más difícil que nos vieran.
Ambas nos empezamos a meter mano, a comernos el cuello, con mucha intensidad, no podíamos parar...

Reflejos en el espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora