La sala de estar del 221B Baker Street estaba inusualmente silenciosa. Sherlock permanecía sentado en su sillón favorito, observando con algo de arrogancia la reacción de su hermano mayor. A su lado, John trataba de contener la tensión que se respiraba en el aire. Mycroft estaba de pie, justo al centro de la habitación, con una postura impecable y el rostro lleno de una exasperación controlada.
—Otra vez, Sherlock —dijo Mycroft, dejando que sus palabras cayeran como una sentencia pesada—. ¿Sabes cuántos favores tuve que llamar esta vez? ¿Cuántas puertas tuviste que cerrar para volver a ponerte en la mira del Ministro de Defensa?
Sherlock esbozó una pequeña sonrisa burlona, como si el asunto le resultara enteramente trivial.
—De nada, querido hermano —respondió con ese tono sarcástico que lo caracterizaba—. Resolver el caso del robo de los documentos secretos debió ahorrarte tiempo en vez de generarte problemas.
John, tratando de suavizar el ambiente, intervino: —Mycroft, no fue tan grave. Sherlock lo tenía todo bajo control… más o menos.
Mycroft entrecerró los ojos, dirigiendo una mirada crítica tanto a su hermano como a John. —Oh, claro. Control. Como dejar que el Ministro te demandara y llevara el asunto a una corte internacional. Muy controlado, Sherlock.
Mientras continuaba el tira y afloja entre los hermanos Holmes, la puerta se abrió con un golpe suave y Greg Lestrade entró a la habitación, con el rostro iluminado por una mezcla de satisfacción y un leve nerviosismo. En sus manos sostenía un archivo, probablemente una nueva pista, aunque su presencia tenía otro propósito en la mente de Mycroft.
—Aquí está —dijo Greg, colocando el archivo sobre la mesa de centro. Mycroft le lanzó una breve mirada, que para Greg era suficiente para percibir la fuerza y el control del hombre.
—Detective Inspector Lestrade, tan puntual como siempre —Mycroft comentó, en ese tono formal pero ligeramente afilado.
Greg asintió con una sonrisa algo tensa. Se sentía un poco fuera de lugar, pero la presencia imponente de Mycroft lo mantenía en alerta. Sherlock levantó una ceja, adivinando las dinámicas sutiles entre los dos, pero antes de poder decir algo, Mycroft retomó el control de la situación.
—Supongo que este archivo tiene algo más útil que las deducciones impulsivas de mi hermano —dijo Mycroft, dirigiéndose a Greg con una media sonrisa que apenas dejaba entrever un atisbo de interés.
Greg le devolvió una mirada rápida, consciente de que había algo más en la forma en que Mycroft lo observaba, aunque no era el momento ni el lugar para indagar en ello. Sin embargo, en su interior, algo se encendió de manera silenciosa pero constante.
—Es una pista sobre el contacto del Ministro —dijo Greg, tratando de concentrarse en su trabajo—. Parece que estaba buscando encubrir más de lo que dejó ver.
—Interesante —respondió Sherlock, tomando el archivo con desdén—. Aunque no tan relevante como el hecho de que claramente estaba ocultando una operación militar más grande.
Mientras Sherlock y John discutían el archivo, Mycroft se acercó discretamente a Greg. Había algo en su manera de moverse que era sutil pero firme. No lo dijo en voz alta, pero Greg podía sentir la tensión controlada en el aire.
—Inspector —dijo Mycroft en voz baja, casi como una confidencia—, me pregunto cuánto tiempo piensas permitir que Sherlock continúe metiéndose en problemas de este calibre.
Greg lo miró a los ojos, sintiendo una mezcla de fascinación y respeto hacia el hombre que tenía frente a él. —Es Sherlock —respondió Greg con una sonrisa ligera—. Dudo que alguien pueda detenerlo, ni siquiera usted.
Un pequeño destello de admiración cruzó los ojos de Mycroft, pero fue lo suficientemente rápido como para pasar desapercibido. Sin embargo, algo en Greg lo notó. Se dio cuenta de que la manera en que Mycroft lo observaba, con esa calma calculada y elegancia fría, tenía una profundidad que no había percibido antes.
Y sin que ninguno de los dos lo dijera, una chispa se encendió en ese momento.
El asunto seguía siendo puramente profesional, pero había algo más debajo de la superficie, algo que ambos parecían comenzar a notar...
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Deshielando Al Hombre de Hielo
FanfictionMycroft Holmes, siempre tan frío, calculador y reservado, no ha dejado que las emociones lo dominen en toda su vida. Para el poderoso hermano mayor de Sherlock, los sentimientos son una debilidad que no puede permitirse. Sin embargo, cuando Greg Les...