☆Capítulo#3☆

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ARTHUR:

La famosa bailarina Alice Smith y el reconocido actor Frederic Dubois comprometidos.

Boda celestial en la hermosa París.

La boda de la bailarina Alice Smith y el actor Frederic Dubois es cancelada.

Accidente automovilístico amenaza la vida de Frederic Dubois.

Frederic Dubois. ¿Vive o muere?.

Fallecimiento del actor estrella Frederic Dubois.

Funeral del actor Frederic Dubois. ¿La reina no llora?.

Alice Smith se niega a dar la cara.

Alice Smith. Escándalo en el hotel...

Alice Smith y su descenso en el estrellato.

Alice Smith. Intento de suicidio.

Leo las noticias más relevantes de la última semana, y los nombres Alice Smith y Frederic Dubois son los más mencionados.

Por no decir los únicos.

Agarro la taza de café de encima de la mesa de centro, mientras, me atiborro de las aburridas "noticias".

No entiendo cómo la vida de dos "estrellas" es más importante que el reciente incendio en las fábricas en las afueras de la ciudad, en donde muchas personas perdieron la vida.

Me pongo en pie, me estiro y lanzo el periódico a un rincón de la habitación, para luego dirigirme al cuarto de baño y tomar una ducha fría.

Al terminar, rebusco en el armario un conjunto deportivo, calzo mis zapatillas para correr y salgo de mi departamento, listo para mí rutina matutina del fin de semana.

Troto por las amplias y desoladas calles que circundan la residencia donde vivo con los auriculares puestos, para así, centrarme en mí, escuchando Blood in the Water de Grandson.

Llega el momento en el cual, mi respiración se encuentra tan agitada que mi pecho duele.

Me detengo, con el objetivo de tomar un respiro, secando el sudor en mi rostro y bebiendo un poco de agua.

Tomo asiento en una banca cercana debajo de un árbol seco, me acomodo y cierro los ojos, recibiendo gustoso la brisa fresca de otoño.

Pasados unos minutos escucho los sollozos de alguien, por lo cual, abro los ojos, encontrándome con una chica de espaldas, a unos metros de mí.

Una espesa melena rubia revolotea con el aire, entretanto el cuerpo de su dueña se estremece y unos leves quejidos doloridos se adueñan de la atmósfera.

Ella se voltea, y al notar mi presencia, seca la humedad en su rostro rápidamente, aunque sus ojos enrojecidos la delatan.

Estuvo llorando.

—Perdón, no quise molestarle, solo... no importa—. Alza su brazo derecho para colocarse un mechón de cabello detrás de la oreja, dejando expuesta su muñeca, en la cual descansan cicatrices que parecen ser recientes—.

Frunzo el ceño, pues reconozco esas heridas, y al determinar el rostro de la joven, me encuentro con un par de iris marrones con ausencia de brillo en demasía.

Es la misma chica de hace una semana, pero algo en ella cambió.

Intento articular palabra, sin embargo, percibo que la rubia no se encuentra por ninguna parte, y al girarme, veo en la distancia, la silueta de su delgado cuerpo.

Por otro Amor (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora