decisiones difíciles

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Yaku despertó con una sensación extraña. Su cuerpo estaba más pesado de lo habitual, como si el sueño no hubiese sido suficiente para liberarlo del cansancio acumulado. A su lado, el celular vibró suavemente en la mesita de noche. Recordó el mensaje de Gmail que había llegado hace unos días, ese que no se había atrevido a responder aún. Lo había leído tantas veces que casi podía recitarlo de memoria.

"Estimado Sr. Yaku Morisuke:
Nos gustaría felicitarlo por su excelente desempeño en el campeonato nacional de voleibol. Nos complace informarle que ha sido invitado a unirse a nuestro equipo extranjero en Rusia. Tienes un mes para confirmar tu participación..."

La oferta lo emocionaba, claro, pero también lo llenaba de ansiedad. Sabía que si aceptaba, todo cambiaría. Su vida, su relación con Lev... ¿cómo sobreviviría todo eso a una separación tan larga? Era una oportunidad que no podía rechazar, pero la incertidumbre lo estaba desgastando.

Yaku se levantó de la cama con lentitud, sentía el peso del día, aunque apenas comenzaba. Miró su celular de nuevo, la pantalla le recordaba la cuenta regresiva de días que le quedaban para tomar una decisión. Sabía que no podía aplazarlo más, tenía que enfrentar esta situación.

Decidió que la mejor forma de despejarse y pensar era ir a ver a Lev. Siempre encontraba paz al estar con él, pero esta vez no sabía cómo abordar el tema. El simple hecho de imaginarse diciéndole que tendría que irse lo llenaba de dudas.

Tomó su abrigo y salió rumbo a la casa de Lev. Caminaba despacio, como si cada paso estuviera lleno de la incertidumbre que cargaba. Las calles de Tokio estaban ocupadas como siempre, pero Yaku apenas notaba el bullicio. Su mente estaba en otro lado, repasando una y otra vez las posibles formas de decirle a Lev lo que estaba sucediendo.

Cuando llegó a la enorme mansión, siempre imponente, Yaku tomó un momento antes de tocar la puerta. Lev lo recibió con una gran sonrisa, su energía habitual era contagiosa.

—¡Yaku! ¿Qué sorpresa verte tan temprano? —dijo Lev con entusiasmo mientras lo abrazaba—. ¿Todo está bien?

—Sí... todo bien —respondió Yaku, intentando que su tono sonara convincente. Sabía que Lev lo conocía lo suficiente como para notar cuando algo lo molestaba, pero no estaba listo para la conversación aún—. Solo quería verte.

Lev lo miró, un poco extrañado, pero lo dejó pasar sin más preguntas. Se acomodaron en el sofá, y mientras conversaban sobre cosas triviales, Yaku no podía evitar sentir cómo la ansiedad iba creciendo en su pecho. La mansión de Lev, con su lujo deslumbrante, siempre le recordaba lo diferente que eran sus mundos. Aún así, Lev siempre se había mostrado genuino y cariñoso, y Yaku lo valoraba más que nada.

Pasaron una hora hablando de cualquier cosa. Lev le contaba de los planes que tenía para su próximo entrenamiento y de algunas locuras que había hecho con sus compañeros de equipo. Yaku reía, aunque su mente estaba en otro lugar, pensando en cómo iba a abordar el tema que lo tenía preocupado.

Finalmente, el silencio se instaló entre ellos. Lev lo notó, frunciendo el ceño, como si pudiera leer la inquietud en la mirada de Yaku.

—Oye... ¿te pasa algo? —preguntó Lev, su voz suave y preocupada—. Te noto raro, no eres tú hoy.

Yaku sintió su corazón latir más rápido. Había llegado el momento. No podía seguir posponiéndolo. Respiró hondo, sintiendo cómo el aire frío le quemaba los pulmones.

—Hay algo que necesito contarte... —dijo finalmente, con la voz apenas saliendo de sus labios—. Es importante.

Lev lo miró en silencio, dándole espacio para que pudiera hablar. Ese silencio de espera solo aumentaba la presión sobre Yaku, pero sabía que no había vuelta atrás. Era mejor que lo supiera ahora, antes de que todo se complicara más.

—Hace unos días, recibí un mensaje. Fui invitado a jugar en un equipo extranjero... en Rusia. Me ofrecieron una posición debido a mi desempeño en el campeonato nacional —dijo Yaku, con la vista fija en sus manos, sin atreverse a mirar a Lev a los ojos—. Me dieron un mes para decidir.

Lev se quedó en silencio por unos segundos. Yaku podía sentir la tensión en el aire. Finalmente, Lev habló.

—¿Y... qué decidiste? —preguntó Lev, su tono suave, aunque Yaku podía notar la tristeza escondida en sus palabras.

Yaku tragó saliva, su garganta se sentía seca.

—Acepté —dijo, con voz temblorosa.

Hubo otro silencio, pero esta vez fue más pesado, más denso. Yaku no se atrevió a levantar la vista, temía ver la expresión de Lev, pero podía sentir el dolor en el aire. Después de unos segundos que se sintieron eternos, Lev suspiró profundamente.

—No quiero separarme de ti, Yaku —dijo Lev, con la voz rota—. Pero... si esto te hace feliz, entonces no tengo derecho a detenerte.

Yaku levantó la vista y vio las lágrimas correr por el rostro de Lev. Su corazón se rompió en mil pedazos. Sabía lo mucho que Lev lo amaba, y sabía lo difícil que esto sería para ambos. Aún así, tomó la mano de Lev entre las suyas, buscando algún consuelo.

—Yo tampoco quiero separarme de ti, Lev. Pero esta es una oportunidad que no puedo dejar pasar —dijo Yaku, sintiendo el peso de sus propias palabras—. Quiero que sigamos juntos, aunque estemos lejos. Pero, si es demasiado para ti, lo entenderé.

Lev lo miró a los ojos, su rostro era una mezcla de tristeza y determinación.

—No quiero que esto nos separe. Quiero intentarlo, Yaku. Pero no sé cómo vamos a hacerlo. Estaremos a miles de kilómetros...

—Lo haremos funcionar —dijo Yaku, su voz ahora más firme—. Porque quiero estar contigo, sin importar la distancia.

Ambos se abrazaron, dejando que el silencio hablara por ellos. Sabían que el camino que tenían por delante sería difícil, lleno de retos y sacrificios, pero en ese momento, con sus brazos entrelazados, estaban dispuestos a enfrentarlo juntos.

Yaku cerró los ojos, sabiendo que este era solo el comienzo de un largo viaje, pero con la certeza de que, de alguna manera, lo superarían. Juntos.

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TENIA ESTE CAP EN BORRADORES Y NUNCA LO SUBI

unidos hasta la muerte [Levyaku-omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora