nuestro desenlace

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Yaku despertó muy temprano esa mañana, su mente dando vueltas sobre lo que había estado pensando últimamente. La posibilidad de irse a otro país seguía siendo una carga que llevaba en silencio, algo que no podía compartir aún con Lev. Mientras veía el sol apenas asomarse por la ventana de su habitación, suspiró profundamente, deseando que las cosas pudieran ser más simples. Pero sabía que no lo serían. Esa noche, lo hablarían, o al menos intentaría encontrar el momento adecuado. Hoy sería especial, diferente.

Se levantó de la cama, intentando despejar esos pensamientos mientras preparaba todo para el día. Sabía que Lev y él habían planeado una salida a la playa, como solían hacerlo cuando querían desconectar del mundo. Un escape, pero esta vez, todo tenía un trasfondo más significativo.

Ya en la tarde, cuando ambos se encontraron, Lev estaba, como siempre, con esa energía brillante que lo caracterizaba. Sonriendo desde el primer momento, haciendo comentarios despreocupados que lograban arrancar una pequeña risa a Yaku, aunque sus pensamientos estuvieran en otro lugar.

Caminaron juntos hacia la playa, el sonido de las olas rompiendo suavemente en la distancia les dio una sensación de calma. Yaku llevaba consigo una manta y una pequeña bolsa con algo de comida, que se balanceaba mientras caminaban. Lev no pudo evitar sentirse nostálgico al observarlo.

Cuando llegaron al lugar donde solían sentarse, la brisa marina acariciaba sus rostros, y el cielo se teñía de un suave naranja, preludio del ocaso.

Yaku dejó caer la manta en la arena, mirando a su alrededor con una sonrisa en los labios.

—Acá fue donde por primera vez te gané en algo —dijo Lev de repente, con una chispa de picardía en su tono.

Yaku, que estaba observando el mar, frunció el ceño ligeramente, girando hacia él con curiosidad.

—¿Ganarme? —Yaku entrecerró los ojos, con una sonrisa juguetona en su rostro—. No recuerdo que me hayas ganado nunca, Lev.

—Oh, sí lo hice. —Lev se inclinó un poco hacia él, sus ojos verdes brillando con diversión—. Fui el primero en confesarte mis sentimientos. Te gané en eso, ¿no?

Yaku dejó escapar una risa suave, sacudiendo la cabeza.

—Sí, fuiste el primero en decirlo —admitió Yaku—, pero yo fui el que hizo que esto se convirtiera en algo hermoso. —Su voz era firme, pero tierna al mismo tiempo—. La confesión fue solo el inicio.

Lev lo miró con una expresión divertida, pero con un toque de sinceridad en su mirada.

—Te gané, de todas formas. Si yo no hubiera dicho nada, no estaríamos aquí, ¿no crees?

Yaku rodó los ojos, una pequeña sonrisa cruzando sus labios.

—Tal vez, pero yo te amo más. —Le lanzó una mirada desafiante.

—No, yo te amo más —respondió Lev inmediatamente, acercándose un poco más.

Ambos comenzaron a bromear y a competir, como siempre lo hacían, sobre quién amaba más al otro. Las risas comenzaron a llenar el aire, y por un momento, todo parecía perfecto. Como si nada pudiera interrumpir esa burbuja en la que se encontraban.

Con el cielo oscureciendo poco a poco, Yaku miró hacia las estrellas que comenzaban a aparecer tímidamente en el cielo.

—Te traje aquí para cenar, para disfrutar de la noche, para estar juntos —dijo Yaku, su voz más suave ahora—. Quiero que sea una noche especial.

Lev lo miró con una sonrisa juguetona.

—¿Y dónde está la comida? —preguntó, arqueando una ceja.

unidos hasta la muerte [Levyaku-omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora