C A P I T U L O - O C H O

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Jimin

Jimin sonrió hacia su hermana al acercarse. Ella servía un par de cafés a unas personas, Jess siempre había mantenido una brillante sonrisa amable al atender a sus clientes. Estos se alejaron a una mesa cercana y Jimin aprovechó de recargar su peso en el mostrador.

- ¿Un día agitado?- le preguntó. Jess traía el cabello en una coleta alta, un cintillo color crema y aretes, su vestido del día consistía en uno apretado de la cintura hacia arriba, y la parte de abajo con flecos dorados que le hacían ver elegante.

- He tenido mejores- ella le toma del hombro y a través del mostrador se inclina y besa la mejilla de su hermano. Jimin sonríe encantado, le gustaba cuando Jess no tenía problemas en regalarle besos y abrazos, por más que tenga manchas de latte en el delantal.- ¿Que te trae por acá tan temprano? ¿Y tus clases?

- el profesor canceló a última hora, y mi horario en el trabajo comienza más tarde.

- No puedo creer que ese abogado te haya ofrecido trabajo - Jess le dice con suspicacia, dándole una mirada que sugería muchas cosas más de lo que decía. Jimin se encogió de hombros. - ¿Es guapo?

Jess se sienta delante de él y se asegura de tomar ambas manos de Jimin para que no se le ocurra salir corriendo.

Por cosas como esas es que el cabello platino evitaba ir al local de Jess, porque su hermana buscaba cualquier evento para tocar el tema de los chicos. Desde que Jimin salió del clóset, Jess ha sido la fan número uno en conseguirle novio.

- Es mayor que nosotros, Jess.

- No pregunté eso, Jimnie - ella levanta las cejas sonriendo, emocionada por escucharlo.

Aunque alguien como Jeon Jungkook no era su tipo, ni en un millón de años. Jess conocía bien a los Jeon, sabía que eran fríos y calculadores, así que estaba tranquila por Jimin, porque ella sabía que un Jeon nunca miraría a alguien que consideren inferior.

Leonardo le dijo hace un tiempo que los Jeon no sentían amor. Por supuesto, eso era tan exagerado que Jess se rió del chiste.

Su expresión cambió poco a poco al ver el leve sonrojo de Jimin, como si el chico estuviera pensando realmente en lo guapo que podía ser Jeon Jungkook.

- ¿Te gusta?- le preguntó, y un miedo irracional invadió su sistema, y Jess pudo controlarlo de no hacerlo notar. - ¡Es mayor!

- ¿Que son once años?

- ¡Jimin!

- ¡Es broma!- Jimin se rió al ver la mirada de Jess y su hermana rodó los ojos.

- No eres divertido, enano.

- No te metas con mi altura, bruja.

- ¡Oye!

- ¡Tu comenzaste!

Jess estiró la mano y golpeó su frente, haciendo que Jimin se carcajee más fuerte, llamando momentáneamente la atención de los pocos clientes.

Los clientes habituales de la cafetería sabían la relación tan unida de los hermanos Park. Siempre iban bromeando, riendo, haciéndose bromas.

La última semana, desde el funeral de su mamá, ese humor había regresado lentamente, con cautela. A Jimin le ponía nostálgico, de repente su sonrisa se borraba y el dolorcito en el pecho le hacía convertir su risa en lágrimas.

Jess lo miró, como si ambos lo sintieran, pero ninguno de los dos lloró. Ella le tomó de la mano y Jimin se inclinó hacia su toque, soltando un suspiro profundo. Su mirada fue a la pared detrás de Jess, donde la foto de la familia se exhibe. Es una foto antigua , cuando Jimin era pequeño y Jess estaba en los dieciséis o diecisiete años.

LAS REGLAS DE LA MAFIA ¹ | KOOKMIN | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora