JungkookNunca se imaginó cocinar para alguno de sus amantes. En sus veintiocho años de vida, jamás pensó que estaría en la cocina lavando trastes después de una deliciosa cena con su persona amada.
Antes de Jimin su vida sentimental había sido nula. Encuentros sexuales que no duraban más allá de un par de citas, nada importante que le quitara el sueño o le diera ganas de entregar su corazón.
Con Jimin se sentía capaz de bajar todas sus defensas, mostrar su verdadera personalidad y revelar sus miedos... Y aunque su relación nació en medio de una tragedia y caos, Jungkook sentía que después de la tormenta podía tener una bonita relación con Jimin.
Había un entendimiento mutuo y eran muy compatibles en lo sexual.
A pesar que se conocían muy poco.
Lo cierto es que la relación no era más que superficial, pero Jungkook tenía planeado llevarlo muy enserio cuando todo el caos terminara.
Y primero debía comenzar por decir la verdad.
Miró a la habitación y un sentimiento doloroso se coló en su pecho. Le dolía haber mentido y más aún, que Jimin le creyera ciegamente. No lo merecía.
Pero, ¿Cómo decirle la verdad? Sabía muy bien que Jimin lo odiaría. Le hizo daño, intentó matarlo... Él era solo un niño.
Detuvo sus movimientos, secó sus manos y caminó hacia la habitación que mantenía la puerta entrecerrada.
Jimin dormía profundamente después de la agradable cena y conversación. El menor consiguió una de sus camisetas y un boxer, y se acostó así en la cama. Jungkook estuvo tentado de seguirlo pero debía mantenerse despierto para recibir a Aaron.
Apoyó su cabeza en el marco de la puerta y pensó en cómo decirle la verdad. Debía hacerlo antes de viajar a los Ángeles. Conocía muy bien a Siwon, así que ya sabía que su padre intentaría alguna jugada para doblegar al mocoso.
Cuando el timbre sonó, Jungkook alejó su mirada del cuerpo de Jimin a regañadientes. Y cerró la puerta para que Aaron no tenga oportunidad de verlo.
— Te tardaste — le dice al agente.
Aaron entra. La tensión en su cuerpo es visible. Lleva entre las manos unas carpetas que a Jungkook le causa curiosidad pero no hace el intento por preguntar o tomarlo.
— Tuve que persuadir a un Valdés para que me diga dónde vives.
— ningún Valdés sabe la ubicación de mi casa — responde Jungkook, esta vez, no puede evitar sonar irritado.
— ¿Olvidas al hacker? Ese niño es bueno.
— Dom y yo tenemos una charla pendiente — Jungkook murmura lo suficientemente alto para que Aaron escuche. — Vamos la grano.
— ¿Donde está Jimin?— Aaron se sienta en el sofá con total libertad, acomodando las carpetas en la mesita de noche.
— En mi cama, donde pertenece.
— Suenas como un niño inseguro y celoso — Aaron le responde sonriendo. Jungkook puede notar la burla oculta en sus palabras. — Quiero a Jimin.
— ¿Crees que estoy celoso?— Jungkook levanta una ceja ante las palabras del agente.— no me llegas a los talones.
— Quiero a Jimin como un hijo — repite Aaron, y su sonrisa hace irritar a Jungkook. — lo conozco desde niño. Y además, nos llevamos casi veinte años. No soy un pervertido.
— Te recuerdo que tuviste sexo con mi hermano.
— Hansen tiene veinticinco — Aaron señala con el entrecejo fruncido, ofendido. — Y no estoy aquí para hablar de eso. ¿Siempre eres así de celoso?
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LAS REGLAS DE LA MAFIA ¹ | KOOKMIN | ✓
Fanfic« Si cometes mil pecados igualmente vas al infierno, entonces por qué no cometer un millón y bajar allí como una leyenda » - Friedrich Nietzsche Sinopsis: En un país donde la justicia es sinónimo de poder, engaños y deslealtad; Jeon Jungkook, un a...