- odio -

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- Entonces, ¿Ahora vives con tu hermano?.- la fémina asintió ante la pregunta de la de cabello corto.

- Oigan chicas, ¿qué tal si vamos al centro comercial saliendo de clases?.- sugirió Hari tratando de cambiar de tema.

- Mmm, no creo poder,tendré una cita con mi amorcito.- dijo cabizbaja Sooha.

- Lo siento, Hari, mi mamá necesita ayuda en la estética.- habló apenada la de cabello largo.

- Ya veo, no se preocupen, será para la otra.- miró hacia un lado y distinguió a lo lejos una figura familiar.- Me disculpan un segundo.- dijo para después ir en aquella dirección.- ¡Seojun! Ay que sordo, ¡SEOJUN!- lo volvió a llamar tras no recibir respuesta de su parte optó por arrojarle una pequeña roca.

- ¿Pero qué? Ah, eres tú.- se giró para mirarla.

- Si, soy yo, ya tiene casi dos semanas que me quitaste mis audifonos, los quiero de vuelta.- extendió su mano esperando recibir dicho objeto.

- Ahh, hablas de estos.- los mostró, revelando que eran los que traía puestos, ¿por eso no la escuchaba? Que bruto.- Si los alcanzas, puedes quedartelos.- levantó su mano.

- Ayy, eres demasiado irritante.- trató de obtener su pertenencia, pero la diferencia de altura era bastante, siendo imposible recuperarlos.- Te detesto tanto.- se cruzó de brazos.

- Es envidia.-

- ¿Ah si? ¿De qué?.- lo miró retante.

- De mi altura, por supuesto.- sonrió burlón.

Hari ya odiaba dos cosas de él, esa estupida sonrisa arrogante, y que fuera más alto que ella.

En el plazo de esas dos semanas, Han Seojun se había encargado de no devolverle sus audífonos, después de todo no había comprado su bebida, ese era el trato sin firma que el malote había hecho de un segundo a otro de conocerla.

- Ya, no te enojes, te saldrán arrugas y te verás fea.- acarició su cabello mientras reía.

- No hagas eso, me vas a pegar los piojos.- rodó los ojos.

- ¿Cuáles piojos? Si tú eres la que no se baña.-

- ¡Claro que me bañó!- exclamó.

- No es cierto.- empezó a hacer ademanes con sus manos mientras la fémina explicaba en orden lo buena que era su higiene.

El descanso había terminado, y la paciencia y humor de Hari era pésimo, no alcanzó a comer en el almuerzo y sentía que se desmayaria, okey era un poco de su exageración, pero tenía mucha hambre, y en las dos semanas que su salón llevaba conociéndola, se sabía que no debían hablarle si tenía hambre.

- ¿Te comió la lengua el ratón?.- Seojun picó la mejilla de la más baja.

Lee Hari lo volteó a ver, y el pudo haber jurado que entro a su alma y le dijo tantos secretos sanguinarios que su propio subconsciente se encargó de eliminar.

- Hari.- la llamó suavemente.- ¿Saliendo te invito algo de comer?.- la dura expresión de la chica se disolvió revelando su alegre y usual sonrisa.

Seojun ya odiaba dos cosas de ella, su sonrisa que nunca se le borraba, y cuando tenía hambre y no sonreía, daba miedo.

- Claro.- asintió frenéticamente y puso atención a la clase, ya después preguntaría qué iba a comer.

Las clases transcurrieron a su aburrido y rutinario curso, hasta que el timbre que indicaba la salida sonó, dando pasó a una, de nuevo, amargada chica que seguía con hambre.

MIRROR ★HAN SEOJUN ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora